EL QUE PUEDE PUEDE, O LA IMAGEN, EN VIVO, DE LA FUERZA BRUTA EN POLÍTICA
Escribe Ángel Gavidia Ruiz
La
mayoría aprofujimorista va a censurar al ministro Jaime Saavedra, uno
de los funcionarios más prestigiados del gabinete Kuczynski. Más
prestigiados y exitosos. El ministro de una de las carteras más
difíciles, por añadidura. Lo hace desafiando la razón, petardeando, a la
vista del mundo, el progreso por el que se encamina (por fin) la
educación peruana. Y si esto es tan grosero y torpe, debemos suponer
que son intereses distintos a los del Perú los que levantan las manos de
los censuradores. Estos intereses son los que se afectarán en las
“universidades” que, como hongos, brotan a lo largo y ancho del país
absolutamente huérfanas de calidad y, sin embargo, con la capacidad de
dar títulos a nombre de la nación; intereses que –como digo- se verán
afectados cuando estas “universidades” tengan que cumplir la valla
mínima que las califique como tales; es decir, como universidades sin
comillas.
Escucho, como un cliché, que no hay hombres
insustituibles. Y que los hombres importan poco frente a las
instituciones. Creo que estas aseveraciones no son ciertas. Hasta el
maestro Bertolt Brecht parece darme la razón: Hay hombres que luchan un
día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes
luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la
vida, esos son los imprescindibles. Y, claro, surayando obviamente las
distancias y diferencias del caso, sin José Vasconcelos o sin Andrés
Bello, la educación de México o Chile no hubiera sido la misma. Por
otra parte, tenemos una escasez clamorosa de peruanos calificados y el
espacio político ocupado por tanta mediocridad, mezquindad y figuretismo
no es, precisamente, un aliciente para quienes, sabiéndose valiosos,
quisieran servir en la administración pública.
Falta todavía
mucho en el campo educativo. Pero quiero endulzar esta crónica con una
frase del viejo Ho Chi Min llena de esperanza: ni es tan largo el
camino, ni estoy solo. El camino se puede acortar levantando la
utoestima del docente no solo con diplomas si no también
económicamente y, en paralelo, lanzando, como se está haciendo, una
enérgica campaña de capacitación nacional, además de dotar a las
escuelas de psicólogos capaces. Me parece muy buena esa suerte de
capacitación en servicio que es el trabajo de maestros experimentados
asesorando a sus colegas en el aula. Falta incrementar el presupuesto en
educación. Cosa difícil pero fundamental.
Por desgracia, y volvemos a nuestra lamentable realidad política, la educación no da réditos inmediatos y la niñez no vota.
Trujillo, 8 de diciembre del 2016
Para la página editorial de “La industria”
Ángel Gavidia Ruiz
DNI 17855840
Luis Valle G. 308 Trujillo-Perú