LEER NACE
DEL REGAZO
MATERNO
Danilo Sánchez Lihón
Ver
es cerrar los ojos.
Wols
1. El
sentido
de la lectura
La
lectura en niños y jóvenes requiere ser motivada, para lo cual hay que tener la
sapiencia de saberla cultivar antes que en la escuela en el hogar, antes que en
la mesa en la cuna.
Y
antes que en la cuna en el vientre o útero materno, antes que por el maestro
por la madre y el padre. Y más que por el varón por la mujer porque la lectura
es matriz, origen, principio y raíz.
Y
lo primero que hay que sembrar en la mente y en el alma del niño es una idea
clara y lúcida de para qué sirve leer.
Y
esto no pretendiendo introducir una definición ni una fórmula conceptual sino inculcando
una actitud y haciendo plena y total vivencia de lo que la lectura nos depara,
evoca y prodiga.
Lo
que hay que mostrar y repetir es la experiencia tangible y directa de las
maravillas que se descorren al leer. Y leyendo lo más exultante, pleno de
gracia y conmoción y que nos ofrece el rico acervo de la literatura infantil y
juvenil y con ella la inmersión hacia ámbitos insospechados del ser.
2. El
por qué
leer
Siendo
lo primero motivar con la lectura viva para que el niño arribe a algo legible,
entendible y asimilado por él acerca de lo que significa leer, idea y noción
que él adopte de manera lúcida.
Donde
el niño no solo tiene que descubrir sino apasionarse mucho acerca del para qué
sirven los materiales escritos que lo rodean, comprobando la utilidad de la
lectura en la vida y en la realidad.
Ahora
bien, para que ello se produzca y evidencie hay que obtener de la lectura y la
escritura una idea clara y nítida acerca de la utilidad que se obtiene con ella.
Y
para ello tiene que experimentarla en ojos, boca y alma de sus padres y bajo
esa tutela ir desentrañando poco a poco y por su propia cuenta e iniciativa ese
acercamiento y concepción.
Precisamente,
en una investigación sobre lectura se encontró que los niños que habían
avanzado más en este dominio eran aquellos que más entendían el por qué leer.
Esto
es: que explicaban muy claramente el por qué les gusta, la prefieren y se
identifican con ella.
3. La
función
de leer
Tenían
mejor actitud quienes eran más claros en la razón y en las ventajas que
deparaba dicha práctica y afición y que eran las razones de por qué la elegían
frente a otras actividades igualmente placenteras. Y es más, que tenían un
concepto muy cabal de lo que la lectura es.
Y
en este mismo sentido, tiene que haber de parte de los niños niveles de entendimiento
y comprensión acerca de lo que es la lengua escrita.
Y
no porque le endilguemos un concepto acerca de ella, sino porque lo
experimentan en la práctica diaria y continua de su recreación en contacto con
los libros, y todo ello previo al aprendizaje convencional de la lectura y
escritura como tal.
Pero
interesa que ellas sean reflexiones propias, no las ideas que tenemos los
adultos, acerca de esto y lo otro, porque como bien expresa Sully citado por
Jesualdo:
"Si el niño pudiera darse cuenta de lo que nosotros
llamamos leer se reiría".
Ya
que se enfatiza mucho en la función de leer como algo vinculado a la función
productiva, práctica y hasta administrativa.
4.
Fugaz
y
quimérico
Y
en dicha perspectiva se idean métodos y técnicas para cualificar más y mejor
este sentido, rentista y productivo que incluso se acuña en un concepto como es
la comprensión lectora.
Sin
embargo, el hombre que lee verdaderamente lo hace por otras razones. Y sobre
todo el niño en donde predomina lo mágico, lo cabalístico y hasta lo ritual.
Así
como también para tratar de explicarse aspectos importantes de la vida, o bien
para conocer aspectos ocultos o inéditos de la realidad, o del hombre mismo.
O
bien, para descubrir su personalidad que se la ofrece como algo incomprensible
y hasta insondable.
Incluso,
las razones por las cuales se leen se emparentan más con el mundo onírico y de
los sueños; como es deambular por los reinos infinitos de nuestro mundo
interior.
Por
ejemplo, al niño le seduce y maravilla constatar que en el texto escrito las
palabras no cambian, que permanecen estáticas y suspendidas sobre el movimiento
de la vida que pasa
5. Atajos
y caminos
,
que es cambiante, efímera y mudable, la estática de las palabras.
Que
todo aquello que afecte directamente en su vida y de lo cual los libros nos
hablan no se muden ni se transformen en otra cosa.
Que
este tráfago sorprendente y prodigioso de la vida, de manera sorprendente y milagrosa
permanece intangible en las palabras que se recrean con la lectura.
La
maravilla que las frases, los dichos, las descripciones siempre estén allí, que
sean las mismas.
Que
ellas estén fijas como pruebas tangibles de que lo imaginario es también seguro
y durable, como constatación firme de aquello que temía que fuera fugaz y
quimérico.
En
un estudio de Waples, Berelson y Bradshow, citado por Ralph Staiger en
"Caminos que llevan a la lectura" se precisan los móviles tanto
personales como sociales que incitan a una persona a leer. Ellos son:
6. Gozo
y
placer
a) El efecto instrumental, como por ejemplo:
conocer mejor un problema práctico y adquirir una mayor competencia en lo que
se requiere para resolverlo.
b) El efecto de consolidación, como es reforzar
una actitud o adoptar otra distinta ante temas que se debaten y discuten.
c) El efecto estético, que se evidencia al tener
una experiencia de agrado y placer gracias a una obra literaria.
d) El efecto desahogo, cuando de mitigar las
tensiones se trata al leer algo que ofrece una distracción placentera. En
síntesis, sirve:
1)
Para resolver un problema.
2)
Para informarnos sobre una situación.
3)
Para comunicarnos en una dimensión superior.
4)
Para obtener gozo y placer.
7. Acto
matriz
Se
lee por el placer de leer. No es la lectura que queremos destacar aquella para
hacer tareas, ni aquella otra para matar el tiempo. Ni la que es para aprender
algo, ni la que es para distraernos; es decir, la lectura que tiene un fin
inmediato, funcional y que acaba cuando el fin por el cual se lee termina no es
nuestro desvelo, sino aquella inmersión inacabable, inatajable y gloriosa del
ser.
Porque
la lectura no es para aprender ni para lo que se enseña sino para enamorarnos
de ella. No se la posee primero y después nos prendamos de ella. No entra uno
primero a su cuerpo y después la ama. Primero la amamos y después descifraremos
su cuerpo.
Ella
ante todo es simpatía, es relación amorosa y enamorada. Es una suerte de
amistad entrañable, y la amistad tampoco se enseña, sino que se comparte, se
vive y se enaltece. Y surge por relación feliz, por contacto afectivo. Y la
lectura tiene que ser contacto.
Tiene
que remecernos y causarnos profunda conmoción. Y no es que leemos porque sea
importante aquello que leemos. Sino que somos importantes y por eso leemos, haciendo
que el texto cobre significado, y que todo nazca de nuevo. Por eso la lectura
es un acto matriz y se ubica en el útero materno.
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