HERIDAS DEL SISMO DEL 1970 EN ANCASH
Por Juan Rodríguez Jara
Han transcurrido 44 años desde aquella tarde del 31 de mayo cuando la hermosa suiza peruana se convertía en un desierto de escombros, los gritos y ruegos se confundieron con la abundante polvareda de las casas de adobe que reemplazaron a las nubes. Del aire no podían determinar los estragos de la destrucción, las primeras informaciones se centraba solamente en el alud de Yungay.
Tres días aislado de todos, no había comunicaciones, agua cortada, en tinieblas por falta de luz, muertos enterrados debajo de los escombros, heridos formando cola en el deteriorado hospital, el cementerio reventaba por la cantidad de muertos, se tuvo que habilitar una fosa común para evitar epidemias.
Una vez evaluado la catástrofe y conocido por el mundo la magnitud del desastre, muertos y heridos se multiplicaron las ayudas solidarias de gobiernos a nivel mundial, que enviaron equipos, medicinas, ropas, carpas para los damnificados; pero esto no llegó a las mayorías que sufrieron, como en todo los acontecimiento donde exista algo que puede llenar los bolsillos de unos cuantos, intereses de planificación y ansías de enriquecimiento de quienes deben aliviar el dolor se torna tenebroso, es así que nació la corrupción tanto en reparto de víveres, carpas, frazadas y otros. A los miembros de la Guardia Civil, Investigaciones y Republicana su comando prohibió recoger cualquier ayuda de las instituciones que repartían, no obstante que éstos servidores del estado eran damnificados, habían perdidos familiares, casas y todo cuanto tenían. Al autor del nota el Jefe de Región de la Guardia Civil al visitar su casa derrumbada, ordenó que de la ayuda que llevaron de Lima, le entreguen dos picos, dos lampas, dos carretillas para que remueva los escombros y rescate sus enseres, una vez que concluya recupera sea cambiado a una unidad de Lima, sin perjuicio de evacuar en el acto a su esposa juntamente que su menor hijo de un año de edad. Lo ordenado llenó el papel no así las manos de herramientas.
A seis años del medio siglo las heridas del sismo de Ancash aún siguen vigentes, no han podido cicatrizar por indolencia de sus autoridades, no obstante la numerosa ayuda internacional, fuertes sumas del presupuesto nacional y ahora el canon minero. El Departamento de Ancash es la más rica de todo el Perú, sin embargo se debate entre la pobreza y extrema pobreza, centrándose solamente a las provincias de la costa y el Callejón de Huaylas las ayudas y trabajos de infraestructura, vial y agricultura se encuentran abandonadas, la carretera longitudinal de la sierra en el tramo Catac, Huari, Piscobamba, Pomabamba- Sihuas, no obstante tener el estudio hace cuatro años no se ha construido por la inoperancia de la Región, el presupuesto ha sido distraído en otras cosas menos en el progreso del departamento, el caso real y visible ¿Cómo es posible que en 44 años no se haya terminado de construir la Catedral de Huaraz? Para el avance en su construcción ha tenido que recurrir a pequeñas actividades de los comprometidos en levantar este altar a Dios. Hasta kermes, rifas, etc.
Como es del conocimiento de todo el Perú, Ancash tenía dinero para todo, pero eso se utilizó para la corrupción, el crimen, ahora se acuerdan de Dios y su Iglesia Catedral no lo terminan. Gracias a Dios y a la buena voluntad de personas comprometidas en el bienestar de los ancashinos se viene restaurando la normalidad, deben reaparecer los millones que han sido escondidos, por eso el sismo dejó la destrucción con la secuela de la corrupción para afincarse en los cargos por gente inmoral sin alma ni conciencia, y así, llegara los cincuenta años y el recuerdo del sismo perdurará porque los ancashinos no hemos sido capaces de superar. Dios que nos ampare.
ANCASH
En un minuto te cambiaron
con el roer de una explosión;
tus tejados rojos eclipsaron.
Tus calles empedradas se ocultaron,
tus hijos se marcharon
sin adioses se dejaron.
Tus heridas se multiplicaron
tus nieves en retirada se van
yo de lejos te doy mi corazón.
Tu rio santa se va secando
y los crisoles andinos,
decantan lágrimas de oro
que sucumben en nada
con la eterna corrupción.
Hoy día aniversario de luto
el cementerio está llorando,
con las almas en sufrimiento
que calaron en la soledad.
Cruz de Rataquenua
pinta de alegría mi Huaraz.
Señor de la Soledad
dibuja la ciudad en progreso
y tu voluntad sea de paz.
Huaraz, 31 de mayo 2014.
Juan Rodríguez Jara
TU RECUERDO
Los largos eucaliptos, de tiernas hojas
inquietadas en una tarde desconcertada
no se han repuesto en cuarenta y cuatro años
porque los caminos salieron a lejos.
Gritos y desconsuelos atrapados resuenan
en tu callejón de Huaylas sin salida;
escalando tus cordilleras van despareciendo,
el río Santa en agonía sigue su destino.
Huascarán enterró a su Yungay hermosa
dejando las palmeras de testigo eterno.
Rosas ya no florecen en el Campo Santo
porque nadie riega, ni el Huascarán.
Juan Rodríguez Jara