Danilo Sánchez Lihón
1. Serio
e impenetrable
Ya solos, reunidos en los altos de su casa en donde pernoctan y antes de dormir él les habla:
–
No olviden, muchachos. Mañana partimos y nos dispersamos. Cada uno
tiene asignadas las funciones que ha de cumplir. Llegaremos por
distintas rutas y en el tiempo que he fijado al valle de La Convención,
en donde encenderemos la antorcha de la revolución. Ya les he dado en
clave los contactos que tenemos en Trujillo, Lima y Cuzco. Ahora,
¿alguna pregunta?
– Están tocando la puerta, comandante.
– ¿A esta hora? Y, ¿quién puede ser?
– Gonzalo, cubre desde el balcón, lista tu arma. Walter, tú baja y ve quién es, con mucha cautela. Todos listos a saltar.
– ¿Qué ocurre?
– Es una chiquilla que me ha entregado este escapulario del Apóstol Santiago, para Aldo.
– ¡Pobre hembrita! Ya se ilusionó con este rompe corazones. –Dice en voz alta Gonzalo.
El rostro de Luis de la Puente, en la sombra, se demuda y turba, serio e impenetrable.
2. Es
lógico
Y pregunta a los demás:
– Y, a todos los demás, ¿cómo les fue?
–
Yo diría que a mí, como a Aldo, me fue excelente, comandante. Ha sido
un viaje glorioso. Conquisté a una damita y la he besado. Pero si usted
viera la preciosura que es.
– ¡Bravo! –Festejan sus amigos.
–
A mí también me fue triunfal. He bailado, he tomado unas copas,
moderadamente como usted nos recomienda. Y, ¡qué le digo!, no he
ahondado mucho en una relación, pero también diré que besé a la
chiquilla con quien más he bailado.
–
Yo sí le soy sincero, he estado triste comandante. Todo lo veía con
nostalgia. Hubiera querido beber pero, al igual que a Ernesto, usted nos
recomendó mucho al respecto.
– ¡Ajá!
–
Y, además, no hubiera estado bien. Había una chiquilla con la cual
surgió cierta atracción, pero la cosa no pasó de allí. La melancolía me
ha embargado, la verdad, todo el tiempo, sin que esto signifique dudas
respecto a la decisión ya tomada. Eso en absoluto, comandante.
3. ¡Cómo
le voy a decir eso!
– Es que Alfredo es poeta. Él escribe versos a escondidas, comandante.
–
Yo sí lo he pasado de albricias. La chiquilla se llama Carmen y ha sido
una conquista completa. Ella incluso espera que nos sigamos viendo. La
pobrecita no sabe que mañana, por más que pregunte por mí ya estaré
lejos: y seré viento, niebla, cierzo. Pero ¡no me quejo!
– ¿Verdad? ¡Esa chica es linda! –Dice un compañero.
– ¡Este pueblo es de niñas hermosas! ¡Lástima no quedarnos más tiempo!
– ¿No es cierto? Es preciosa. Y me ha confesado que conmigo ha sido su primer beso.
– ¿Si?
– Y pobrecita, ¡ha llorado al despedirnos!
– Lástima que ya nos vamos.
– Pero, ¿qué le dijiste para que pudiera aceptarte?
– Tú sabes, ¡siempre hay que florear un poco!
– ¿Le expresaste que ya te ibas?
– ¡Cómo le voy a decir eso! ¿A qué mujer la convences diciéndole que ya te vas?
4. Es
de noche
Es
de madrugada y Luis Felipe de la Puente Uceda se pasea, el líder de
este grupo, entre las camas, donde están acostados y conversando los
jóvenes que forman su círculo de comando.
Con
ellos ha venido a despedirse de su tierra natal, Santiago de Chuco,
para iniciar la guerra de guerrillas, e intenta la transformación social
del país.
Se hará abriendo cuatro frentes: en Junín, Ayabaca, Pataz y el Valle de la convención, en el Cuzco, que él mismo dirige.
