CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRAConstrucción y forja de la utopía andina2016 AÑOCONSTRUCCIÓN DE CONCIENCIAY CONCRECIÓN DE SOLUCIONESDICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTODEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDADCAPULÍ ESPODER CHUCO
SANTIAGO DE CHUCOCAPITAL DE LA POESÍAY LA CONCIENCIA SOCIAL
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LA LUCES DE BENGALA– ¡Mágico!Decimos cuando empiezan a chisporrotear las Luces de Bengala a partir de una barra de alambre desde donde se desprende un haz de chispas maravillosas e iridiscentes que con su brillo, fulgor y colores intermitentes iluminan rostros llenos de asombro, temor e ilusión de niños y adultos en la Nochebuena, pues son parte tradicional de la celebración festiva de la Navidad.La composición de sustancias para fabricar las Luces de Bengala se basa en mezclas químicas, siendo los principales elementos el magnesio, salitre, el azufre y el carbón vegetal, que luego de trituradas estas sustancias se añaden algunas sales metálicas para lograr el efecto del color en lasspas. Por lo general se usan sales de estroncio para lograr chispas rojas, de sodio para el amarillo, y de cobre para los azules.Posteriormente se somete esta mezcla a baños químicos y se le inserta un alambre metálico de baja conductividad del calor. El último baño químico tiene por finalidad recubrir la pasta de una fina película impermeable para así protegerla de la humedad ambiental. Luego se inicia un proceso de desecación para que al encendido de esta pasta, en forma que parece fantástica, emerjan chispas intermitentes que tienden a dispersarse en la oscuridad de la noche.Bengala es una región situada en el noreste del subcontinente Indio. Gracias al uso de luces de Bengala en muchas ocasiones se han logrado salvar vidas humanas en el mar. También, con ellas se hacen señales de advertencia en vías férreas y carreteras. Las bengalas de calcio se usan para la iluminación subacuática.
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN*****ÁGAPEPOR NAVIDAD Y AÑO NUEVOLONCHE – CENAMARTES 27 DE DICIEMBRE6:30 PM. AÑO: 2016CLUB ANCASH.AV HORACIO URTEAGA 660,JESÚS MARÍATEMA:LA CASAEN CÉSAR VALLEJO– Entonaremos el cancionero Capulí– Recitaremos nuestros propios poemas– Celebraremos los cumpleaños de diciembre.INVITACIÓN ABIERTA A TODOS QUIENESSE CONSIDEREN AMIGOS DE CAPULÍ.*****24 DE DICIEMBREHOYES NOCHEBUENA
FOLIOSDE LAUTOPÍA
Y VIENENA ADORARAL NIÑO
Danilo Sánchez LihónPiedra desde siglos escogidapara reclinar mi cabeza.César Moro1. Cantandohacia lo altoHoy es 24 de diciembre y ya las sombras de la noche vencieron a la luz amarilla y azulada de la tarde.Pese a la oscuridad y a la brisa que ulula en los carrizos, por la calle se oye de rato en rato un tropel de pasos de gente que se apresura.A intervalos llega por retazos la melodía aguda y tierna de "Las pastoras" que han dado ya la vuelta por la esquina y bajan entonando coplas y tonadillas que a la luz de las lámparas, se escuchan más hondas y nítidas.Y ahora pasan delante de la puerta de nuestra casa filtrándose por las rendijas de la madera desportillada su canto enternecido que nos evoca los sembríos de maíz y de trigo, y las colinas cubiertas de ñorbo y manzanilla.Venimos desde lejosoyendo una sola vozanunciando el ángel buenoque ha nacido el Niño Dios.Y repiten en coro letra y música, cantando hacia lo alto, quedándose sus voces enredadas en los aleros y tejados; o subiendo sin atajos hacia el cielo anubarrado de diciembre.2. Lo pronunciantiritandoBajan en comparsas desde los caseríos altos a adorar al Niño Dios en la iglesia vetusta, para esta ocasión iluminada, florida y plena de alborozo, cantando a viva voz y con toda el alma estos y otros villancicos de las serranías.Con ilusión pero también con escondida melancolía, canturrean.Pajas y pañalestraemos para él¡porque en el pesebredesnudo se le ve!