ENALTECIENDO
NUESTRO UNIFORME
Por:
Dr. Ángel Edgardo Chirinos Lavander
Posiblemente,
os preguntéis a qué viene ese título de esta nota; pues, en días recientes
conversaba amicalmente con un General FAP vecino de mi casa; dialogando de
cosas triviales, surgió a colación este asunto, que yo sin ser Oficial de
Escuela, no puedo aceptar que los nuevos ‘oficiales’ (con minúsculas), no sepan
respetar y llevar correctamente el uniforme de nuestra institución aérea
heredera de Quiñones; aunque espero, no sean todos ellos sino, alguna ‘oveja
descarriada’.
Me contaba dicho General, que un
día que estaba bajando de su automóvil, vio que un mayor Fap (también con
minúsculas, porque no merece nombrarle como tal), que vive en la misma
urbanización nuestra -como ‘agregado aéreo o qué se yo,’ en la casa de la
familia de su esposa- pasaba uniformado -uniforme Nº 4- muy horondo con la
camisa salida de su sitio y la corbata desajustada del cuello; motivo por el
que muy sutilmente, le hizo ver de esa falta de decoro castrense que estaba
cometiendo, debido que en su condición de General en situación militar de
Retiro, le era difícil hacerlo autoritariamente. Ese ‘oficial’ le contestó: “mire
usted, quiero mi comodidad y se trata de mí mismo y no hago mal a nadie”,
prosiguiendo con su marcha. Ignorando quizás, que con eso, estaba mancillando a
su institución y a la Patria.
Se considera, y así se debe crear
conciencia, tanto en la etapa de formación como en la de ejercer el mando, que
vestir un uniforme que la Patria nos concede, es llevarlo siempre con dignidad
y enalteciéndolo. El uniforme de nuestra patria, que en nombre de la Nación se nos ha conferido
honrándonos con ello, debemos sin pensar dos veces, lucirlo con la prestancia y
gallardía en toda circunstancia; hasta en nuestro hogar mismo, dando así un
ejemplo a los demás, del gran amor que se le profesa y que nos obliga a
engrandecerlo en todo momento y circunstancias.
Sé muy bien que los tiempos
cambian, que lo único constante en la vida es el cambio, pero se espera que ese
cambio sea para bien y no para mal; pues, un uniforme no es para fantoches sino
para seres que lo saben y merecen llevarlo dignamente y con mucho amor; si
quieren vestirlo como se les antojan y denigrándolo, las puertas de la
institución están abiertas para hacerlo, pero no dentro de la vida militar sino
de los desaliñados que pululan en los bajos mundos; aunque estos procederes
demuestran también, la pobreza moral en la hogareña formación que tuvieron.
Soy un Oficial FAP (R) de
Sanidad, pero desde que vestí el glorioso azul, albo y oro de nuestra
institución aérea -la misma que fue elevada al infinito por Quiñones- tomé
conciencia que el uniforme da prestancia y responsabiliza a quien lo luce; por
lo que, se le debe enaltecer y dignificar en todo instante, que se está
llevándolo. El uniforme castrense en sí, representa a la Patria que nos cobija
como una madre muy amorosa, convirtiéndose así, en uno de sus símbolos que la
identifican. Tanto como un escudo o una bandera, salvo que ésta esté hecho
jirones o raído, que es como mal llevar un uniforme castrense.
Me he permitido escribir esto, para hacer recordar a todos sin
excepción, que el uniforme de la Patria es el vestido que todo buen peruano
debe respetar y dignificar, así como para la
admiración de aquellos que no tienen el orgullo de tener nuestra
nacionalidad. Y que en el caso de los instructores de la EOFAP, crear entre sus
‘cadetes’ una mística al respecto y ser bastante drásticos con los que la
trasgreden; como así mismo, los mandos superiores, ser muy estrictos en el
cumplimiento de lo normado en tal sentido; todo lo que debe extenderse entre el
personal subalterno y de tropa de la Fuerza Aérea del Perú.
Mas si me expreso sólo de la FAP,
es porque esto ha sucedido con uno de sus miembros; pero este concepto de
enaltecer el uniforme y de portarlo con respeto, dignidad y orgullo, va también
o se extiende a todos los miembros de los institutos armados y militarizados
que suelen lucir gallardos y airosos con el uniforme de la Patria.
Es doloroso y repugnante, que tal
hecho relatado, sea producido por alguien que seguro se jacta diciendo que es
un ‘jefe, un mayor fap’, en lugar de avergonzarse de ser un mal ejemplo de sus
subordinados y ‘un don nadie’ para sus superiores. Posiblemente alguien diga,
que no es para tanto; pero como seguidor del Libertador Artigas, parafrasearé
éstas: “Con la verdad, no ofendo ni temo”. Y lo dejo ahí, para que tomen las
medidas correctivas.
¡Vale!