.
CULPABILIDAD COMPARTIDA
Por: Dr. Ángel Edgardo Chirinos Lavander
Es
muy lamentable todo lo que ha ocurrido últimamente, con eso de los
desbordes de los ríos en nuestro país, principalmente en la zona norte
del mismo, que ha conllevado pérdidas incalculables de todo tipo; pero
no hay que olvidar, que existe una Ley Natural, que a la letra reza y
que siempre se la debe tener muy en cuenta: “No hay efecto sin causa ni
causa sin efecto”.
Pues traigo esta Ley a la memoria, para indicar que en sí, los ‘causantes’ directos o indirectos de estos desastres producidos, son las mismas autoridades y aquellos llamados ciudadanos que por diversos motivos son esos causantes. Ya sea por: falta de carácter y decisión -autoridad- o también por indiferencia como que no generan coima, emplean los recursos presupuestales en algo que les rinda grandes dividendos económicos-personales, dejando de lado las necesidades de sus electores -por corrupción, en otras palabras- así como incapacidad para gobernar y administrar, de los primeros; ahora, de los llamados ciudadanos, sea por ignorancia, necesidad o viveza, construyen sus viviendas en zonas no habilitadas para ello, olvidándose o no teniendo en cuenta, que los ríos tienen memoria y recuperan en cualquier momento sus cauces.
Construir o permitir entonces, que se construya en una zona no apropiada para hacerlo, es crear una ‘bomba de tiempo’ que la Naturaleza la hará explotar llegado su momento, como una respuesta y protesta a esa supina irresponsabilidad de ambos actores, que bien podríamos llamarla “culpabilidad compartida”, para expresarla de manera suave y no como en verdad se merece.
Tanta tragedia se habría ahorrado, como cuántos gastos de vidas y económicos se hubiera evitado, si tanto las autoridades como esos individuos irresponsables, hubieran actuado con inteligencia, criterio, responsabilidad y moral de personas probas; y no como vulgares delincuentes y parias de nuestra sociedad. Que ahora deben llevar sobre su conciencia -si es que la tienen- toda la culpa de la tragedia humana y material que este desastre ha acarreado.
No se puede concebir jamás, que puentes que tienen más de doscientos años de construidos y sin la tecnología de punta que ahora se esgrime, resistan los embates de las aguas agitadas y desbordantes de un río, mientras que aquellos puentes que recientemente han sido edificados, se desplomen o caigan porque las aguas minaron su estructura; peor aún, que un ingeniero responsable del mismo, diga que no se ha caído sino se ha desplomado -¿ignorancia en el desconocimiento del término fonético? Bien se dice, que la universidad sólo capacita para una especialidad requerida, mas no educa y menos culturiza.
Aquella ‘autoridad’ -que parece no serlo, porque su gobierno se le va de las manos aunque sea mudo- y a quien le eligieron diciendo: “… roba pero hace obras…”, ahora ¿qué dirán quienes votaron por él y él qué dirá de ‘sus obras’? Tendrá que seguir siendo mudo por más tiempo. De igual manera, los gobernantes últimos de la nación, que destinaron los presupuestos para la prevención de esos desastres y que ese dinero lo festinaron al emplearlo en otras ‘obras’, ¿qué dirán para salvar su responsabilidad en estas tragedias?
Si hubieran gobernado en otros países -los como asiáticos-, ya hubieran estado encarcelados o llevados a la horca; pero aquí están en el país, buscando el modo de cómo comprar a la justicia -que por infortunio se vende-, así de cómo fugar del país o evadir su responsabilidad y culpa.
Esa es la nación que nos cobija, la misma que cada día se hunde más, porque la corrupción se va esparciendo como una reguera de pólvora que explotará en cualquier momento y que genera actualmente, aquella delincuencia que cada vez se nutre con el mal ejemplo de la mayoría de las autoridades que nos gobiernan; lo que también se podría rotular sin ambages, como: “culpabilidad compartida”.
