Danilo Sánchez Lihón
El niño sólo aprende
de aquel a quien ama.
Goethe
1. Una explosión
de opciones nuevas
¿Cómo
avanzar a una educación de la creatividad, o más bien hacia la
formación de una personalidad creativa en el niño y en el joven y de ese
modo predisponerlo a ser un artista en cualquier desempeño de oficio o
actividad profesional? He aquí algunas ideas:
Todos
nacemos creativos y la sociedad nos hace reprimidos, conformistas,
rutinarios. Las convenciones nos bloquean, inhiben y nos hacen
mayoritariamente súbditos.
La
naturaleza humana y el niño en sí constituyen una explosión de opciones
nuevas, de versiones originales y verdaderas acerca del mundo y la
vida, pero que se amengua y hasta anula y desaparece por la falta de un
ambiente que acoja y propicie esas manifestaciones.
Porque, al niño le imponemos todo aquello que es formal, norma y aparato
que artificialmente hemos ideado y contundentemente descargamos sobre
él: apoyados y alentados por el sistema imperante con su gran dosis de
anomalía y hasta de aberración.
2. Victorioso
en todo
Por eso, para desarrollar la creatividad en primer lugar no reprimiría; siendo suficiente con apelar al sentido común.
La reflexión y el esfuerzo debieran recaer en hacer conciencia y suprimir todos los obstáculos, las sanciones y las convenciones que superponiéndose oprimen para que aquella fuerza y don no nazcan, no afloren y no aparezcan.
Esto
es, para hacer una personalidad creativa, no hay casi nada que agregar
al niño, sino, más bien, mucho qué quitar del ambiente que nos rodea.
Quizá mucho más en nosotros los adultos quienes tenemos que
desembarazarnos de prejuicios y anquilosamientos que convertimos en
esquemas y en dogmas.
Y
a partir de allí en presiones y castigos para con el niño, a quien
pronto lo trocamos en súbdito a quien aplicamos normas y reglamentos.
Corrijamos esta actitud para hacer que él sea lo que auténticamente está
destinado a ser: un ser feliz, vivaz y victorioso, en todo.
3. Lo ajeno
y extraño
Es
decir, en el niño no hay nada que añadir pero sí mucho que deshollinar
en nosotros los mayores, y en nuestro medio, debiendo quitar aquello que
hemos instaurado como paradigma sacrosanto y de lo cual los adultos
estamos dispuestos a endilgar al niño echando encima y hasta
embadurnando a los niños y jóvenes de preconceptos, teorías y
corruptelas.
Para
ello vale recordar la etimología de educar que en latín «ex-ducere»
quiere decir: conducir y dirigir «hacia afuera», y no lo que perpetramos
a diario y desde hace décadas y siglos hasta la actualidad, cuál es que
intentamos que el niño internalice e incorpore lo externo, ajeno y
extraño y lo asuma como suyo.
Lo
que hasta ahora hemos pretendido de manera equivocada, es forzar hacia
adentro, querer introducir en la cabeza del niño definiciones, esquemas y
clasificaciones, atiborrando su mente de desechos, llenándola de
detritus y de basura que no sólo es invalida, porque no sirve, sino que
es inmoral porque no es cierta o esta infestada.
4. Con la imaginación
y los sueños
Invirtamos
y viremos entonces esta dirección o sesgo; hagamos una educación de la
comunicación, de la expresión creadora y del lenguaje hecho fiesta. Y al
niño un ser vital.
Inundemos
de expresiones felices y dichosas las aulas, los corredores, las
escaleras. Utilicemos como armas el don de la felicidad en contra de la
consigna, del estertor y del dogma.
Y el nuestro sea un lenguaje de alborada y en azul, en vez del rojo de la descalificación y de la sangre derramada.
Hagamos
versos y dibujos ya no para esconderlos ni avergonzarnos por tener
sentimientos de ternura o de candor, sino para empapelar con ellos
nuestras casas, el salón de clases donde estudiamos, como los ómnibus en
los cuales viajamos.
Y
hasta el cielo plomizo de esta ciudad que nos cobija, en la cual
sobrevivimos, sea nuestro compromiso transformar en paraíso con la
imaginación y los sueños.
5. ¿Por qué
creatividad?
–
Porque la creatividad es algo que colabora más en la autoconstrucción, o
en la construcción de uno mismo, en el encuentro o afianzamiento de
nuestra identidad y en la autonomía. Y en la capacidad que cada uno de
los futuros ciudadanos tenga de forjarse su propio destino como una
realización sorprendente y valedera para todos los demás.
–
Es importante la creatividad en el niño porque le otorga confianza en
sí mismo, seguridad en su capacidad de sentir, idear, expresarse y
actuar. Nos posibilita saber quiénes somos y hacia dónde o hacia qué
estamos destinados ser.
–
Es importante porque mejora al hombre, le predispone al cambio
permanente, a la transformación continua, al perfeccionamiento constante
y a la redención como postulado supremo.
–
La lógica es torpe, solo se mueve en línea recta, mecánicamente. En
cabio, el agua, el viento, o el fuego de la imaginación todo lo avasalla
y pone a sus pies.
6. Y para qué
creatividad
–
Es imprescindible la creatividad porque le da sentido a la vida,
dirección, ruta y perspectiva y permite llenar el mundo interior y
exterior con las señales que nos corresponden descubrir y develar a los
demás.
–
Es importante la creatividad en niños, jóvenes y adultos en general,
porque abre al ámbito de la autonomía y de la libertad. Ella descubre al
hombre nuevo. Una educación que incentive la creatividad antes que
aprender contenidos de las asignaturas nos permitirá conocernos a
nosotros mismos, sentir, pensar y actuar con autenticidad. Porque
mediante ella es libre de decir lo que le plazca, sin miedo ni
limitaciones.
–
Es importante la creatividad porque integra artes, ciencia y técnicas.
En ella el hombre es todas las razas, todas las sangres y todas las
voces. En ella se es el hombre total que fusiona elementos con
frecuencia antagónicos o dispersos.
–
Es fundamental la creatividad porque instala al ser humano en el
espacio redondo; en círculo, que es el reino perfecto para el colectivo
que es la sociedad cuando en ella priman valores como la fraternidad y
la solidaridad, donde los hombres son todos iguales abrazados y mirando
de frente y juntos el porvenir.
7. Luchar
por nuestros sueños
No
es inteligente una mente atiborrada de sonidos o de imágenes, que se
nos pegan de las bandas sonoras o de las películas, videos o publicidad.
Una mente y un alma lúcidas son aquellas que razonan, meditan, realizan
pensamiento crítico, exponen sus ideas, organizan elementos, factores y
actúan en la realidad para transformarla.
Y,
¿qué es aquello que mueve al hombre, aquello que lo atrae y lo fascina?
Siempre es la atracción por lo incógnito, lo ignoto y sagrado. Y l
campo que está creando este misterio de las cosas es el arte, que no se
preocupa de explicar, sino de asombrarse, admirar y enamorarse de algo.
¿Qué
logramos con ello? Que el ser humano viva siempre motivado por algo muy
hondo, vasto e intenso, siempre prendado de lo que está escondido,
velado y constituye un reto descubrirlo.
Y
con ello no dejar que el mundo nos adultere, corrompa ni nos avasalle;
porque somos los últimos baluartes de lo verdadero y auténtico. Y que
tenemos que luchar consecuentemente por hacer que prevalezcan nuestros
sueños.
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