EL REFUGIO DE LAS VÍRGENES DEL SOL
LUZ SAMANEZ PAZ,
Presidenta de la Organización de Periodistas Latinoamericanos (OPL)
En el Valle del Willkamayu, Río Sagrado de los Incas, se yergue
como un desafío a las alturas, MACHUPICCHU, que mira hacia la selva,
cual un atalaya mágico, que apasiona, estremece i que habla de por sí,
de una civilización aún no superada la de los altivos Hijos del dios
Inti, forjadores del Tawantinsuyo.
Mucho se
habla sobre lo que pudo ser esa enigmática Ciudadela. El
destacado Arqueólogo Dr. Manuel Chávez Ballón, consideró que fue la
legendaria Vilcabamba, donde pasó sus último días el valiente Manco
Inca. Otros afirman que era un lugar de veraneo de los Reyes Cusqueños,
puesto que a pie se llega en dos días a esas ruinas, siguiendo por el
camino trazado por los antiguos Emperadores. No falta quien dice que se
trata de un Tempo o de una avanzada en la conquista del Antisuyo.
Cualquier
cosa de esas ha podido ser, pero lo que si no deja lugar a dudas, es
que ahí pasaron sus días, las últimas Vírgenes del Sol o escogidas, que
fugaron del Qorikancha, junto con las "mamaconas" i los guerreros
encargados de custodiarlas, ante la irrupción de los hispanos.
La
Tradición Oral, trasmitida de generación a generación, afirma que uno
de los conquistadores, ingresó al Templo del Sol, a caballo e
inmediatamente después de llegar al CUSCO, violó a una de las Aqllas,
para retirarse luego con el objeto de comunicar a sus compañeros de
aventuras que en ese lugar habían muchachas muy hermosas.
No
se ha guardado el nombre de ese violador, los sabios quechuas
prefirieron dejarlo en el anonimato, como hacían con todo aquello que
era vergonzoso. Lo cierto es que fue uno de los primeros en llegar a la
Ciudad, aún antes que Francisco Pizarro i constituía parte de la
avanzada de los que se llamaban hidalgos, pero que en la Capital del
Incario, se portaron como vulgares delincuentes dignos de desprecio.
Lo
cierto es que la Virgen cruelmente brutalizada, tuvo tiempo de poner
sobre aviso a las "otras escogidas" i luego de pedirles que fuguen, se
atravesó el estómago con una flecha. La dulce joven, que debía morir
casta i que estaba al servicio del dios de los Cuatro Suyos, no pudo
soportar la mancha que significaba la pérdida de su virginidad i
prefirió suicidarse.
Sin embargo, su gesto
sirvió para que al rededor de medio centenar de las Sacerdotisas, junto
con las mamaconas, que se encargaban de cuidarlas e ilustrarlas, por lo
mismo que eran mujeres sabias, lograron salir por una puerta secreta i
enrumbarse hacia MACHUPICCHU, donde se quedaron hasta el final de sus
días, consagradas al Culto del Sol, sufriendo por las noticias que
llegaban a través de los Chaskis, sobre la agonía del Imperio.
Cuando
llegó Hiram Bhingan, quien es el descubridor científico de MACHUPICCHU,
encontró una mayoría de osamentas que por sus características
antropomórficas, parecía corresponder solo a mujeres. Por ello,
manifestaron que ese lugar era dedicado exclusivamente al Culto, pero
los últimos descubrimientos hacen pensar que ahí, también, vivieron
guerreros nativos, en plena Época de la Conquista. Un grupo de
investigadores encontró a poca distancia, en un cerro, un Cementerio
circular, horadado en la piedra, donde seguramente fueron enterrados los
varones. Cabe manifestar, que como se pudo comprobar en PÍSAJ, los
Incas sepultaban a sus mujeres, como señal de respeto, dentro de sus
ciudades i a los hombres afuera.
En
consecuencia las últimas Vírgenes del Sol, ahí, languidecieron, cuidando
escrupulosamente los Cultos i Ritos. Estuvieron aisladas del mundo
exterior i se libraron así, de la depredación i crueldad de los
conquistadores.
Estudios recientes refuerzan
las ideas de Bhingam i de Chávez Ballón, en el sentido de que
MACHUPICCHU fue una Gran Ciudad i un Templo a la Idolatría, donde se
instaló otro Qorikancha, puesto que fue construida con un Plano similar
al del CUSCO, con sus plazas, palacios i templos. En ese sentido el
Padre Calancha, manifestó que ahí, se instruía a los hechiceros o
adivinos del Imperio.
Sobre las osamentas de mujeres, Jorge Eaton, confirma esa versión.
Dejemos un momento vagar nuestra imaginación i trasladémonos a MACHUPICCHU, en los duros años de la Conquista.
Seguramente,
en ese lugar lleno de atracción cósmica, meditaban en Waynapicchu, los
Amautas del Tawantinsuyo, atendidos por mujeres, ya no jóvenes, debido
al correr de los años, que seguían adorando al Sol i ofreciendo su
virginidad al Astro Rey.