Danilo Sánchez Lihón
1. ¡Sí,
son muchas!
Escuché
una historia que dice así: El mar había varado a lo largo de la playa
arenosa, invadida de piedras, cascajo y hierbajos, en una sucesión
interminable, a millones de estrellas de mar que se removían agonizantes
en sus últimos estertores de vida, al faltarles el agua que necesitan
para respirar ya que el mar se había retirado sin poder llegar hasta
ellas ni siquiera cubrirlas ni mucho menos mojarlas.
Eran
millones de estrellas varadas que en pocos minutos dejarían de existir
por falta de oxígeno, que lo absorben del agua y, además por la
insolación de estar varadas en la arena bajo la canícula reinante.
Un
joven conmovido al ver que se morían desde el amanecer recogía una y
otra y la arrojaba al mar, en donde al caer recobraban vida y se hundían
a guarecerse bajo las olas y en el fondo submarino donde ellas viven.
Habían
transcurrido varias horas y el joven seguía ya casi exhausto
recogiéndolas y arrojándolas al mar. Otro joven que lo estaba mirando no
pudo más y le habló del siguiente modo:
– ¡Es imposible! ¡Son muchas! –Le dijo.
– ¡Sí, son muchas! –Respondió–. ¡Ayúdame!
2. Romper
la cadena
– ¿Por qué? Porque es absurdo. Son muchas. De todas formas, casi todas morirán. ¡Son millones de millones!
– ¡Sí, son millones!
–
¿Entonces? ¿Eres insensato, o qué? ¿No ves que no podrás salvarlas?
Necesitaríamos que todos los hombres de la tierra se junten y arrojen
cada uno una estrella al mar. ¡En ese caso se salvarían todas!
– ¡Qué bella utopía acabas de decir! ¡Si cada uno siquiera salváramos a una sola!
– Deja ya de afanarte. En realidad, das pena. ¡Es imposible, morirán!
El
joven que las devolvía al mar, deteniéndose y mirando a la que tenía en
sus manos, y cobrando su mayor impulso para arrojarla a las aguas
espumosas del mar, le dijo:
– Pero esta no morirá. Ni esta otra tampoco.
¡Y
es que de eso se trata! De hacer algo por corregir los problemas y
cambiar las cosas, de romper por algún punto la cadena de miseria que
nos mantiene esclavizados, ojalá que podamos hacerlo por muchos puntos,
de palpar el eslabón más débil y por ahí empezar a socavarla.
3. Lo asombroso
de esta historia
Y
mucho mejor cuando el proyecto para acabar con la pobreza y la pena
está ligado a la tierra natal y al lar que nos vio nacer. Como ocurre, y
es por eso que he contado la historia que acabo de contar, con el
programa Generosidad Andina.
Que
es promovido para Santiago de Chuco por la familia Pérez,
principalmente a través de dos de sus miembros, los doctores Pablo Pérez
Benites y Santiago Calderón Pérez, ambos primos hermanos trabajando
desde hace años como médicos en los Estados Unidos de Norteamérica.
Iniciativa
privada, y es más: proyecto familiar de estos dos médicos que nacieron
en Santiago de Chuco y aquí se formaron, para después uno de ellos
estudiar medicina en la Universidad Nacional de Trujillo y el otro en la
Universidad Nacional Autónoma de México.
Ahora
bien, ¿cómo empezó este programa, que en pocos años ahora resulta
grandioso? Se inició de manera espontánea, desprevenida y sencilla.
Hasta podríamos decir que de manera precaria y hasta rústica, para
alcanzar la excelencia y la extraordinaria grandeza que ahora tiene. Y
en ello radica lo asombroso de esta historia.
4. Con esto
¡no basta!
Nos
cuenta Pablo Pérez que venía a la fiesta del mes de julio en Santiago
de Chuco, por la nostalgia que tenemos los santiaguinos de venir en
devoción a visitar nuestra casa de infancia y a manifestarle la devoción
que sentimos por nuestro Apóstol Santiago. Y mirando a su alrededor, en
su consultorio de EE. UU, decía:
¿Qué
llevo? ¡No quiero llegar con las manos vacías! ¿Qué llevo? Y juntó en
dos cajas medicamentos que allí tenía, de muestras médicas que siempre
les dejan los agentes de laboratorios. Las embaló y con ellas llegó
hasta el Hospital de Santiago de Chuco.
Entró,
buscó a quién hacer la entrega, caminó por los pasillos, se asomó a los
consultorios. Y, no. Por Dios, no podía reducirse a eso su ayuda.
¡Jamás! Al ver a los pacientes aglomerados, a las madres con sus
criaturas llagadas, a la gente de campo con sus dolencias de siglos a
cuestas, removió en el fondo su fibra de médico, que se es tal porque
les conduele del dolor de la gente. Y tuvo el anhelo profundo de allí
mismo diagnosticar sus males y finalmente curarlos, pues se dijo:
–
¡Con esto no basta, esto en realidad no es nada! Aquí se necesita poner
las manos, poner el hombro y dejar el alma. Al regresar a Estados
Unidos ya no tenía paz.