Cuando
todos han expresado lo que querían contar en torno a sus experiencias
de hoy día, se oyen sus pasos interminables yendo y viniendo por la
habitación. Y luego se le escucha decir.
Y todos guardan profundo silencio:
–
Así que ustedes por lo que trasuntan en su conversación se ufanan de
haber conquistado a una y otra jovencita del pueblo, ¿no? Pero acaso,
¿Van a quedarse aquí? ¿Van a continuar con ese cariño? ¿Van a constituir
aquí una familia? ¡No! Entonces, ¿Por qué lo hacen? ¿Por divertirse?
¿Por jolgorio? ¿Por tener una aventura?
5. Nosotros
mismos
–
Si hubieran podido de repente pasaban a dejarlas embarazadas y con un
hijo a cuestas, ¿no? ¿Eso es responsable? ¡Qué pasa! ¿Se sienten solos?
¿Vacíos? ¿Les domina el ego? ¿Qué les ocurre? Lo que han hecho es
reaccionario, que es aquello contra lo cual luchamos. ¡Porque luchamos
contra lo impuro, lo corrupto, lo amoral! La práctica y la actitud que
ahora ostentan es del orden viejo y corrupto que queremos cambiar y
desterrar de nuestras vidas. ¡Porque lo que han hecho es mentir y ser
cobardes! ¿Me escuchan?
– Sí, comandante.
–
¡Vamos a luchar por amor a la justicia y a la verdad! ¡Nuestra lucha es
moral, o no es nada! Vamos a instaurar el amor legítimo entre los seres
humanos. Y ese amor es para no tener amores de diversión, esporádicos y
equívocos. ¿Se puede entonces engañar? ¿Y se puede prometer sabiendo
que no se va a cumplir? ¡No jovencitos! ¡No! ¡Los cambios hay que
hacerlos y lograrlos primero en nosotros mismos, en el fondo de nuestras
almas! ¿Me escuchan?
– ¡Sí!
6. En el principio
del mundo
Ahora
Luis Felipe de la Puente se pasea por entre las camas. Sus pasos son
firmes, parejos y contundentes. El piso de madera del amplio dormitorio
cruje bajo sus pisadas.
Es
de noche y la oscuridad es intrincada, pero todos están con los ojos
abiertos. Nadie los cierra. Todos escuchan conteniendo el aliento.
–
Porque les digo, ¿qué es el beso? Ahora que cuentan que han besado a
las muchachas de este lugar. El beso es comunión, aliento confundido;
respiración entre dos que se hace una sola. Es juramento. Y se jura
cuando hay que sobrellevar sacrificios tremendos. Es hacer una sola
saliva y de allí fermenta un solo destino. De allí que todo beso es
germinal. ¿Escuchan?
– ¡Sí! ¡Escuchamos!
–
El beso es unir los destinos que vienen desde lugares y tiempos
distantes, separados y remotos. ¡El beso es un largo camino! Es un
encuentro en el principio del mundo. Es remontarse juntos al comienzo de
la vida, como al porvenir y al final de todo, si es que lo hay; porque
lo seguro es el inicio. Todo final es incierto.
7. ¿Por qué
luchamos?
–
El beso es más que la unión sexual, en cuanto a identificación. Y, en
cuanto a entrega, tiene un significado mayor. Porque está en la parte
del rostro y de la cabeza. Nada desnuda tanto como el beso, porque está
muy cerca de la memoria y de la utopía.
– Sí, comandante.
–
Y, sin dejar de ser pasión, está alumbrado por la razón del cerebro y
del corazón. Es habla callada. Es cuando las palabras entran en
silencio. Es llegar al gran manantial. Es por el beso que seremos
juzgados y salvados. ¿Recuerdan el beso de Judas?
– ¡Sí!
