CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
MAYO: MES DE LOS TRABAJADORES,
DEL LEGADO DE LA PAPA DEL PERÚ
AL MUNDO, Y DEL MAESTRO ENCINAS
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
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LA BÚSQUEDA DE LA GRANDEZA, SIN PERDER
LA FELICIDAD DE LOS ACTOS COTIDIANOS
Tío Andy se nos ha ido. No he podido verlo en mucho tiempo, casi diez años. Ha fallecido de pronto, antes de su tiempo y sin ninguna razón que alivie nuestra pena. Se ha ido un buen hombre, un cariñoso esposo, un gran padre.
Lo recuerdo durante una nevada, avanzando desde la nieve con dos cajas de pizza en las manos. Lo recuerdo en ese tiempo en que el invierno es casi primavera, sacando su camaro rojo a pasear entre los árboles.
Lo recuerdo en Lima, rodeado de sobrinos que él conocía por primera vez, sentado en la sala de Pando, contestando cada pregunta que teníamos. Lo recuerdo con mi papá, tratando de dominar la pronunciación de la palabra “cachanga”, que salían humeantes de la cocina, y confundiéndose después de un rato en recordarla, pero esforzándose y pronunciando en vez de la palabra aprendida otra que se le había quedado pegada: “chanchito”.
Lo recuerdo con su máscara de lobo, asustándonos desde la oscuridad para luego ir a jugar un par de partidas de Mortal Kombat pero sin ejecutar ninguna fatality, porque simplemente no sabíamos cómo hacerlas. Prestándose a las bromas y jugándonos unas cuantas también.
Lo recuerdo haciendo dormir a Andrew de tres años, con el rostro del chiquitín acomodado plácidamente entre su hombro y su cuello, mientras que Stefany trataba de permanecer despierta unos minutitos más, incluso sabiendo que su destino era dormir también en su abrazo.
Siempre he creído que lo volvería a ver. El futuro siempre es mañana y uno no se da cuenta cómo el tiempo va pasando y acumulándose atrás y atrás y atrás. Y ya no es un mes o un año sino diez años y pico, y ya no somos jovencitos universitarios con ensayos y enamoradas sino hombres de casa, con trabajos y esposas e hijos.
Dejamos pasar el tiempo y gente a la que amamos y queremos ver se aleja y casi sin darnos cuenta pasan diez años y perdemos la oportunidad de poder volvernos a decir “hola”, darnos un abrazo y ponernos al día con nuestras andanzas. Pero a tío Andy no lo volveré a ver, y eso me sume en una pena infinita.
Adiós, querido amigo, de tus acciones aprendí que la búsqueda de la grandeza está bien, mientras no perdamos la felicidad cotidiana de los actos sencillos de la vida. Adiós, buen hombre.
Tu sobrino,
DANILO EMILIO
SÁNCHEZ LIHÓN MAYORGA
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25 AL 31 DE MAYO
SEMANA
DE LA EDUCACIÓN
INICIAL
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
PERRO
QUE
NO LADRA
Danilo Sánchez Lihón
1. Más
aún
– ¡Ay!
Y apenas pudo la niña ahogar el grito de terror en su pecho.
El perro se había acercado con su cabezota impresionante, sus ojos líquidos y su boca semiabierta.
Por sus belfos caía su baba transparente y dejaba ver unos colmillos blancos y afilados.
Era casi del tamaño de Elvira. Ella les tenía terror a los perros, y sobre todo a sus ladridos.
Pero su padre les había explicado a todos en casa, hasta con ruegos, que no hay que huir de ellos porque éstos muerden a las personas que corren.
Y más aún a quienes fugan dominadas por el susto o el pavor.
2. Se pone
detrás
Y no se cansaba de repetir el refrán que dice:
"Perro que ladra no muerde".
Pero éste, que era grandísimo, se acerca y olfatea a la niña.
Parece un lirio pasmado bajo la garra de una fiera que la examina con una crueldad implacable.
El vestido blanco, inmaculado, y el cuerpecito de la niña, empiezan a temblar.
Se agita como una plantita, sacudidas sus hojas por una tempestad.
Como una flor al borde de un abismo estremecida por la borrasca
El padre se ha percatado de la situación y avanza resuelto y serenamente se pone detrás.
3. Y
la acaricia
En eso, Elvira, como un resorte, dio un salto hacia atrás para echarse a correr despavorida.
El perro doberman negro no alcanzó a reaccionar con la rapidez que ella había dado el brinco.
Pero ahí estaban los brazos del padre que la alzaron a la altura de su pecho mientras, con los ojos, vigilaba la actitud del animal.
La niña, ya en los brazos de su papá, se desató en un llanto incontenible.
– ¡Papá!, ¡Papá!
Solloza desesperada:
– ¡Ay!
Él la calma y le dice:
– No pasó nada, hija. –Y la acaricia.
4. La niña
grita
– ¡Papá!
– No pasó nada, hija. No pasó nada. Todo fue un pequeño susto.
– ¡Papá!
– Ya, cálmate hijita, por favor.
– ¡Papá! –Hipa la niña.
– No te hizo nada. –La consuela–. ¡No te hizo nada!
– ¡Papito!
– ¡Sí, hijita, aquí estoy! ¡Ya pasó! ¡Y no se huye así, hijita! Ni se corre.
La niña grita de nervios:
– ¡Papá, pero este perro no ladraba!
– Está bien. Tampoco te hizo nada, hijita.
5. ¡Ya
pasó!
– No ladraba papá, y tú siempre dices:
"Perro que ladra no muerde".
– Así es, hija. Así es.
– ¡Pero este perro no ladraba, papá!
– Claro.
– Entonces quiere decir que sí ¡mordía!
Y repetía llorando a gritos, esta vez en el hombro de su padre, que la seguía acariciando:
– ¡Este perro no ladraba, papá! ¡Quiere entonces decir que sí mordía!
– ¡Ya pasó, tranquila hija! ¡Ya pasó!
6. Así
es
– Papá. Si no ladraba quiere decir que sí mordía.
– Pero, ya pasó.
– Pero este perro, ¡sí mordía! ¡Sí mordía!
– ¿Por qué crees eso, hijita?
– Porque tú siempre dices:
"Perro que ladra no muerde".
– Así es, así es, hijita.
– Pero este perro no ladraba, papá, ¡quiere decir que sí mordía!
Era su lógica implacable.
7. Desde
ese día
Recién allí fue entendiendo el padre que si dice que perro que ladra no muerde, entonces perro que no ladra sí muerde.
La niña se durmió en sus brazos y cada cierto tiempo emitía un hondo suspiro haciendo que su cuerpecito se zarandee.
Recién allí, mirándola a su hija dormida como un lirio bajo el oscuro celaje del día, entiende del torpe y burdo razonamiento que tenemos los adultos.
Desde ese día su padre hace revisión total a la lógica de los refranes del profuso repertorio que salían de su boca, sometiéndolos a la lógica infalible de la sabiduría de los niños.
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CONVOCATORIA
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2015
LIMA:
MIÉRCOLES 20
TRUJILLO:
JUEVES 21
SANTIAGO DE CHUCO:
VIERNES 22
SÁBADO 23
Y DOMINGO 24
DEL MES DE MAYO
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