Danilo Sánchez Lihón
1.
Yo tengo
como dije cerca de 90 años. Muchos
más
pero no quiero decirlo. Y miren cómo
estoy: sano
y fuerte, alegre y fecundo. Díganme
dónde
hay que ir y yo voy. A qué ómnibus
subir y yo subo.
¡Como si nada! Nadie tiene por qué
acompañarme.
Aquí he venido solo y solo me iré.
¿A propósito,
qué hora es? ¿Dos de la mañana?
¡Ah, carajo!
¿Tan tarde es? Entonces ya tengo que
irme.
No porque tenga temor, porque a mí
nadie
me para el macho, sino porque a esta
hora ya
movilidad no hay, y tengo que tomar
hasta
tres carros. Porque es que yo vivo
lejos,
al fondo, en el distrito del Rímac.
2.
Pero,
bueno. Les decía que me digan
dónde
hay que subir y yo subo. A quién
hay que hablar
y yo hablo. Con quién hay que
pelear
y yo peleo. Me siento un puma,
un amaru,
un cóndor. Roca de amianto, soy
río salvaje
que corre vital y pujante. Cruzo
abismos,
montañas, desiertos. Y sigo igual:
¡impetuoso!
Soy ventarrón, huayco, cascada.
Y eso,
gracias ¿a qué? Adivinen. Se debe
al modo
de alimentarme. Porque consumo
lo que es
propio de mi tierra. De mañana mi
colado
de maca, combinado con quinua,
mi huacatay
tan delicioso y nutritivo. ¡Manjares
de dioses!
3.
Pero
no crean que yo siempre he sido
así, ¡ah!
¡No señor! En 1970 me detectaron
una gastritis
que pronto se convirtió en úlcera.
Un mal
de los mil demonios. Y todo esto
¿debido
a qué? A que prácticamente comía
basura: arroz,
fideos, grasa. Encima leche de lata.
Entonces
detectaron un problema gravísimo:
cuál es que no
retenía una vitamina y me faltaban
nutrientes
para la sangre. Después me vino
osteoporosis:
no absorbía el calcio. Entonces,
¿cómo creen
que me curé? Adopté una fórmula
estupenda:
alimentos del Perú ancestral: ¡dieta
andina!
¡Nada más y nada menos! ¡Y aquí
estoy!
¡Y aquí me tienen enterito, señores
y señoras!
4.
Ahora
bien, me preguntarán curiosos:
¿qué es
aquello que consumo? Les voy
a decir:
una cucharadita de maca y otra
de coca,
tres veces al día, en el desayuno,
almuerzo
y comida. Y vean cómo estoy. Me
siento bien,
formidable. Ingiero algas marinas.
Degusto
el muymuy, el pepinillo, el tocosh.
Y verduras
sin hojas. Me sirvo de cereales:
nativos,
maíz y tarwi. De verduras propias.
Y no dejo
mi chuño ni descarto las hortalizas
originarias:
sobre todo el atacco, la verdolaga
el berro,
sea de flor blanca, roja o amarilla
refulgentes,
que es cómo lucen primorosas,
y se dan.
5.
Aderezo
el paico con las algas de agua
dulce
y las de mar, el bulbuceno. Todo
cocido
junto al sachanti, que es el aceite
en base
al maní silvestre, de gran ayuda
para la digestión y
la buena circulación de la sangre.
Legumbres
como el pajuro, pallares y frejoles.
Y tuberosas
como la papa, la oca y la mashua.
De raíces:
además de la maca, la racacha,
la yuca
el llacón. De cucurbitáceas pruebo
el zapallo.
la caigua y la calabaza. El cacao
lo utilizo
en mi dieta como un poderoso
estimulante.
6.
Es porque somos
un depósito inmenso y la reserva
más grande
de alimentos del planeta Tierra.
Incluso
la coca, tan mal utilizada el día
de hoy
ayuda a soportar el frío; como
ayuda
a respirar. El hombre se adaptó
aquí
consumiendo la coca con sus 20
gramos
de proteínas y sus 8 aminoácidos
esenciales,
los 2,200 mg. de calcio: sus 800
mg. de fósforo;
y 26 mg. de hierro; sus vitaminas
A, B y C,
sus alcaloides y múltiples valores
adicionales,
permitió el estatuto de un hombre
sano,
fuerte, inteligente y sabio; gracias
a la espléndida
y divina planta de los Incas, regalo
de los dioses
como lo refiere la leyenda de su
origen.
7.
Y si había
dificultades para la reproducción
ahí estaba
la maca para tener hijos, curando
la infertilidad.
Es una raíz que crece en los sitios
más agrestes,
altos y gélidos. Con sus nutrientes
vitales
desempeña una función estimulante
en los órganos
genéticos tanto del hombre como
de la mujer.
incrementa la lívido, regula el flujo
hormonal,
evita el cansancio y proporciona
mayor
claridad mental. Es excelente para
la memoria,
aumenta la audición y visibilidad
y produce
mayor bienestar en la integridad
del organismo.
Es decir tenemos lo que a nadie
de le ha dado:
prodigios, milagros y verdaderos
tesoros.
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HOMENAJE
MUNDIAL
A LOS 50 AÑOS
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