5. Operaciones
de ayuda
Pablo
Pérez de 48 años vive en Dalton en el estado de Georgia. Trabaja en su
clínica de San José. Estudió Medicina General en la Universidad Nacional
Autónoma de México, DF.
Santiago
Calderón Pérez de 53 años, reside en Tavares, en el estado de Florida,
es padre de tres niñas. Estudió medicina en la Universidad Nacional
Autónoma de Guadalajara, México y en Nueva York se especializó en
Epidemiología.
Ambos
estudiaron la Educación Primaria en su pueblo natal, Santa Cruz de
Chuca, y la Educación Secundaria en el Colegio César Vallejo de Santiago
de Chuco, ciudad a la cual aman entrañablemente y a la cual han
regresado siempre.
A
ellos se suman muchos colaboradores, especialmente Carlos Pérez,
también médico en el área de psiquiatría, quien vive y trabaja en
Dalton, Georgia, y que estudió en la Universidad Nacional de Trujillo.
Y
Mirian Lenon, Gerente de la Clínica San José en la ciudad de Dalton,
Georgia, que es quien organiza las operaciones de ayuda y las misiones,
como también las reuniones para obtener fondos y donaciones en los
Estados Unidos.
6. Inmensa
tarea
¿En
qué han consistido las misiones anuales y ahora dos veces al año, que a
partir del año 2009 han llevado a cabo? En atención médica gratuita,
provisión de medicamentos, servicio en diferentes especialidades
médicas.
Tales
como cirugía, pediatría, ginecología, oftalmología, medicina general,
cardiología, epidemiología; todo esto por el lapso aproximado de una
semana, en el mes de julio y ahora en mayo, coincidente con la
celebración del Encuentro Internacional Capulí, Vallejo y su Tierra.
Cada
misión cuenta con la participación de aproximadamente 40 médicos y
personal paramédico que se traslada desde EEUU y que realiza un trabajo
intenso y gratificante de consultas y curaciones, así como en cirugías
generales y oftalmológicas, entrenamiento al personal de salud local en
RCP básico y avanzado, y en lecturas de EKG.
Asimismo,
se hace entrega de medicamentos, material médico y quirúrgico, kits de
útiles escolares y materiales de aseo personal para los niños. Se donan
sillas de ruedas, bastones, muletas, como también computadoras. El año
2012 pudo trasladarse a Santiago de Chuco una ambulancia donada por el
condado de Winfield de Georgia con su respectivo instrumental médico.
7. Recursos
de salud
¿Cuáles son las principales dificultades que se afrontan?
Son
muchas. Servir no solo depende de la buena intención, y con razón se
dice que de buenas intenciones está empedrado el infierno.
Hay
que seguir muchos trámites y hacer las cosas de tal modo que después no
causen problemas, que no generen conflictos ni produzcan amarguras.
Por
ejemplo, los médicos que trabajan en el exterior para ejercer la
medicina en el Perú tienen que tener permisos y licencias y seguir
trámites.
Felizmente
se supo de una organización ya estaba constituida y brindaba servicios
médicos desde Estados Unidos hacia el Perú. Generosidad Andina contactó
con ellos y se inscribió como miembro de esa organización para hacer más
fáciles los trámites, especialmente las licencias y eficaces los
servicios que se propone cumplir.
Se
cuenta entonces con el aval de la organización PAMS, Peruvian American
Medical Society, creada en 1973 para obtención y transferencia de
recursos de salud a poblaciones marginales del Perú.
8. Desayunos
gratuitos
También,
por ejemplo, –comenta el Dr. Santiago Calderón Pérez– vimos la
necesidad de que el Hospital de Santiago de Chuco contara con una
ambulancia para trasladar enfermos graves a Trujillo y para cumplir en
realizar misiones médicas a la zona rural.
En
una realidad tan extensa y esparcida, como es Santiago de Chuco, este
servicio debiera ser muy funcional, para atender situaciones de
emergencia, de manera que se pueda estar presentes en el más corto plazo
en el lugar de los hechos.
Poder
hacer llegar esa unidad de transporte ha costado muchísimo en tiempo,
trámites y dinero. Felizmente el año pasado ya se pudo hacer llegar esa
ambulancia y ahora está prestando un ejemplar servicio médico a la
comunidad.
Asimismo,
comprobamos que en la escuela donde estudió César Vallejo 22 niños
asistían a clases sin tomar desayuno, por la pobreza extrema que padecen
las familias. Ahora se tiene para esos niños un programa por el cual
durante todo el año se les provee de desayunos gratuitos. Y esto en el
futuro se va a incrementar mucho más.
9. Julio
y mayo
La
acogida de parte de la población ha sido enorme, que es lo que más
alienta en este tipo de acciones. Ahora se espera a la misión con
verdadero interés y se hacen operaciones continuas cada vez más
sofisticadas, las mismas que son totalmente gratuitas.
