GUITARRA
Vuelvo a la
guitarra y sus ritos de luciérnagas, pulso la aguda cometa de centellas
marcando el ritmo del corazón de su silencio para la sonoridad.
En el cautiverio sonoro
de su madera vital sobrevuelan ríos
abnegados, borroneando memorias que
buscan evidencias de los sueños.
La guitarra diseña
mariposas pinceladas en quimeras espléndidas, y con sus 6 estremecimientos, descubre
nidos de Ángeles de la Guarda con su gama de paisajes como versos que levantan
brindis de cristal por sentimientos de párpados que desatan silencios en
vientos que provocan alfabetos de la sangre en ritos de bordones, entrelazando
documentos de proezas metálicas en arpegios que gimen por cartas sumergidas en
la inoperancia carnívora de los punteos que descubren esperanzas como puntadas
para armar suspiros cálidos, rodando luceros de pétalos por la fosforescencia
de colibríes del criollismo peruano.
Cada 31 de octubre,
la guitarra evoca las ausencias que danzan con arpegios de todos los santos. Primero
de noviembre es viento de mortajas de
relámpagos, un chocar de candados que tejen fotos de frías imágenes de cuerpos, que los
ojos redimen para consuelo de los suspiros.
Régulo Villarreal Dolores
Cop. 31.10.15