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un costado del Palacio de Gobierno
Centro
Histórico de Lima
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5 DE
MAYO
GLOBOS
ILUMINADOS
EN EL CIELO
CHUCO
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
SON
ANTORCHAS
QUE LATEN
Danilo Sánchez Lihón
1. En la penumbra
insondable
Los globos iluminados de Capulí, Vallejo y su Tierra
en el cielo de Santiago de Chuco se elevan momentos antes que empiecen a sonar
los bordoneos de las guitarras de los artistas en el escenario levantado en
plena plaza de armas de Santiago de Chuco.
Se elevan al
infinito con la plaza llena y aglomerada de gente en la noche tupida serena y estrellada.
Ahora son puntitos diminutos en el cielo infinito
mientras revientan los cohetes, las avellanas, los castillos de fuegos
artificiales.
Mientras los
rasgueos de las guitarras resuenan en el contorno de los cerros.
Ellos en los confines se retan con la esencia del
misterio que nos envuelve, que nos sustenta y que es de dónde hemos venido,
adónde hemos llegado en esta hora providencial en que estamos todos reunidos, y
adónde vamos y hemos de arribar cualquier día. ¡Y de lo que somos o no somos!
2. Surcar
los aires
Empieza el Festival Trilce de la Canción, Poesía y
Danza Andina. Suenan las guitarras y se desgranan los acordes, mientras ellos engarzados
cual perlas en el manto de la noche implacable representan una atalaya, un
punto de ahínco y de desvelo.
Encarnan un ojo que vigila, una conciencia alerta, la
llama votiva del espíritu por lo mejor que tenemos. Son el latido de una fe indesmayable en la
noche efímera, mientras las voces de los cantantes ya se elevan límpidas y
cristalinas. Y canción tras canción, aún pueden divisarse sus parpadeos en la
penumbra insondable.
Desde hace cinco
años son donados por la Dra. Mara L. García, Presidenta del Instituto de
Estudios Vallejianos de la Universidad Brigham Young de Utah, en los Estados
Unidos, que desde cuando los vio surcar los aires ha querido ser ella quien
cada año encarga para que se compongan y eleven.
Y para que ella venga desde donde esté, a ilusionarse
en que la vida es así como ellos: pujante, valiente y maravillosa.
3. Algún
viejo amor
Buen rato se los pueden contemplar horadando las
tinieblas en el cielo inconmensurable.
Siempre en número que lleva cada Encuentro
Internacional Itinerante de Capulí, Vallejo y su Tierra que se realiza cada
año, siendo que en esta ocasión elevaremos 17 globos iluminados al cielo
nocturno de Santiago de Chuco.
Mientras los
acordes de las guitarras del Festival Trilce destejen memorias, resanan
heridas, o las vuelven a abrir sangrantes y estupefactas.
Como también exorcizan olvidos y vuelven a tejer
nuevas ilusiones en la noche embelesada.
Bien que esté alumbrada o bien sea que esté a oscuras,
que es cuando más se tachona de luceros.
O bien con la
luna que ha salido. O se ha escondido conmovida por las canciones que se
entonan, a llorar algún viejo amor perdido y ahora por fin reencontrado.
4. Significan
arrojo
Los globos iluminados que se elevan en el cielo de
Santiago de Chuco las noches en que Capulí pernocta en esta ciudad, son el
temblor y el pálpito de la vida que se empina y enaltece para hacer constar a
la noche intrincada que somos y que existimos; que aquí estamos.
Que el fuego que enviamos allá arriba es el vestigio
de nuestro pálpito y de nuestra sangre que borbota bullente e inspirada.
Son naves que
afrontan lo incognoscible para hacer constar lo que nos alienta, nos define y
nos redime. Es la vida convulsa e hirviente frente a la eternidad desolada,
silente y oscurecida.
Son teas, lámparas
y antorchas que representan a nuestros corazones invictos y rebosantes. Son
fogones encendidos como los que hacemos arder en los inviernos fríos.
Son lámparas y llamas votivas que nos representan y
sintetizan. Son brazas atizadas en lo alto, leña que arde en el firmamento y
frenesís que no se agotan ni consumen.
5. Más
que lámparas
¡Es la
inmersión de nuestra alma en los secretos, arcanos e incógnitas! Es echarla a
deambular por los espacios misteriosos, intrincados e inabarcables.
Significan
arrojo, osadía, afrontar lo que el destino nos depara. Demuestra también contundencia,
apuesta por lo que somos. ¡Velar en la eternidad que se desvela contemplándonos
actuar!
Llevan nuestro pulso, nuestro aliento y latido, por
eso nos emocionan. Cargan con nuestros pesares y alegrías, por eso nos
comprometen y extasían.
Hay algo de
casa y de abrigo en su copa de oro y en su aureola que relumbra de inocencia y
de valor. Son mensajeros nuestros en la noche pavorosa y en la inmensidad
desolada dentro de la cual habitamos.
Los globos iluminados son más que las lámparas y
candiles que encendemos en las salas, en donde no queremos que la pena se
expanda y despabile sus ayes, sus lamentos ni gemidos.
6. Plaza
iluminada
No sabemos qué palabra pronunciar cuando los vemos
ingresar a la noche feroz y aterradora del éter, enfrentados a lo inescrutable,
sin saber si sobrevivirán o se quebrarán sus alas en algún sitio.
No sabemos cómo
insuflarles nuestro coraje. Y, hagamos lo que hagamos, al mirarlos nos
sumergimos en rezar por no saber cómo defenderlos ante tanta sombra que
estremece por ser ellos quienes se adelantan a lo que cada uno de nosotros
tiene que afrontar cualquier día.
Por eso, no
decimos nada cuando vemos que vacilan en plena oscuridad. Porque pese a que la
plaza esté iluminada, sentimos que son tupidas y atroces las tinieblas que los
cercan.
Y acorralan mientras bogan en vilo, hasta cuando les
dure la llama que los anima, como el aliento de nuestras bocas y corazones.
O hasta cuando el viento fuerce a que se inclinen con
las llamas que lamen su delgada piel de papel.
7. Lo mejor
que somos
Papel que por ser de cometa es también una posibilidad
que ellos también así lo sean en la noche sideral.
Porque siempre
hay un delirio prendido a su intenso reflejo y a su leve coraza, revestida nada
más frágil que de papel para enfrentar los fundamentos del ser y la existencia
sumergiéndose en la oscuridad.
De allí que al
lado de la admiración por su vuelo de gigantes haya en el fondo de nuestros
ojos que los miran una emoción de adhesión y un quejido de condolencia.
Sentimos que
son valientes, que cargan con lo mejor que somos y tenemos para enfrentarnos con
ello a lo aciago y tenebroso.
Llevan la luz y el calor de nuestro corazón y la
levedad de nuestros cuerpos y la persistencia de nuestros sueños y pensamientos.
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