Danilo Sánchez Lihón
Me
correspondió hoy día 25 de marzo del año 2017, disertar en el Curso de
Especialización de Literatura Infantil y Juvenil y Comprensión Lectora,
que viene desarrollando la Asociación Peruana de Literatura Infantil y
Juvenil y la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, y que se prolongará
hasta el mes de agosto del presente año. En un auditorio colmado, atento
y ferviente de jóvenes, ha constituido esta una experiencia intensa y
gratificante He aquí parte de lo expuesto:
1. El poder
de la palabra
Hay
que amar la literatura para saberla enseñar, porque uno de los aspectos
más peligrosos, lleno de riesgos y acechanzas funestas en nuestra
educación y cultura es hacer trascendente lo trivial y trivializar lo
trascendente, igual a aquella advertencia que dice que nada desanima más
a un pueblo que ver que el pillo sirve de ejemplo y el virtuoso de
mofa.
Y
que se produce cuando reducimos la literatura infantil al grafismo, a
las láminas pintarrajeadas e impresas sobre duro cartón, a los monitos
de cartel que ilustran poemas triviales que se extraen de toda feria de
banalidades; habiendo dos nuevas amenazas que han aparecido, que asedian
con implacable denuedo haciéndose pasar como literatura infantil cuales
son los textos de autoayuda y textos de buena intención escolar que no
son ni literatura ni corresponden a la infancia que es magia y libertad
La
literatura infantil es vuelo imaginario a través de la palabra, que
nunca más que en esta oportunidad está cargada de todo su poder. Donde
la palabra es el paisaje, los personajes, los sucesos que se
desenvuelven, cada una de las sensaciones que se elevan o desprenden. De
allí la mayor importancia de la literatura infantil oral en donde no
hay la muletilla, el bastón del grafismo que tanto resta y disminuye el
poder de la palabra.
2. Desde
la vida
Frente
a ello, principios rectores en la enseñanza aprendizaje de la
literatura infantil en una realidad como la nuestra y ante los desafíos
que tenemos que afrontar con suficiencia y vencer con entrega, son:
a.
Enseñar y aprender a partir de experiencias significativas de los
alumnos participantes mediante la producción y redacción de textos.
b.
Tomar como referente la cultura popular, el folclore y el contexto
social, sobre todo considerando las diversas regiones de una cultura tan
rica y tan vasta como es la nuestra.
c. Tender a que la vida del propio estudiante sea el “significante” en todo el proceso de desarrollo de la asignatura.
d.
Compartir experiencias, debatirlas y recrear la literatura en el aula
haciendo conciencia del lenguaje oral y escrito al recrearlo desde la
vida y tomando en cuenta nuestra realidad.
e.
Lograr que además de entrar en contacto con textos muy significativos
el alumno logre destrezas tales como ser un excelente lector oral y un
calificado narrador de cuentos.
3. Crear
otros universos
Aprendizaje
significativo de parte de los estudiantes que participen de esta
experiencia ha de ser la premisa principal para el desarrollo de los
cursos de literatura infantil.
También, que principalmente se sustente en sus propias vivencias y que trasunte su propia su realidad.
Que
permita que cada uno descubra su yo interior personal y profundo, su
revelación original para visualizar de manera propia y particular el
fenómeno literario dirigido y orientado hacia los niños.
Que el futuro docente sienta que tiene en la literatura un don formativo de extraordinario valor.
Que reconozca aquellos elementos que lo hacen más potencialmente motivador.
Que
haga sentir a los niños y jóvenes, por ejemplo, la experiencia de la
libertad, es decir la capacidad para imaginar y crear de nuevo y de
manera distinta todo universo grande o pequeño que tuviera ante sus ojos
o inmerso bajo su piel y en el fondo del alma.
4. Quiénes
somos
En
la mochila de todo maestro tiene que haber una aljaba de flechas de la
mejor literatura infantil del mundo empezando por la de su propio país.
