¿INCONGRUENCIA
FEMINISTA?
Dr. Ángel Edgardo Chirinos Lavander*
INTROITO
Este tema controversial por cierto,
inicialmente, pensé abordarlo como propio de una contribución prosaica hecha
para algún medio de comunicación social masivo como lo sería un diario o una
revista, en las que colaboro; pero como iba dejando pasar el tiempo para que
madure la idea, surgieron nuevas evidencias de lo que creía ya haber detectado
en un inicio, que me fueron haciendo pensar en que debería seguir investigando
con un mayor celo al respecto para continuar.
La verdad, que esa demora en
decidirme en enviar esta contribución a un medio de prensa, ha sido bastante
provechosa; pues gracias a esa demora, me permito ahora adjuntar ciertos
aspectos que se suman a la apreciación que tengo sobre este tema, que si bien
es del todo conocido pero casi ignorado o pasado por alto en el concepto
profundo del mismo.
Porque nadie lo expresa abiertamente
o no lo quieren hacer, por diversas razones que no sabemos cuáles son; pero que
lo son, lo son. Ahora pues, me atrevo a manosear el tema en mención, pero a manera
de un ensayo y por consiguiente, con argumentos más desarrollados y bastante
difíciles de ser rebatidos.
Pues esto
lo escribo, de manera sencilla y clara, como poniendo en debate su contenido y
saber la opinión de la gente en general y de las féminas en especial.
I
Hace ya
un buen tiempo, que se habla del proceso del feminismo. Y decimos proceso,
porque es un movimiento constante y sistemático que se ha venido gestando desde
antaño, con sus altibajos propios de los tiempos.
La mujer -como es lógico- siempre ha
aspirado a ser la propia mentora de su destino; de ahí, la famosa emancipación
femenina que tanto se ha publicitado como vilipendiado por los ‘machistas
furibundos’, de este planeta Tierra, que tienen la impresión que sólo ha sido
creado para ellos.
En nuestro país, siguiendo los
lineamientos que trajera un día Flora Tristán, cuyo origen tuvo a Europa como
cuna, han surgido varias entidades con esos fines y objetivos, el de elevar a
la mujer a una condición de igualdad socio-económica y política como en todo
sentido con el hombre; porque desde el punto de vista intelectual y hasta
físico, la mujer ha demostrado capacidad que no se puede menoscabar y desdeñar;
y en algunas ocasiones, superior al de algunos hombres.
Pero
eh ahí lo incongruente, son las propias mujeres en erigirse como amas y señoras
de su género, esto es, independientes y autónomas en todo aspecto; pero que en
la práctica, subliminalmente siempre aspiran depender de un hombre o que un
hombre sea quien las avale en la sociedad a la que pertenecen o desean
pertenecer como parte de la misma.
II
Esto es
lo contradictorio de este ‘feminismo
singular’; que a la vez, se contradicen de muchas maneras. Por ejemplo,
diariamente escuchamos y leemos, que éstas se presentan y se publicitan como señoras de… (fulano de tal), dando la
sensación que son propiedad de alguien o que dependen del hombre, que portan su
apellido.
Hoy día casualmente, al abrir el periódico de la
mañana y fojear sus páginas y leer aquellas que corresponden a las secciones de
sociales y defunciones, visualizo con una muesca de sarcasmo y burla, las
fotografías y anuncios de mujeres que pomposamente se autodenominan “señora … de …”, y otras, hasta el
extremo de remontarse al apellido de su hombre ya fallecido, como “señora … viuda de …”. También esta
situación, se da en las revistas de amplia difusión.
Esto que anoto, lo asevero completamente, por lo que
les invito abrir las páginas que he indicado, para que en ellas lo constaten
con sus propios ojos y evalúen ese tan mentado y pretendido feminismo de
‘igualdad de géneros’, del que alardean y que inconscientemente lo van degradando
de esa manera.
Existen casos también de mujeres hace tiempo viudas,
que parece desdeñaran sus apellidos originarios, que siguen portando el
apellido del marido muerto, con la ‘de’
como añadidura, porque proviene de un país donde se habla otro idioma.
Huachafería y estupidez, que sólo mentes acomplejadas o desquiciadas, pueden
concebir.
Tengo entendido, por mis estudios
básicos del idioma con que nos comunicamos cotidianamente aquí -el español o
castellano- que la preposición propia ‘DE’,
indica relación de propiedad, posesión o pertenencia; pues, responde generalmente
a la pregunta ¿de quién? y sobre
todo, en la relación del caso genitivo, que parece es el usado con frecuencia.
III
También
se da el caso extremo, en que algunas féminas hasta pierden sus apellidos
primogénitos, adoptando el del marido; casos concretos, los de la mayoría de
las esposas de los castrenses, que se apropian del apellido paterno del
consorte y, si ese apellido es compuesto, ¡qué mejor!; su uso se les hace
ineludible.