¡Pobrecito el niño!La última frase la dicen hablando, como quebrándosele la voz, haciendo un mohín o puchero con sus bocas que conmueve, y con las pupilas enternecidas.Y esto lo pronuncian tiritando, como si el niño tuviera frío; y en otro momento lo dicen como si ellos fueran fuertes y protectores, pese a sus atuendos raídos y desvencijados; y pese a sus ropas pobres, y a sus toscas y encallecidas manos.Cantan con júbilo que disimula un oculto sufrimiento. Cantan para ocultar sus heridas, para disculparnos a nosotros que tanto los hemos ofendido.3. Su propiomanantialLas mujeres lucen unos vestidos blancos festonados de grecas y blondas, adornados con ramilletes de plantas y flores cogidas de la campiña.Y con trenzas ataviadas de capullos que conserva el rocío de los prados.Otro grupo pasa con un atuendo diferente, porque viene seguro desde otro poblado, cuenca o vertiente; con sus propias cumbres y bajíos; riscos indomables y abajo sus cañadas; con el río cuyas aguas se precipitan y jamás retornan.Y en las faldas de las colinas con sus propios manantiales entre peñas y flores diferentes. Por eso, ellos cantan de otro modo y con otras letras:San Pedro se ha dormidoen las faldas del cerro,ya le cantaron los gallosya le ladraron los perros.¡Por eso,vamos corriendo!Y corren. Como si representaran en la calle el drama que entonan en sus cantares. Eso hace que hermosa sea la Navidad en los ojos y en el rostro de la gente sencilla del campo cuando vienen a la iglesia de nuestro pueblo. ¡Y cuando reboza la ilusión en sus corazones!4. Hierba buenao albahacaDetrás se apuran los niños con pequeños atados en sus espaldas. ¿Qué llevan en ellos? Llacones, betarragas, cebollas, zanahorias, limones, todo fresco y transparente como la cuna de un recién nacido, y todo para ofrecérselo al Niño Jesús que retoza en su lecho de paja.Corren incansables de enrumbar por los atajos empinados y caminos de lajas. O bien, apurados por los senderos llanos y parejos, empapados solo por la lluvia.Unos trechos son planos y de tierra apisonada. Otras son vías anegadas; o bien solo humedecidas. Otras son sendas hoscas y pedregosas.Detrás, cerrando el grupo, siguen los ancianos, algunos temblando, otros haciéndose los fuertes y valientes.Unos con la mirada asombrada, otros con los ojos lagrimeantes, sea de pena o de contento.Llevando en sus alforjas igual, las más humildes pero significativas ofrendas.A veces solo ataditos de reciente hierba buena, albahaca y cedrón, recogidos de lo alto de las peñas.5. Lluevea cántarosTambién van con ellos ancianas con las miradas perdidas repitiendo con voz fina solo la estrofa final, y como si fuera una fatalidad, que dice:ya le cantaron los gallosya le ladraron los perros.El resto de letras solo las musitan moviendo la cabeza y los labios. O las siguen con el movimiento de sus cuerpos y ojos llorosos. Y con los pasos temblequeantes.Pero ya la lluvia desatada arrecia, incluso chorreando por el empedrado de las veredas, ya convertida en tempestad.Pero esto no los arredran ni detienen. Siguen por en medio de la calle.Y más todavía, los motiva a cantar con voz muy alta, como queriendo apagar el rumor de las gotas de agua que caen sobre las tejas y la tierra anhelante.Y así caminan, escurriendo el agua por el borde de sus sombreros que acentúa el fulgor de sus miradas esperanzadas.Aunque ahora llueva a cántaros y se desate una andanada de relámpagos y truenos como si el aguacero se conmoviera de tanta devoción y de tanto cariño.6. Estandola virgen bellaComo si quisiera ir con ellos poniendo igual mirada de adhesión que ellos llevan sus pupilas, mientras cantan arrebujados bajo la techumbre de alguna esquina.Estando la virgen bellalos santos en un rincónel niño se ha ido trotandode Santiago hasta Porcón.