Finalmente, se dice con mucha razón y fundamento, que “de los errores también se aprende, para no volverlos a cometer”; aunque esto a veces por negligencia, fanatismo o por dejarse llevar de la publicidad engañosa, no se cumple -caso, la segunda elección de García Pérez- que a pesar de su primer gobierno desastroso, fue nuevamente elegido a los pocos años. Bueno, esa fue una etapa funesta de nuestra república, como ahora lo es, esta desoladora situación de los huaycos con “culpabilidad compartida”. ¡Vale!
Pues traigo esta Ley a la memoria, para indicar que en sí, los ‘causantes’ directos o indirectos de estos desastres producidos, son las mismas autoridades y aquellos llamados ciudadanos que por diversos motivos son esos causantes. Ya sea por: falta de carácter y decisión -autoridad- o también por indiferencia como que no generan coima, emplean los recursos presupuestales en algo que les rinda grandes dividendos económicos-personales, dejando de lado las necesidades de sus electores -por corrupción, en otras palabras- así como incapacidad para gobernar y administrar, de los primeros; ahora, de los llamados ciudadanos, sea por ignorancia, necesidad o viveza, construyen sus viviendas en zonas no habilitadas para ello, olvidándose o no teniendo en cuenta, que los ríos tienen memoria y recuperan en cualquier momento sus cauces.
Construir o permitir entonces, que se construya en una zona no apropiada para hacerlo, es crear una ‘bomba de tiempo’ que la Naturaleza la hará explotar llegado su momento, como una respuesta y protesta a esa supina irresponsabilidad de ambos actores, que bien podríamos llamarla “culpabilidad compartida”, para expresarla de manera suave y no como en verdad se merece.
Tanta tragedia se habría ahorrado, como cuántos gastos de vidas y económicos se hubiera evitado, si tanto las autoridades como esos individuos irresponsables, hubieran actuado con inteligencia, criterio, responsabilidad y moral de personas probas; y no como vulgares delincuentes y parias de nuestra sociedad. Que ahora deben llevar sobre su conciencia -si es que la tienen- toda la culpa de la tragedia humana y material que este desastre ha acarreado.
No se puede concebir jamás, que puentes que tienen más de doscientos años de construidos y sin la tecnología de punta que ahora se esgrime, resistan los embates de las aguas agitadas y desbordantes de un río, mientras que aquellos puentes que recientemente han sido edificados, se desplomen o caigan porque las aguas minaron su estructura; peor aún, que un ingeniero responsable del mismo, diga que no se ha caído sino se ha desplomado -¿ignorancia en el desconocimiento del término fonético? Bien se dice, que la universidad sólo capacita para una especialidad requerida, mas no educa y menos culturiza.
Aquella ‘autoridad’ -que parece no serlo, porque su gobierno se le va de las manos aunque sea mudo- y a quien le eligieron diciendo: “… roba pero hace obras…”, ahora ¿qué dirán quienes votaron por él y él qué dirá de ‘sus obras’? Tendrá que seguir siendo mudo por más tiempo. De igual manera, los gobernantes últimos de la nación, que destinaron los presupuestos para la prevención de esos desastres y que ese dinero lo festinaron al emplearlo en otras ‘obras’, ¿qué dirán para salvar su responsabilidad en estas tragedias?
Si hubieran gobernado en otros países -los como asiáticos-, ya hubieran estado encarcelados o llevados a la horca; pero aquí están en el país, buscando el modo de cómo comprar a la justicia -que por infortunio se vende-, así de cómo fugar del país o evadir su responsabilidad y culpa.
Esa es la nación que nos cobija, la misma que cada día se hunde más, porque la corrupción se va esparciendo como una reguera de pólvora que explotará en cualquier momento y que genera actualmente, aquella delincuencia que cada vez se nutre con el mal ejemplo de la mayoría de las autoridades que nos gobiernan; lo que también se podría rotular sin ambages, como: “culpabilidad compartida”.
Finalmente, se dice con mucha razón y fundamento, que “de los errores también se aprende, para no volverlos a cometer”; aunque esto a veces por negligencia, fanatismo o por dejarse llevar de la publicidad engañosa, no se cumple -caso, la segunda elección de García Pérez- que a pesar de su primer gobierno desastroso, fue nuevamente elegido a los pocos años. Bueno, esa fue una etapa funesta de nuestra república, como ahora lo es, esta desoladora situación de los huaycos con “culpabilidad compartida”. ¡Vale!