SEÑAL DE ALERTA
¿SON DELINCUENTES TODOS LOS JUECES?
Herbert Mujica Rojas
Por fin ingresó la demanda de Amparo por violación
de derechos constitucionales que lesionan al Estado, es decir, a la
ciudadanía o a todos los peruanos: 1) al servicio parlamentario de
investigación de asuntos de interés público, sin mengua judicial
ilícita; y, 2) a la administración de justicia con tutela procesal
efectiva, vía resoluciones judiciales fundadas en derecho objetivo
(debido proceso), sin corrupción, ni prevaricación. El expediente contra
el juez de Alan García lleva el número: 16042-2014 y le compete conocer
al 10° Juzgado Constitucional.
¿Es justa y equilibrada la pregunta, son delincuentes todos los
jueces? Ensayo una respuesta categórica: ¡de ninguna manera! Hay una
minoría venal, comprable, en dólares o en euros, capaces de vender hasta
su alma con tal de favorecer el desarrollo sempiterno de la corrupción
en el Perú, ese grupúsculo acapara los casos grandes, yugula cualquier
chance que magistrados sin ataduras o ligazones sospechosas de afinidad o
trabazón dineraria, analicen y dictaminen sobre los señorones que
delinquen y luego todo lo arreglan con cientos de miles de billetes. ¿No
hay acaso un juez imbécil que se ufana de hacer caso omiso a las
observaciones sobre sus gruesos yerros que favorecen a un ex mandatario
de firma dinámica para fabricar indultos a narcotraficantes?
La demanda que en nombre del interés público interponen los
ciudadanos Guillermo Olivera Díaz, Raúl Wiener Fresco y quien esto
escribe, tiene sólidos fundamentos que necesitan ser materia de una
exhaustiva exégesis, debate y ciencia jurídica para rebatir sus
aserciones contundentes. La lógica del único abogado del trío, Olivera,
brilla con luces rutilantes de enorme apego al derecho en general y al
código procesal constitucional, en particular.
¿Es un tema puramente jurídico? Quien así lo afirme, cae en craso
error de apreciación. Más allá de la discusión entre leyes y códigos,
hay un asunto que es el mar de fondo retador: ¿es posible luchar y
vencer a la corrupción congénita en Perú desde el mismo momento en que
los tres ibéricos de la conquista: Pizarro, Almagro y el infaltable cura
católico Hernando de Luque arribaron a nuestras costas? ¡He allí un
dilema inescapable! ¡Vamos a ver si nuestros "analistas,
internacionalistas, y demás istas" se atreven a cruzar el Rubicón de
naderías para tratar una materia que exige definición y militancia:
¡contra la putrefacción política nacional o a favor de ella! Así de
simple.
De buenas intenciones está empedrado el suelo del infierno (si es que
existe) y Perú es el compendio de aquellas. Hay que hacer y organizar,
pelear en los estrados judiciales, en las calles, en las aulas, en los
centros de trabajo, en todos los sitios para evitar que la Patria siga
constituyendo un vivero en que los rateros y ladrones, de bisabuelos a
bisnietos, con o sin apellidos rimbombantes, persistan en la letal
comisión de destruir y empobrecer al país. ¿Que siempre ha habido
corrupción? Sin duda, pero ¿eso debe ser nuestra letanía cotidiana para
NO hacer nada? Quienes así piensen, morirán sin haber dejado huella o
impronta. ¡Allá ellos!
Perú debe estar atento a cómo se comporta el Poder Judicial y es
pertinente preguntar si acaso hemos llegado al fin de la historia de lo
posible en este país y si existe un solo juez ético capaz de desoír las
sirenas del soborno o las trompetas que tocan a rebato para lavarse las
manos.
Pocas veces se han presentado disyuntivas tan serias como las de esta
oportunidad. Es hora de ajustarle las tuercas a ex presidentes rateros y
vulgares que jamás conocieron el quehacer cotidiano que se llama
trabajo honesto, común y corriente. También es momento de convertir a la
Patria en madre y no madrastra de sus hijos trocándola en fuente de
progreso y desarrollo imbatibles y no en madriguera de pícaros y
monreros.
¿En qué grupo se alinea usted amable lector? Luz, fanal, antorcha que
alumbra derroteros, la demanda contra el juecesito de García ya ingresó
al Poder Judicial. Estemos alertas a ver qué ocurre de ahora en
adelante.
Fuente:
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