Todo
maestro ha de poseer entre sus llaves maestras una colección de cien
cuentos, cien poemas, cien mitos y cien leyendas infalibles para influir
en el alma de niños y jóvenes.
Los mismos que han de ser eficaces, imprescindibles y contundentes que dejen el alma temblando y suspendida de un hilo.
Hebra
a partir del cual el niño se balancee horas y días enteros tratando de
reencontrar su destino, ubicación en el mundo y desempeño en la vida.
Historias
con las cuales iluminar y proteger, fortalecer y catapultar el alma de
las personas que se intente guiar y orientar en la realidad dándoles
claves de existencia.
Que respondan a las preguntas y exigencias de quiénes somos y qué hemos venido a hacer e este mundo.
Sin ese arsenal en su mochila ningún joven profesor debiera graduarse.
5. Son otros
campos
La
proeza de este álbum o repertorio es su selección ardua y apasionada,
recogiendo en primer lugar aquello de que nos provee el folclor en
nuestro propio medio ambiente y que es lo que el niño necesita
dilucidar.
Para
todo ello hay que ejercitar y aguzar un aparato crítico a fin de saber
dar la debida orientación a quienes les proveemos de estos materiales.
Sin embargo, dos grandes campos quedan fuera de esta selección. Uno es
los textos de autoayuda porque tratan de enseñar algo que se agota en la
superficie de su prédica. Porque son lecturas unívocas y de un solo
significado.
Porque
tratan de dar una respuesta que se establece desde afuera y desde
arriba, que no tienen la sinceridad de los textos llanos y horizontales
de que nos provee el arte auténtico, ni tampoco suscitan grandes
preguntas ni cuestionamientos, sino que su cometido es tratar de
imbuirnos de una noción y un mensaje ya aprendido.
Y
aquel el otro campo que se agota en sí mismo es la literatura del buen
comportamiento, de hacer esto o aquello para obtener uno u otro
resultado halagüeño y en donde el niño lo primero que siente es que se
le da algo de una orientación previamente dirigida.
6. Cambian
la vida
Los
textos que se seleccionen han de ser más bien inquietantes y de
significación múltiple, de belleza singular que se hunda en el misterio,
donde el destino de los personajes y el significado de las situaciones
resulte inmenso e inabarcable.
Que
nos sumergen en cuestiones incontestables de asuntos esenciales del
ser, como es la vida, y como es el mundo. Que sus debates sean el bien y
el mal, la vida y la muerte, lo bello y lo horrendo. Que no traten de
enseñarnos algo, ni lecciones de civismo ni de buenas costumbres porque
para ello hay otros medios y materiales. Más bien:
Qué protejan y abriguen el alma
Que transformen y cambien la vida
Que sean claros y transparentes
Que elevan el espíritu y prodigan esperanzas.
Que afiancen nuestra identidad, que tengan historia y argumento. Y que cuenten algo con una profunda belleza del lenguaje.
7. Una
conjura
Con
la literatura infantil el niño más que conocer y tener respuesta sobre
algunos aspectos objetivos y concretos, se plantea más bien algunas
preguntas claves de significado inagotable.
Y
así como no puede concebirse literatura infantil sin niños resulta
imposible imaginarla sin textos diáfanos y precisos, en donde esta se
recrea, siendo el espacio de encuentro entre unos y otros la lectura
libre, gozosa y creativa.
El
punto de partida que sostiene y ampara a la literatura infantil es el
mismo que sostiene y ampara al arte en general, esto es una
confrontación con un contenido esencial y profundo.
Si
nos atenemos a las esencias y a las fuentes que la nutren y en las
cuales halla su razón de ser el arte en general nada más legítimo y
auténtico que la literatura infantil.
¿Será
únicamente el reino del ensueño, del idealismo y la quimera? No.
Repercute en la realidad. La literatura infantil es una conjura, es un
acto de sublevación, de subversión y revelación. Es la resistencia
cultural en la defensa de nuestra verdadera y honda identidad.
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