Danilo Sánchez Lihón
1. Un mundo
justo
El Perú es un país glorioso porque su historia está
sembrada de hechos gloriosos. Y lo es en la dimensión de sus pueblos de tierras
adentro, entrañables y aparentemente pequeños
Esos hechos algunos son evidentes, palpables en la luz
y meridiana. Otros son de luz interna, escondida y honda. son los más, en
realidad son muchos.
En mi caso, en lo que se refiere a mi comarca es una
historia profusa de hechos relacionados a la participación en la Guerra de la
Independencia. Incluso antes con la resistencia andina al colonialismo español.
También tomando en cuenta los hechos heroicos de mi
pueblo en relación a la Guerra del Pacífico y la presencia en la batalla de
Huamachuco del contingente Batallón Libres de Santiago de chuco.
Asunto que ha generado que aquí exista una poesía e
ideario social, como un anhelo de redención humana, que es hondo y arraigado en
el pueblo y de compromiso por la causa de un mundo justo.
2. Su filiación
andina
En tal dimensión y perspectiva es que nos sentimos tan
orgullosos de un héroe de los quilates socialistas, tan lúcido, honesto y puro
como es Luis de la Puente Uceda.
Y lo importante en Luis de la Puente es que su
elección en todo es andina. Entonces no
es que solo nació en Santiago de Chuco sino que lo eligió en todo.
Porque se puede nacer en cualquier lugar, pero lo
importante es asumirlo, identificarse con su tierra, su pueblo y su gente; sus
sueños, sus problemas y esperanzas; en todo Luis de la Puente se consagró a
Santiago de Chuco. Y esta endecha de amor a su pueblo se grafica en las
innumerables historias que de él se cuentan todas ellas conmovedoras y
entrañables.
Un frente de guerra de su organización se llamó César
Vallejo. Otros: Pachacútec, Manco Cápac, Túpac Amaru. Es decir, sumerge su
identidad en el mundo andino. Allí enclava sus raíces, como su ideario y su
doctrina.
En él persigue la utopía de un mundo social redimido.
Siendo así no lo hagamos hombre de ciudad ni de urbe. Con él démosle un signo
al Perú del futuro, cual es los andes. Volviendo a poblarlos, a ocuparlos con
nuestro esfuerzo y nuestro empeño, concluyendo que el Perú es andino.
3. Luna
llena
Por eso, él regresaba a su pueblo en todo momento en
que se veía libre. Venía para la fiesta del Patrón Santiago, trayendo la Banda
de Músicos de Julcán, donde estaba asentada su hacienda, territorios antes
pertenecientes a la jurisdicción de nuestra provincia.
En las vacaciones estudiantiles de principios de año
ya estaba organizando actividades con todos los jóvenes coetáneos suyos que
regresaban al pueblo. “La sierra representa al Perú real” dice en su tesis
universitaria.
Regresó después del IV Congreso del Apra, cuando se
produjo la ruptura y él fundó el Apra Rebelde. Después de aquel discurso de
Olivera, porque a él no le dejaron entrar, donde se acusó directamente a los
dirigentes de aquel partido político de traición y deslealtad a los principios
primigenios.
Donde Olivera fue directo y personal ante el mismo
jefe Víctor Raúl Haya de la Torre diciéndole que se parecía al original como la
luna menguante a la luna llena.
4. Su valor
y su coraje
Víctor Raúl muy dolido y tocado no pudo ocultar sus
lágrimas y sacando su pañuelo al enjugarlas no pudo resistir la emoción y
empezó a llorar.
Los dirigentes aprovechando esta situación, se
agitaron y a gritos empezaron a Olivera y a sus cuantos compañeros que habían
insultado al jefe máximo.
Se encrespó la masa humana y fueron unos segundos
providenciales en que Olivera alcanzó a escapar.
Entonces sus compañeros corrieron a proteger a Luis
que pensaban que ya había sido cogido por los disciplinarios apristas.
Y de repente masacrado en su propia camioneta que varias
veces lo atravesaron de varios disparos cuando pasaba por el local de Alfonso
Ugarte.
5. La partida,
el adiós
Regresó también a su pueblo antes de tramontar la
cordillera e incursionar en su gesta heroica en Mesa Pelada, porque de aquí
también era buen número de su contingente de soldados.
Aquella noche hubieron despedidas, adioses, se
soltaron las compuertas del alma y se derramaron muchas lágrimas de las
madres por los hijos que se iban con él.
Y, sobre todo, lágrimas de las amadas esposas.
La hora había llegado, había que marchar a la montaña,
se dio aviso a contactos, se recogieron las vituallas.
– Niño Luis, acuérdese de mí.
– Niño Luis, mi bendición. –Dijo la viejita y recién a
Luis se le vidriaron los ojos.
– Pasarán los años, amigos del alma, y esta es quizá
la última vez que nos vemos. Y que yo los veo, aunque los llevaré eternamente
en el recuerdo. –Dijo.
6. Donde acaso
floreció más de un amor
Toda su mirada en una despedida.
Miró el pueblo desde lo alto, largo rato. Sabía que
era un adiós para siempre. Una despedida. Empezó a cantar y todos al unísono lo
siguieron:
Todos vuelven
a la tierra en que nacieron
al embrujo
incomparable de su sol;
todos vuelven
al rincón en que vivieron
donde acaso floreció
más de un amor.
Bajo el árbol
solitario del silencio
cuántas veces
nos ponemos a soñar
todos vuelven
por la ruta del recuerdo
pero el tiempo del amor no vuelve más.
El aire que
trae en sus manos
la flor del
pasado, su aroma de ayer
nos dice muy
quedo al oído
su canto aprendido al atardecer.
Nos dice su
voz misteriosa
de nardo y de
rosa de luna y de miel
que es santo
el amor de la tierra
que triste es la ausencia que deja el ayer.
7. Ahora
y siempre
La gesta de Luis de la Puente por eso, y
culturalmente, es un triunfo inmenso.
Su gesta también hay que vivirla en esta dimensión, en
lo que significa sueños, utopías, heroicidad.
Quizá es en esta dimensión que él conscientemente
proyectaba su valor y victoria.
En la medida de lo imaginación, para introducirnos con
ella en el alma de nosotros mismos, de los demás y de la gente.
Lo importante ahora es la vigencia de su gesta. Lo
importante es que es ejemplo de coraje, de coherencia, de integridad moral, de
organización, de preparación ideológica.
Lo importante es su actualidad, el hecho de que siga
latente, vivo, y constituya ejemplo y camino a seguir.
Por eso lo celebramos ahora y siempre, y extraemos lo
mejor que él nos lega: la emoción social, su honestidad y su coraje. Por eso,
¡Luis de la Puente! ¡Presente!
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