Danilo Sánchez Lihón
1. Y bordes
plateados
Pero hoy llega a nuestro pueblo y a nuestra casa
Juvenal, el hermano ausente. Y esta noche no dormimos.
La casa desde inicios del mes ha sido un alboroto.
Hemos clavado repisas, alineado muebles, colgado
cuadros, puesto adornos, pulido las mesas, empapelado la subida de la escalera;
hemos acomodado camas.
Papá desde aquí compró el pasaje hace meses, el
asiento Nº 1 del ómnibus de la “Empresa Ágreda, Hermanos”.
Y es que para esta fecha viajan repletos de pasajeros
porque todos regresan; y se lucha por cada asiento, pues vuelven los jóvenes de
Santiago de Chuco que estudian en Trujillo.
Hace unos días vimos un ómnibus que llegaba: “¡Es el
Ágreda!” “¡Es el Ágreda!” “¡Es el Ágreda!” Saltamos de júbilo.
– ¡En un ómnibus como este va a venir nuestro hermano!
–Gritamos.
– ¡Ómnibus fabuloso es este! ¡Verde con blanco! ¡Y
bordes plateados!
2. Mirando
maravillados
Llegará hoy a las tres de la tarde. Ya ha salido ayer
y ya está en el camino. ¿Por dónde estará? ¿Al borde de un río? ¿Pasando por
algún puente? ¿Quizá se abren paso por la calle de algún pueblo?
¿Qué mirará? ¡Quizá esté por donde es jalca! ¡Quizá
por donde es temple! ¡Quizá el frío entre por las rendijas de la góndola y
estén entumidos de frío sus huesos!
A mi madre le ha vuelto la luz a los ojos. Y el color
de sus mejillas es rosado, como de un durazno y el de una chiquilla.
¡Está linda! ¡Preciosa por la luz de la mirada que
ilumina su rostro! Y todo lo arregla. Para todo halla una solución. Y sonríe
feliz y contenta.
Pero, aún nos separan de Juvenal cordilleras, la
cadena occidental de los andes con sus ríos, montañas, jalcas, cumbres nevadas
y peligrosos abismos.
Hoy día la comida está lista desde muy temprano. Mamá
cocinó de madrugada. Ya estamos cambiados.
Las horas se desplazan lentas, pero estamos felices.
3. Yendo
más lejos
De un momento a otro saltamos de contentos. Y nos
damos de abrazos y de volantines.
Mamá ya sirvió el almuerzo, aunque son las once de la
mañana. Pero nadie ha querido comer.
Hemos decidido esperarlo en la Piedra Bruja. Y allí
serviremos la comida, a campo abierto. Llevamos platos y almorzaremos mirando
maravillados el paisaje, los bosques, el río, las cumbres de los cerros.
Es la una de la tarde, y ya estamos aquí, mirando la
carretera serpenteante, blanca como una marca entre el verdor de las chacras de
maíz, trigo y cebada, de la hierba y de los bosques de molles, quinuales y
eucaliptos.
Pero, pensándolo mejor decidimos esperarlo más bien en
Las guitarras. Para de allí subir, y luego bajar desde la parte alta del pueblo
para que vea y se emocione de volver a pisar nuestro suelo.
Y vamos subiendo poco a poco más y más. Yendo más
lejos. ¿Por qué no esperarlo mejor en el molino de La Colpa? ¡Es más bonito!
4. La ilusión
le abrillanta
¡Para que vea el río y las aguas que por allí pasan! ¡Porque
desde aquí qué bello se ve Santiago de Chuco!
– ¡Claro! ¡Mejor! Para que desde aquí caminemos con él,
para que vea lo hermosa que es su tierra.
– ¡Miren las colinas de flores amarillas y violetas
que se elevan hasta el cielo añil por ese cerro donde bogan las nubes blancas!
Vean las piedras llenas de malvas y shayapes.
– Y huelan el olor a alcanfores y a manzanilla. ¿Lo
sienten?