O también, algunas que lo hacen imitando las
costumbres -creo particularmente absurdas- que existen en algunos países del
primer mundo, en que la mujer adopta hasta legalmente el apellido del marido,
perdiendo así la paternidad primigenia que gozó en un buen tiempo de su joven
vida. Podemos así mencionar muchos casos, pero creo que los más conocidos y
emblemáticos son: Jacquelin Kennedy que se convirtió en poco tiempo y a la
muerte de su esposo Jhon, en Jacquelin Onassis al casarse con el magnate
griego, perdiendo en el camino andado, su apellido verdadero, de antes de sus
matrimonios.
Otro caso, el que estamos actualmente detectando, el
de Michelle Obama, que siendo una brillante profesional abogada, su apellido
originario lo echó al tacho de basura para llevar el de su marido. Bueno, así
es el mundo norteamericano, que de manera huachafa, algunas féminas aquí
quieren imitarlo. Un país que proclama la igualdad de derechos, pero suprime
sutilmente el de la identidad.
Qué hermoso es escuchar decir, la
presidente de la República de Chile, Michelle Bichellet, sabiendo que es casada
y tiene hijos; pero que conserva el apellido con que la inscribieron al nacer y
que no ha perdido su propia identidad, que es un derecho natural e inalienable.
IV
Esta es
una pequeña muestra del gran error de proclamarse feministas, autoras de su
propio camino y destino, cuando siguen conservando aun reminiscencias de un
pasado que ellas mismas tratan de abolir con ideas progresistas, pero cargando funestos
lastres hasta la actualidad, que desdicen de los avances en su propia y
sacrificada lucha, en aquellas reivindicaciones logradas.
Se crea así, una abismal diferencia, en la que la
dependencia se hace tangible; pues, los hombres conservan siempre su apellido
paterno sin ninguna añadidura ni pretensión de asociarlo con un ‘de’, de otro apellido por más abolengo
o rimbombancia que éste tenga o también, que detente un origen fonético
extranjero que desdeñe su ancestral procedencia y auditivamente suene como
forastero o de un idioma europeo diferente al nuestro, que lo vislumbren mejor.
Se llega a extremos tales -reitero- que muchas féminas
eliminan de tajo sus apellidos tanto paterno como materno, para adoptar el
apellido del esposo o de su pareja, como si al contraer matrimonio, éste les hubiese
cercenado de raíz los propios. Esto quizás, en franca imitación y seguimiento de
lo acostumbrado -repito- en otros países y naciones sin identidad hereditaria.
Según algunos, esto lo hacen para
abreviar el tiempo de buscar la identificación de las personas por familias,
convirtiéndolas en simples células de un tejido complejo; pero hoy con los
medios virtuales, esto no tiene razón de ser.
V
Ya a
comienzos del siglo anterior pasado, esto es el siglo XX, un compositor y poeta
colombiano -Guillermo Valencia- en una de sus composiciones hacía referencia
sobre este intríngulis cuando en una de las estrofas de su canción titulada
“A*** (la misma que los asteriscos corresponden a un nombre de mujer que éste
deseaba mantener en reserva y que, finalmente, fue plagiada con el título de
“Ódiame” en ritmo de vals por un compositor peruano), decía lo siguiente:
“Mientras tú,
que en la lid de la existencia
“palma de
vencedor has obtenido,
“después de un DE que indica pertenencia
“llevarás a lo
sumo, otro apellido.”.
Esto me hace recordar también, cuando ejercía mi labor
como profesional al servicio de la salud; un día, llegó una paciente a mi
consultorio particular y como es natural y rutinario, al abrirle su historia
clínica le pregunté sus apellidos para hacerlo luego con sus nombres; la señora
me contestó: “María de … (fulano de tal) a secas”; a mi insistencia,
explicándole el por qué lo hacía, ya que tenía que escribirlo en la HC e identificarla
inmediatamente, me replicó: “que ella jamás utilizaba sus originarios apellidos
porque como casada que era, su marido le había dicho que debería usar el suyo anteponiendo
la palabra ‘de’, de casada y así la
respetarían más y que ella dependía de él…”.
Desde luego que esto -por la
consideración que siempre he guardado al sexo opuesto, me fastidió- por lo que
me avoqué a explicarle la razón por la que estaba escribiendo; pero ella no
podía aceptar otra denominación sino por la que todos la conocían como esposa ‘de …’, ya que él era el hombre de la casa y el representante de la
familia. Al final, aceptó darme sus apellidos primigenios con la condición que
su esposo no se enterara; yo, por supuesto, siempre la trataba como Sra. María
… (y sus apellidos con los que la asentaron en su Partida de Nacimiento).