¡Por eso,vamos corriendo!Y parten. Pero se detienen en la otra bocacalle, pasando ya nuestra puerta, mirando por qué calle avanzar.Mientras tanto repiten en su canto:el niño se ha ido trotandode Santiago hasta Porcón.Y echan a correr no por la vereda sino por el centro de la calle con sus voces atipladas e inocentes.Otra comparsa viene después, a paso ligero porque piensan que se les hizo tarde.7. Los ángelesque han llegadoPasan sin dejar de tocar panderetas, pífanos y flautines; entonando con voz aguda las mujeres y grave los varones, una letra que dice:Los ángeles que han llegadose han ido entusiasmando,ya tomaron sus traguitosy se han quedado bailando.¡Por eso,vamos corriendo!Nosotros nos reímos. Y alguien de entre nosotros comenta:– ¡Y estos pobres ya no van a hallar sitio en la iglesia!Pero papá corrige:– ¿Por qué decimos estos pobres? ¡Tienen fe, que es lo más importante! En cambio, ¿cuántos de nosotros la hemos perdido?Y, además, advierte:8. Desdela amanecida– Y, ¿desde dónde creen que vienen, para que hagamos un comentario de que llegan tarde? ¡Vienen desde La Cuchilla!– ¿Queda lejos?– En las alturas, por lo menos unas diez horas caminando sin descanso y hasta ahorita siguen avanzando, sin detenerse.– Y sin embargo nosotros estamos a unos cuantos pasos de la iglesia, acaso ¿ya hemos salido? –Acota mamá– Papá, ¿y cómo sabes que son de La Cuchilla si ni siquiera has salido a verlos por la ventana? –Interviene mi hermana Rosita.– Lo sé, por la letra del villancico que cantan.– ¡Ellos, ancianos y niños han caminado todo el día, desde la amanecida! ¡Y están llegando a la hora! Más bien, apurémonos nosotros.– Sí. ¡Vamos! Anuden sus bufandas y abotonen sus abrigos.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ,
AUTOR DE “PLATERO Y YO”
Juan
Ramón Jiménez escribió “Platero y yo” entre los años 1907 y 1916,
cuando se hallaba retirado de todo contacto con el mundo en su Moguer
natal, en Huelva, región de Andalucía muy cerca del Puerto de Palos,
situado en el Mediterráneo español. Habían dejado en él una profunda
huella de amargura los años que vivió en Madrid y París, a tal punto que
regresó a su tierra de origen gravemente enfermo. En Platero y yo,
escrito durante la convalecencia y la vuelta a un mundo en estado de
naturaleza, queda evidente esa inconformidad con el orden social,
sentimiento que se sublima en Platero y yo.
¡Qué
pura, Platero, y qué bella es esta flor del camino! Pasan a su lado
todos los tropeles –los toros, las cabras, los potros, los hombres–, y
ella, tan tierna y tan débil, sigue enhiesta, malva y fina, en su
vallado triste, sin contaminarse de impureza alguna.
Todos
los días, cuando, al empezar la cuesta, tomamos el atajo, tú la has
visto en su puesto verde. Ya tiene a su lado un pajarillo, que se
levanta –¿por qué?– al acercarnos; o está llena, cual una breve copa,
del agua clara de una nube de verano; ya consiente el robo de una abeja o
el voluble adorno de una mariposa.
Esta
flor vivirá pocos días, Platero, pero su recuerdo ha de ser eterno.
Será su vivir como un día de tu primavera, como una primavera de mi
vida. ¡Ay! ¿Qué le diera yo al otoño, Platero, a cambio de esta flor
divina, para que ella fuese, diariamente, el ejemplo sencillo de la
nuestra?
