Danilo Sánchez Lihón
1.El rocío
peruano
El
27 de diciembre del año 1831 Charles Darwin, de apenas 24 años zarpa de
la bahía de Plymouth, a bordo de la corbeta de la marina británica
Beagle, hecho que calificó después en su autobiografía como “el
acontecimiento más importante de mi vida”.
El
Beagle echó el ancla en el Callao el 19 de julio del año 1835. Su
emoción de pisar la legendaria tierra peruana le hace decir en carta a
su hermana Carolina: “Me da júbilo estar escribiendo ahora desde el Perú”.
Y le llamó la atención que el cielo permaneciera nublado todo el día.
Pero al décimo día de su estancia el cielo despejó y pudo observar la
cordillera de los andes que lo conmovió y lo consideró hermosa, así como
las alfombras de flores de los amancaes alrededor de Lima.
A la garúa la llamó “El rocío peruano”
que apenas abrillanta sin mojar la tierra y anotó por las casas amplias
y señoriales que Lima había tenido un pasado espléndido.
2. Pueblan
el lugar
En
aguas del Océano Pacífico, cerca de las costas ecuatorianas hay un
grupo de islas e islotes que se conocen con el nombre de Islas
Galápagos, en donde viven especies vegetales y animales que son únicas
en el planeta, hecho que convierte a estos lugares en un verdadero
paraíso ecológico, considerado hoy patrimonio de la humanidad, hacia ese
punto se dirigió el Beagle, con Charles Darwin a bordo el 30 de agosto
de ese mismo año, 1835.
En
ese mundo aislado, azotado por el viento salado de los mares, y en ese
suelo de ceniza roja sembrada de rocas volcánicas, han logrado
desarrollarse gigantescos cactos, verdes algarrobos, helechos y otras
especies vegetales con características muy originales.
Igualmente,
transportándonos a épocas prehistóricas, pueblan el lugar enormes
iguanas de piel oscura, y hacen sentir su imponente presencia las
gigantescas tortugas galápagos, de un peso de hasta doscientos kilos,
así como los grandulones leones marinos.
3. Fabulosos
tesoros
Entre
las aves sobresalen los albatros, pájaros planeadores de enormes alas y
vuelo majestuoso, los piqueros de patas azules, los de patas rojas, los
pelícanos, las fragatas, aves que en la conquista de sus parejas
promueven un concierto de graznidos y el macho presenta debajo del pico
un enorme globo inflado de intenso color carmín.
Los
pájaros pinzones de pico curvo, los flamencos de largas patas, los
pingüinos que son habitantes de repones antárticas que al adaptarse a la
zona ecuatorial se han transformado en los más pequeños del mundo.
En
tomo a este mundo de apariencia casi mágica se han tejido muchas
leyendas, pues en siglos pasados había servido de refugio a marineros
desterrados, fieros salteadores y bravos piratas, que hacía pensar que
en aquellos suelos volcánicos existían fabulosos tesoros escondidos.
4. Fauna
y flora
En
el siglo XVI, el prelado español Tomás de Berlanga daría a conocer las
primeras noticias de estas islas, ampliándose mayores detalles en el
siglo XVII a través de datos ofrecidos por el navegante inglés Dampier.
Sin
embargo, su genuino descubridor, en el terreno científico, es el
naturista inglés Charles Darwin, quien llegó hacia este lugar en
septiembre del año 1835.
Darwin,
cuatro años atrás había iniciado una aventura exploratoria alrededor
del mundo entero a bordo del navío británico "Beagle", capitaneado por
Robert Fitz Roy.
Este
itinerario los había llevado a recorrer las costas del Brasil,
Argentina y Chile, pasando también una corta estada, en tierra, peruana.
Después enrumbó hacia las islas Galápagos donde permaneció cinco
semanas estudiando su rica y original fauna y flora.
5. El origen
de las especies
El
gran investigador científico observó con asombro e interés que existían
muchas especies animales y vegetales únicas, que si bien guardabas
alguna semejanza con otras de lejanos continentes, mantenían diferencias
sustanciales con ellas.
A
través de los datos que iba recogiendo en su exploración, también
temaba cuerpo su interpretación acerca del origen de esos cambios que se
habrían sucedido en el transcurso de millones de años.
Y
que ellos habrían tenido su origen en las condiciones de aislamiento
total en que habían sobrevivido, desarrollando mecanismos orgánicos de
adaptación.
Estas ideas las cristalizó y fundamentó ampliamente en su inmortal obra publicada en 1860 “El origen de las especies por medio de la selección natural”.
6. Las formas
más bellas
Su
teoría fundamental la explica de un modo muy sencillo en le
Introducción y en la parte final de su famoso libro, con los siguientes
párrafos:
Como
de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden
sobrevivir, y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida, que se
repite frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente
que sea, de algún modo provechoso para él bajo las complejas y a veces
variables condiciones de la vida, tendrá mayor probabilidad de
sobrevivir y, de ser así, será naturalmente seleccionado. Según el
poderoso principio de la herencia, toda variedad seleccionada tenderá a
propagar su nueva y modificada forma.
Hay
grandeza en esta concepción según la cual la vida, con sus diferentes
fuerzas, ha sido alentada por el Creador en un reducido número de formas
o en una sola, y que, mientras este planeta ha ido girando según la
constante ley de la gravitación, se han desarrollado y se están
desarrollando, a partir de un principio tan sencillo, una infinidad de
las formas más bellas y portentosas.
7. Exigencias
y desafíos
Charles
Darwin murió el 19 de abril del año 1882, y fue uno de los cinco
personajes del siglo XIX en Inglaterra, no pertenecientes a la Realeza
del Reino Unido, honrado con funerales de Estado, siendo sepultado en la
Abadía de Westminster, próximo a las tumbas de John Herschel e Isaac
Newton.
Era
un hombre humilde y piadoso, quien siempre asistía a los oficios
religiosos, quien siempre resaltó como los sentimientos más alturados la
piedad y conmiseración humana, de quien leí alguna vez una frase que
era como una síntesis de sus estudios, investigaciones y teorías, como
también de su experiencia y reflexiones acerca de la vida, que creí
aprender de memoria y que siempre la repito y comento con mis alumnos,
cual es más o menos así: Que en la selección de las especies no
sobrevive ni el más fuerte ni el más inteligente sino el que mejor se
adapta a las circunstancias de su medio ambiente vital.
Frase
que encuentro sabia, práctica y de mucho valor moral para los tiempos
modernos en que el hombre está exigido cada día a continuos cambios y a
enfrentar nuevas exigencias y desafíos.
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