VI
Las
reivindicaciones femeninas, representadas por la demanda de una libertad de
elección y de comportamiento frente a los roles establecidos por la mayoría de
los hombres, de ser: o la mujer-madre o la mujer-prostituta; cuyo único papel
en ambos casos, es el de satisfacer, de una u otra forma, las necesidades de
una sociedad diseñada para y por el hombre, son justas e inevitables, por lo
que estas situaciones deben cambiar y deben estar de acuerdo a los tiempos
actuales de igualdad de derechos de ambos sexos.
Es justo que toda discriminación de género debe ser
combatida y excluida de nuestra mente y sistemas, porque las féminas fueron
también creadas por quien a los hombres creó, como elementos continuadores de
su obra divina; pero con situaciones de incongruencia como las que mencionamos
ut supra, no pueden ir las mujeres muy lejos, porque se desdicen de sus luchas.
De hecho, mucho de lo que nosotros conocemos hoy, como
“igualdad de derechos”, en realidad, son el resultado de la enseñanza del
Mesías; pues el historiador Will Durant dijo de Jesús, que él vivió y luchó
incansablemente por la ‘igualdad de derechos’, que algunos aún no quieren
reconocer; como también lo hizo Baháhullhá, en la difusión de su fe.
Thomas Jefferson, uno de los fundadores de los Estados
Unidos, sostenía que es la enseñanza de Jesús, de que cada persona es de
inmensa e igual importancia para Dios, sin tener en cuenta el sexo, la raza o
el status social, como verdades evidentes por sí solas, por ser todos los
humanos creados iguales y con ciertos derechos inalienables, que siempre se
deben respetar.
O como lo indica la Fe Bahá’i’, que le
da gran preponderancia a la mujer, porque desde que nace y crece, es una
profesora en ciernes y real para los demás.
VII
Por ello
-repito- la lucha reivindicativa emprendida por un sector femenino, es loable y
debe ser apoyada en sus alcances; pero que también comprendan, que éstas deben
ser planificadas así como respetadas y no ser vulneradas por ellas mismas.
¡Qué hermoso es escuchar!, cuando una mujer al
presentarse, pronuncia sus propios apellidos precedidos de su nombre, que
imaginariamente conceptuamos que es una mujer de decisiones claras y autonomía
propia, que es independiente e inteligente y que posee una personalidad
definida, sin dependencias ni ataduras que la menoscaben ni actitudes que la
limiten, que goza de ganadas libertades debido a sus condiciones de verdadera
mujer.
Mientras que en el caso contrario, aquella que agrega
el ‘DE’, nos hace parecer que es un
remedo de grandes señoras que nunca pudieron mostrar su propia personalidad,
por estar sojuzgadas a las del hombre que las representa o representó un día en
su vida, o también, que su escasa inteligencia la convierte en una muñeca de
biscuit sin contenido en la cabeza por hueca que es y que, solamente su
condición de fémina dependiente, la convierte en un ser soportable por lo
manejable que es.
Ya que el movimiento feminista peruano combate
arduamente en plazas, calles y medios de comunicación tanto escritos como
hablados y visuales, para que la mujer tenga el reconocimiento y la igualdad de
derechos que tiene el hombre; así también, debe crear conciencia en todas las
mujeres, que su filiación documentaria y de trato, jamás sea mancillada ni
menos vulnerada con la grotesca preposición posesiva del ‘de’, que en este caso específico, significa dependencia o propiedad
de alguien, así como complejos fútiles de pequeñas burgueses.
VIII
Concluyendo
sólo diré a las del ‘delicado’ sexo femenino: “Siempre hagan uso de sus
‘propios apellidos’ y no se avergüencen de quienes las procrearon, quitándose
los mismos y adoptando otros que bien pueden ser temporarios”.
Aclaro por si acaso, que no estoy en contra de
aquellos apellidos que por rezagos versallescos o de abolengo heredado de la
lejana Europa, en que la ‘nobleza’ se adosaba un ‘de’, ya sea por el lugar de
su origen o por las tierras que le pertenecían, convirtiéndose en barones,
condes, marqueses etc. ‘de’ una localidad predeterminada; lo que al agregarle a
su apellido, los convertía en un apellido compuesto o proveniente.
Todo lo que permite que esos apellidos a través del
tiempo, aún mantienen el ‘De’ como complemento o parte del motejar que llevan y
como tal, son propios. Ejemplo: Ortiz de Zevallos, Vélez de Villa, González de
Orbegozo, De Bracamonte, De la Puente, De los Ríos y muchos otros más.
Que dicho de paso, ya son desde tiempos
pasados, aceptados y reconocidos como tales, ante el sentir de la gente.
