CARTA A UNA MADRE SOLTERA
Perdona en mis flores un beso, que irrita al celoso día,
y más, cuando me liberan fluviales cantos de tu Amazonas.
Como viento que se detiene, tus ojos abrazan mi pecho
llevándome de súbito hacia tu ciudad de preñada selva.
Y dentro de huertos vivo estremeciéndome en mágicas tardes
como si me quemara un ramillete de amorosos mensajes.
Así miro pasar este domingo : todo un fuego de tus ojos
recorriéndome en llamas de palmeras, de ríos y aves en vuelo.
Yarina, no sólo eres clarísima flor en cada anuncio
del amanecer, donde sin ropas Dios deja su huellla.
Como las orquídeas en cabelleras de Iquitos, Napo, Moyobamba.
O como, la carretera de inguiris silvando, allá en Camisea.
Tú eres esa luz que llega con retos de Año Nuevo,
ese sol con lluvia de plátanos en ribereña pobreza.
Y sin embargo, qué tiernos tus días compuestos de luz íntima
y prometidas flores, entre tanta soledad y desgracias del planeta.
Y sin embargo, has hecho lagunas azules para nacer entre árboles,
entre Febreros y Mayos, con catorce mirlos tan enamorados.
Cantos tan lejanos y poblados, con música de juanes y libros,
con risueñas hojas de amistades. Cantos para ser uno mismo.
Y tu voz de madre soltera, los levanta : una y mil veces,
hacia la hora puntual, de vivos ríos, diariamente ...
Con muchos peces, con muchos mares, con esas orquídeas florecidas
que, en tus humanos brazos, son hijos de hogar, agua, pulmón y Poesía.
Víctor Castro Achuy
Laredo. Trujillo. Perú.
MADRE: CORAZON DE MIS DÍAS
Por Víctor Castro Achuy
¡Hola! ¡Que tengan un bonito día domingo!
¡Qué suene la alegría como cuando nacimos!
Una reunión, sencilla y grandiosa familia,
abra ventanas y saludos, tanto para besos
como para flores en el cielo.
Alcemos a todo pulmón sobre los Andes
la característica voz de Mayo
y su tierno esplendor, cantando:
¡FELIZ DIA DE LA MADRE!
Segundo domingo de Mayo,
un día de mesa larga con infancia,
un día de honda caminata.
Hijos , esposo, yernos,
han cooperado para mostrar su Amor
no a la fiesta sino a la ¡Madre!
Allá, en el borde de un río
se remojará un juane con aguajina.
En lejanos cerros, en puntas increíbles,
hablará una lapa de cuyes con papas amarillas y chicha.
Aquí, saltará un escabeche de pez bonito, bueno y "barato".
Como risueñas rosas en el campo
amorosa sonríe la mesa de la familia.
¡Qué vivan las madres rodeadas de sus hijos y risas!
Que vivan siempre
como mi madre Celia sirviendo mi almuerzo
de azafranado arroz con pato, muy sonriente, desde el cielo.
Ahora que recuerdo,
en mi corral hay un fresco tinajón esperando música
bajo mi enramada de tumbos, higuirilla y caiguas.
¡Salud, madre mía!
¡Salud, y muchas gracias!
Hoy, beso como un niño tu fotografía ...
tu gracia toda, tu huérfano cholito.
Laredo (Trujillo, PERÚ)
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