Danilo Sánchez Lihón
1. Luz
del alma
A Túpac Amaru hemos de identificarlo con el sol que nos alumbra y nos vivifica cada día.
Hemos
de pensar en él como un referente fundamental para nuestras vidas,
puesto que encarnó la justicia que es una totalidad, como lo es el sol.
También
porque somos descendientes de una cultura que reverenció al sol, por su
carácter vivificante, por su brillo y por su luz.
Como
también porque el sol todo lo renueva y lo hace florecer, propiciando
que la vida surja y se eleve el canto feliz, el himno de afirmación y el
abrazo solidario.
Hemos de identificar a Túpac Amaru, niños, con la luz noble y lúcida de la mañana que protege y abriga.
Con
la luz que es el calor de la fraternidad de compartir los dones de la
tierra; luz del conocimiento para edificar y construir.
2. En la tierra
y en el cielo
Por eso se enaltece al sol y en él se rinde pleitesía a lo luminoso, a lo fulgente y fundacional.
De
allí que fuéramos grandes astrólogos contemplando la bóveda sideral,
rastreando el curso de los cometas y con ello acrisolando sabiduría y
libertad.
Sabios que conocían más caminos entre las estrellas y galaxias que los espléndidos Caminos del Inca.
Construidos
en línea recta del Cuzco hacia Quito, así tuviera que descender por
abismos oscurecidos o ascender hacia cumbres de nieves eternas.
Caminos sembrados en sus orillas de abundantes arboledas y puquiales de agua cristalina del Qhapaq Ñan.
Que unían a los asertos racionales los atributos mágicos, y a los axiomas espirituales la salud del organismo humano.
Donde
Túpac Amaru es luz fraterna, luz del alma, luz protectora, tierna y
cálida; luz que hermana con lo que es legítimo en la tierra y en el
cielo.
3. Bandos
de libertad
Por
eso hizo callar con un solo gesto de su brazo a la plaza condolida, y
dirigió su mirada hacia todos los contornos llenos de gente
arremolinada.
Trance
que asombra por la majestad de su conducta, primero como reo y
enjuiciado, y dando una orden en el momento de su ejecución que más que
un evento humano parecía un ritual cósmico esparcido hacia la rosa de
los vientos que él aprendiera a seguir contemplando a las estrellas.
Impresiona
su talante imperturbable ante la sentencia leída, sin conceder ni un
parpadeo siquiera, ni un solo esguince de ningún músculo de la cara, o
del cuerpo que se le estremeciera o temblara, hecho que significa un
castigo para sus ejecutores.
Ni
un solo rictus de dolor, pese a que era atroz, cuando le introducen los
clavos ardientes desde detrás del cráneo hasta hacérselos salir por la
boca, en castigo por los cuatro bandos de libertad que él había
promulgado.
4. Tiempo
y eternidad
Ninguna
súplica, ningún gesto de pedir clemencia ni mucho menos de rogar perdón
o manifestar arrepentimiento por algo cometido, sino separando las
aguas al decirle al tribunal: “Aquí solo hay dos culpables: tú por
reprimir a mi pueblo, y yo por querer liberarlo”.
Actitud
en la cual encontramos su verdad inmarcesible, su razón de ser y la
herencia que nos lega en la profundidad posterior de su silencio que no
se cansa de inspirar.
¿Para
qué más si en la honda solemnidad cuando le daban muerte hablan las
piedras? ¡Cuánto publican y notifican las huellas de sus pisadas en la
tierra y las estrellas titilantes del cosmos!
Porque
él sabía que el tiempo es tiempo y la eternidad es eternidad, que son
dos realidades diferentes. Sabía de lo que es la contingencia y de lo
que es verdad fundamental y permanencia. ¡Y él eligió a esta última!
5. Mensaje
imperecedero
Y
con él estaba su esposa, sus hijos y toda su familia, como también su
vecindario y su comunidad; lo que prueba que la suya fue una rebelión de
hogar, de filiación y de fuego tutelar.
Sabía
que las causas que se defienden cuando son justas y verdaderas no
importan las circunstancias, ni los avatares ni los accidentes que se
den en un período o en una estación.
Por
eso fue tan hierático, pleno de majestad y su silencio fue tan hondo.
Porque le interesaban las circunstancias actuales, pero más el
movimiento de los planetas y las constelaciones, como contempladores
maravillados de las esferas celestes que fuimos y que somos.
Sabía
que su mensaje es imperecedero. De allí que pasarán las edades y su
nombre proseguirá hasta el infinito significando justicia, libertad y
solidaridad humanas.
6. Los sueños
verdaderos
Su
soledad de sentarse frente a un abismo era para encontrar el camino de
un mundo fraterno y matinal como el que habíamos construido y volveremos
a construir en este suelo y bajo este cielo.
Por eso proclamamos que el mundo que él amara es el mundo que merece ser amado.
Proclamamos,
que la mujer que él amara, y que lo siguiera hasta subir al cadalso
para estar junto a él, es el ejemplo de mujer que merece ser amada.
Que
el país, el pueblo, la comunidad que a él le desvelaba es aquella
sociedad que motive nuestro ahínco y nuestro empeño. Porque los sueños
que él erigiera son los sueños verdaderos.
7. Estandarte
inmarcesible
Que
la lluvia y los collados, que las fuentes y las aguas de los ríos y las
estrellas del firmamento que él mirara son las que merecen ser
observadas cada vez que amanezca el sol sobre la tierra.
¡Túpac
Amaru! ¡Hermano del alma, padre inmortal, ser entrañable, ahora y
siempre! ¡Contigo nos reafirmamos en lo que somos! Y en base a eso
estamos prestos a luchar.
Porque
te has vuelto fuente, manantial, lluvia que haces aflorar una savia
nueva y poderosa, y porque junto a ti somos honderos del alba.
Y
declarar que el porvenir contigo nos debe no una sino mil victorias,
las mismas que hemos de obtener bajo tu estandarte inmarcesible. Y lo
será aquí, ahora, y eternamente.
*****
Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
*****
CONVOCATORIA