IX
Hoy día por ejemplo, al abrir una página
web de una dependencia civil de esposas de Oficiales de la FAP -que
prácticamente también pertenecen a esa institución castrense-empecé a leer sus
objetivos y constitución, así como de su junta directiva institucional y ¡oh
sorpresa!, hallé que las quince miembros que la conforman, todas ellas -sin
excepción- llevan el consabido ‘de’
de los apellidos de sus maridos, como si dependieran absolutamente de esos sus
esposos o que sin ese ‘de’, fueran unas simples desconocidas; pero que al
llevar el apellido del marido -como pertenencia de éste- desean acercarse al
grado que aquel ostenta, que en este caso particular, es el de los generales
que comandan esa institución aérea castrense.
Lo que también me he enterado
hablando del asunto, se produce con las mujeres de los jerarcas de los otros
institutos armados. Así como también sucede, con las esposas de la mayoría de
diplomáticos (los casados por cierto); como de igual manera, sucede en muchas
entidades de carácter benéfico o de servicios a los demás, en que ellas llevan
orgullosamente esa preposición que denota -repito- posesión; pero por
ignorancia petulante, la llevan sin saber el porqué.
Y pienso que muchas de ellas, suelen
argumentar la igualdad de derechos y toda esa parafernalia que arguyen, sin
darse cuenta que ellas mismas lo ‘echan por la borda’, porque viven amparándose
en lo que son sus parejas, más no, en lo que ellas son o pueden llegar a ser
por ellas mismas.
X
Y antes de terminar, deseo tocar superficialmente, otra
de las incongruencias de esta lucha feminista que apoyo, pero a la vez discrepo
porque en parte es contradictoria. Lo más incongruentes de todo es, que por
solicitud de ellas se creara un ministerio exclusivo para la mujer -demostrando
con ello- que son diferentes a los que con quienes se quieren homologar e
igualar en derechos; ¿esto no es entonces, una lucha feminista que no tiene
razón de ser, cuando ellas mismas desean distanciarse? Es como si los
cristianos -aunque parece que lo es- no aceptaran a los mahometanos en su grey
y pidieran la unión de las religiones, sólo para granjearse simpatías ajenas,
porque en el fondo no lo aceptan.
La existencia de un Ministerio de la
Mujer entonces, se podría entender por lógica, que los demás ministerios son
exclusividad de los hombres ¡tamaña aberración! Que en un mundo globalizado y
progresista, no se puede aceptar razonablemente. Para estar a la par, tendría
que crearse estúpidamente, un Ministerio del Varón.
También se ha llegado a crear aquí y
en algunos países del mundo, el Día de la Mujer, para honrarla ese día como
tal. ¿Crearán de igual manera un Día del Varón o es que los demás días del
calendario anual, son días del Hombre? Es ésta una pregunta que me gustaría la
contestara una líder feminista, con una respuesta muy clara y contundente como
muy bien analizada con lógica y razón.
Por si acaso, no vayan a pensar o
creer que soy machista y estoy en contra de las justas reivindicaciones de las
féminas, eso también sería un craso error; porque me agradan mucho y quien me
trajo al mundo fue una mujer: mi madre, una santa mujer; por lo que no acepto
que la mujer sea menos que el hombre y he dado pruebas suficientes de lo que
digo.
Por ejemplo, cuando me inicié en la
Orden Francmasónica, al darme cuenta que era sólo de hombres, luché desde un
principio y denodadamente, para la incorporación del sexo opuesto -mujeres- a
nuestra Orden: y lo conseguí, después de algún tiempo prolongado de insistencia
razonable y documentada; ahora, existen varias logias femeninas en Perú, quizás
a ese empeño que puse en hacer ver a los Grandes Maestros, la importancia y
necesidad de modernizar y actualizar nuestra sacra Orden.
EPÍLOGO
Entonces, es conveniente concluir, que es muy loable
la lucha feminista emprendida y mis deseos son, que lleguen a cumplir sus
objetivos; pero también es pertinente, que dejen de lado esos nocivos complejos
que atentan y desdicen esas épicas luchas. Como lo está haciendo, aquella entidad
surgida en Israel con arraigo en muchos países del mundo, en que las mujeres
hacen marchas para que los hombres nos acostumbremos a verla con el torso
desnudo tal y conforme muchos hombres se lucen, mostrando las mamas como una
dicotomía de órgano no sexual, ya que a veces, los hombres lo llevan más
grandes. ¡Vale!
*Estomatólogo-Cirujano, Cirujano
Máxilo-Facial, Oficial Superior FAP ‘R’, Poeta-Declamador, Escritor, Gestor
Cultural, colaborador y editor de revistas; con estudios de Bachillerato (UNMSM),
Maestría y Doctorado (UIGV). Ex Profesor Universitario. Ex-Director del
Hospital FAP Las Palmas-Lima. Especialidades
en diversas entidades nacionales e internacionales. Declamador Internacional. Miembro
de varias entidades culturales, sociales, académicas y profesionales en el país
y en el extranjero.