Pero mejor sería que nos vea en la curva de Pueblo
Nuevo. Y si avanzamos a Huayatán? ¡Ah, claro! Porque ahí siempre se apea la
gente.
– ¡Vamos!
Estamos ya en esa colina. Y somos una parvada de niños
multicolores con mamá a quien la ilusión le abrillanta los ojos. Con Amelia,
nuestra prima. Y Elvia, quien nos ayuda en todo y acompaña siempre.
5. ¡Ahí
está!
Ya muchas veces hemos pegado nuestra oreja en los
guijarros de la carretera para percibir el rumor de algún carro que se acerque.
¡Y siempre nos ha parecido escuchar que ya está próximo, casi a la vista! ¡Ya
nos hemos equivocado tantas veces de mirar la lejanía!, creyendo ver el humo de
un ómnibus en lontananza. Pero, a eso de las tres de la tarde mamá grita:
– ¡Ahí está! ¿Ven? ¡Ahí está! ¡Es ese! ¡Es ese!
– ¿Dónde?
– ¡Miren! ¡Por aquí! ¡Allá! ¡Arriba!
– ¡Sí! ¡Ahí está! ¡Ahí está!
– ¿Dónde?
– ¡Ahí!
– ¡Ya lo vi!
– ¡Sí! Es el Ágreda. ¡Es el Ágreda!
– ¡No veo nada!
– ¡Arriba, miren! ¡Por entre esos cerros!
6. ¡Y
que pare!
Ahora ya apareció y hace del bosque retazos que se
interponen entre los árboles. El corazón nos palpita aceleradamente. Ya se delinea nítido, bufando por la Pampa de
los Arrieros. Esta vez sí vemos al ómnibus veloz y deslumbrante, cargado de
bultos y maletas en su techumbre que se dibuja en las lomas y arreboles de las
nubes.
– ¡Todos agiten una prenda para que el ómnibus se
detenga y él baje! ¡Todos!
– ¡A ver, empiecen a dar aviso para que el chofer nos
vea!
– ¡Ya está en la vuelta! ¡Todos listos! ¡Agiten!
¡Agiten las prendas!
– ¡Ustedes de abajo! ¡Agiten más! Que el chofer nos
vea. ¡Y pare!
Ya el ómnibus entró a la última vuelta. Y ahora debe
aparecer por la curva blanca de la carretera, donde estamos parados nosotros. Empezamos
a saltar y agitar con nuestras chompas, mantas, chales, chalinas y sombreros.
– ¡Ahí está! ¡Ahí está!
– ¡Fuerte! ¡Que pare! ¡Oiga, pare! ¡Pare!
7. El hermano
que regresa
– ¡Juvito! ¡Juvito! ¡Juvito!
Nada. El ómnibus ha pasado como un bólido, sacando
chispas de las piedras. Y con una llamarada de fuego en el tubo de escape,
relumbrando en su cola como un cometa. Y desaparece carretera abajo. Y ahí
viene el desamparo, la desesperación y la angustia. ¿Y, ahora?
– ¡Corramos! Ahí va su hermano. ¡Lo he visto! ¡Corran!
¡Pobrecito su hermano! – ¿Quién va a recibirlo?
– ¡Yo lo he visto!
– ¡Agitó su mano!
Y todos nos lanzamos en estampida ladera abajo, con el
golpeteo de nuestros latidos en el tambor de nuestros pechos. Corriendo entre
el verdor de las chacras, entre pencas, alisos y tunales. Cuando todas las
flores del campo estallan en los senderos, en los bajíos y las colinas. Y todos
los caminos son nada bajo nuestros pies que corren por los prados entre el
paisaje al encuentro del hermano que hoy regresa.
*****
El texto anterior puede ser
reproducido, publicado y difundido
citando autor y fuente
Teléfonos: 420-3343 y 602-3988
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar
a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
*****
CONVOCATORIA