–
Incluso ahora un colega me decía, lleno de entusiasmo y pese a su
agotamiento, –relata el Dr. Pablo Pérez– nos decía quiero operar más,
quiero ser mucho más útil.
Operaciones
que cuestan muchísimo dinero en Estados Unidos de Norteamérica, o en
cualquier sitio aquí se hacen sin costo alguno para el paciente Y
sentimos que cada uno de quienes venimos que quisiéramos ofrecer mucho
más. Encontramos aquí un sentido humano a nuestra profesión.
– Y ¿por qué programan esta misión en el mes de julio y mayo? –Le pregunto.
–
Bueno, hay más consultas, porque hay muchas más personas que vienen
desde los caseríos aledaños, a participar en la Fiesta del Patrón
Santiago como a las actividades de Capulí, Vallejo y su Tierra, y de
paso solucionan un problema de salud.
10. Dos veces
al año
– Cuando podría pensarse que en los días de fiesta se olvidan de sus dolores, ¿no?
–
Claro, pero no ocurre así. Y se anotician. En cualquiera otra época la
capacidad de servicio que traemos es mucha para la población que se
acerca. En cambio, en época de fiesta mire, las colas interminables de
personas que buscan atenderse.
– Y, además, Santiago de Chuco muestra sus tradiciones.
–
Sí, este es un gran atractivo para el personal que viene con nosotros,
el de participar de estas dos fiestas tan singulares, como es la
Festividad del Patrón Santiago y de Capulí, Vallejo y su Tierra, en
donde hay múltiples expresiones de nuestro folclor.
Pero,
aun así, lo que más nos angustia es esta especie de eventualidad.
Porque el problema es quedarse con la angustia de que estos servicios
son esporádicos.
Que
solo se dan dos veces al año, siendo la salud un proceso permanente, y
que a veces no espera, sino que se presenta de manera sorpresiva y
ocasional.
11. Atenuar
esta pobreza
– En el plano de la salud, ¿cuál es el problema más grave que han encontrado?
–
Hay muchos, pero para mencionarle uno muy sencillo: es alto el grado de
parasitosis. Y es que no hay agua potable en nuestro pueblo.
La
acequia Vicente Jiménez de Santiago de Chuco es un canal abierto. Y así
se mantiene ahora por reclamos de la gente que vive alrededor de ella
en su largo transcurso y que la utilizan para toda clase de menesteres,
contaminando sus aguas.
Incluso,
a lo largo de su cauce la gente de las partes altas lava su ropa y dan
de beber a su ganado. Y cae a la acequia toda clase de desperdicios. Y
esa es el agua que se toma en el pueblo de Santiago de Chuco.
Por
ahora nuestra atención está puesta en los niños, pero quisiéramos
desarrollar todo un programa para el adulto mayor, que la edad lo
convierte en otro niño pero desatendido, en mucha peor situación y con
cuadros más dramáticos y hasta desgarradores en cuanto a su abandono.
– De lo que se trata es de enfrentar y atenuar esta pobreza.
12. Privilegio
el nuestro
Es la generosidad andina tan ancestral en nuestro pueblo, porque el mundo andino es magnánimo y desprendido.
Es el mundo del ayni, de la reciprocidad, de la minca, de la mita, del trabajo comunitario.
– Nosotros no sentimos que la población favorecida sea aquella que atendemos. –Me dice el Dr. Pablo Pérez.
– ¿Entonces, quiénes? –Pregunto.
–
Nosotros somos los privilegiados. Y son nuestros hermanos quienes nos
donan la oportunidad de servir y de ser útiles. Y de poder proclamar en
nuestro ser íntimo que nuestro cariño insatisfecho ahora recién es
satisfecho.
–
Los privilegiados somos nosotros de poder servir, de sentir que nuestra
vida tiene sentido, la inmensa satisfacción. Y el contento que sentimos
cuando los médicos que regresan se los siente para siempre enamorados
de esta tierra.
–
Compartir con ellos experiencias, sentir que somos compañeros, que nos
vincula un destino de servicio a la comunidad es un privilegio para
nosotros.
13. Yo
me adhiero
Capulí,
Vallejo y su Tierra, programa que trabaja en el ámbito de la cultura se
siente orgulloso que se hayan puesto en marcha programas como
Generosidad Andina de la familia Pérez.
Ellos
desde el pueblo de Santa Cruz de Chuca partieron para afincarse en
Santiago de Chuco, desde donde emigraron principalmente a los Estados
Unidos de Norteamérica.
Con
Generosidad Andina de alguna manera ellos ahora han retornado a la
capital de la provincia desde donde proyectarán su acción muy pronto
hacia toda la región norte del Perú.
Celebramos
su visión, su capacidad vertiginosa de desarrollo, que en apenas cinco
años han logrado un salto cualitativo espectacular.
Celebramos su visión integral de los problemas, su sentido de lo humano, lo social y lo cultural.
Nos
conmueve favorablemente su amor por nuestras tradiciones. Y queremos
terminar expresando nuestro homenaje a Generosidad Andina, con nada más
propicio que las palabras de nuestro poeta César Vallejo, que dicen:
¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!
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