–
Jesús fue traicionado con un beso. Por eso Jesús es desolación absoluta
y total. ¡A Jesús, que es el pueblo, hay que reivindicarlo también con
un beso adorable hacia los pobres del mundo! Ya que vale preguntarse:
¿por qué luchamos? ¿Por qué arriesgamos la vida? ¿Por el afán de
disparar un fusil?
– ¡No!
8. Es cuando
los vigías duermen
–
Luchamos por el honor, por la nobleza, y por la dignidad. Luchamos
porque el beso no sea ni frivolidad, ni mucho menos una mentira. Por eso
hacemos la revolución para que todo sea auténtico y legítimo. Para que
los hombres confiemos los unos en los otros.
– Comprendido, comandante.
Luchan
porque lo que importa es el ser, lo que se hace ley humana de
fraternidad. La vida no es broma ni burla, señores. Y no es para
gastarla ni dejarla escurrir entre los dedos. Es para llenarla de
verdad. ¡No es lo efímero, la vida es trascendente! Es devoción para
orientarnos hacia los ideales. Y es adoración para no desfallecer. El
beso es deponer todas las armas. Es bajar todas las guardias. Es cuando
los vigías duermen. Es haber llegado al final y empezar de nuevo. ¿Me
escuchan todos?
– ¡Escuchamos, comandante!
– Y, finalmente, ¿qué es el amor? ¿Acaso el amor hay que concebirlo como conquista, como arrebato o cómo botín? ¡No!
9. Fuera de eso
no hay nada
–
El amor es encuentro, creación compartida, comunión sacrosanta. ¡Es
consagración! ¡No es aventura ni deliquio pasajero por si acaso,
entiéndanlo bien! No es un frenesí momentáneo, ni tampoco una quimera.
¡Menos es jugar, aprovecharse de la ocasión o divertirse con ello a
costa de la ilusión de las otras personas! La vida tiene que ser verdad
siempre. Fuera de eso no hay nada. ¿Entendido?
– ¡Sí!
–
Por eso subiremos a las montañas, para acortar la distancia entre lo
eterno y lo terreno, entre lo sublime y cotidiano, por eso lo
arriesgamos todo. Hemos venido a decir adiós a algo sagrado. Vamos a
atravesar una prueba suprema, enfrentar a uno de los ejércitos más
poderosos de América Latina. Podemos caer y hasta morir, pero lo que no
debemos permitirnos jamás es traicionarnos a nosotros mismos. Esta es
una despedida. Y que en la despedida no se vuelva a mentir. ¿Está claro?
– ¡Está bien claro, mi comandante!
–
Y recuerden esta consigna: Un hombre puede dormir al lado de una mujer
desnuda, y la tiene que respetar. ¡Ese es ser un hombre, y no a la
inversa!
10. Un destello
de luz
Y
continuó paseándose ya en silencio hasta el amanecer. Mientras, poco a
poco, sus hombres de confianza se fueron quedando dormidos.
Ya
el sol de la alborada dora las espigas. Y los guerrilleros dan la
vuelta a la curva de la Piedra bruja, y después ya están en Huayatán,
cuando el sol se pinta en las cumbres de Conra.
Y
he aquí que vuelven a detenerse en «La curva del camino donde lloró
César Vallejo». Y a contemplar desde la altura el pueblo de Santiago de
Chuco.
Ya es el retorno. Y he allí nuevamente el pueblo en la hondonada.
Contemplan largo rato aquel conjunto de casas como un rebaño de ovejas tiernas y bermejas.
Al
centro de los promontorios que lo rodean es un diamante entre un collar
de perlas, incrustado entre las rocas y las hondonadas de dos ríos.
¿Qué hay en ese conjunto de casas enclavadas en una cadena de cerros ariscos? ¿Qué hay de pegado a estas piedras?
Es
un destello de luz en las pupilas. En varios rostros temblorosos hay
lágrimas indómitas que surcan sus mejillas. Y todos se juran regresar
hasta aquí algún día, sea en cuerpo o convertidos en espíritu.
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