Si
examinamos las características que sintetiza la flor, encontraremos que
corresponde justamente al alma y poesía de Juan Ramón. Así, por
ejemplo: la flor es pura y bella. Triste, además. El peligro de la flor,
del cual se mantiene aparte, es de las bruscas caravanas del camino, o
sea del tráfago de los hombres. Junto a ella siempre hay un ave que alza
el vuelo, rasgo importante que señala el espíritu trascendente y divino
que se desprende de la flor. Esa flor aspira, a través del poeta, a la
eternidad, fundamento que en efecto rigió el proyecto que de su obra y
vida hizo el poeta andaluz. Se puede decir entonces que esa flor es un
símbolo, así como en sentido más vasto, complejo y general lo es el
propio borriquillo de “Platero y yo”.
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
(Fragmento. Tesis de Licenciatura en la UNMSM)
NAVIDAD
EN LA FAJA
DE PRODUCCIÓN
Danilo Sánchez Lihón
Si hubiera que llenar
el poco espacio que media
entre el día y la noche,
se gastaría en ello una eternidad.
Pero sale el sol
y las sombras se dispersan;
un momento basta
para llenar un espacio infinito.
Tagore
1. Habían
corrido a abrazarse
– ¡Corten! ¡Corten!
– ¡Detengan la faja!
Seis
televisores rodaban ya por el piso y en pocos segundos tres más
abollados se arrumaban, unos sobre otros, en la boca de entrada de la
cabina de impresión de letras e instrucciones en la planta de montaje de
la Shimpo Company en Nagoya, Japón.
Doce peruanos laboraban en el pabellón de montaje y, sin poder evitarlo, habían corrido a abrazarse por unos instantes.
Ya
regresaban veloces a sus puestos de trabajo con los ojos llorosos,
enjugándose aún las lágrimas, pero en vano. Ya era tarde. Los estragos
ocasionados eran catastróficos.
La
alarma seguía rechinando. El sistema de sirenas colocadas en los techos
continuaba con sus aullidos. La producción en la fábrica se había
paralizado de inmediato, con daños de consecuencias incalculables al
afectarse el programa de producción de ese día y de esa semana, y con
ello de ese mes y de ese año, hecho que significaba una calamidad y una
ruina.
–
¡Es un sabotaje! ¡Es un hecho criminal! –Grita fuera de sí y delirando
Akki, jefe de sección de la planta, mirando la ruma de televisores
hacinados, como nunca vio antes un cuadro dantesco semejante.
2. ¡Es un delito
gravísimo!
–
No ha sido intencional, señor. –Trata de explicar Juan Carrillo–. Es
Navidad en nuestros hogares y apenas quisimos poner nuestras manos en
nuestros hombros o brazos, ni siquiera intentar abrazarnos, señor.
–
¡No me vengan a mí con cuentos! Desde antes ya los veía complotando.
¡Es un sabotaje! Y esto se paga muy caro, aquí en el Japón.
–
Señor, este es nuestro centro de trabajo y nunca vamos a estar en
contra de lo que nos da de comer. Si no, ¿qué pan vamos a llevar a
nuestros hijos? Imposible que vamos a atentar, señor. –Trata de explicar
Juan en el idioma japonés que ya domina.
– ¡Sepan ustedes que esto en el Japón es un delito gravísimo que se paga con cárcel!
Pero, ¿acaso no le entendía bien el japonés de Juan? Además, la ofuscación y la alteración eran indescriptibles, de parte de todo el mundo.
Avisado
de urgencia apareció el gerente, parco y meticuloso. Hizo retirar los
televisores dañados, dio reinicio al proceso de ensamblaje, sustituyó al
personal implicado, señalado por Akki, que fueron reemplazados por
quienes ya estaban esperando entrar en el siguiente turno.
3. Es la muerte
en vida
La
situación es gravísima, y había que denunciarla ante la policía.
Atentar contra la producción de una fábrica en el Japón es sacrilegio.
Es algo que las leyes, los códigos, las normas, los reglamentos y los contratos de trabajo estipulan y condenan.
Esta
es la moral, la fe y la religión de los japoneses y de los países
industrializados. Es peor que saquear una iglesia. Perpetrarlo supone
una denuncia inmediata y un atestado judicial de las peores
consecuencias.
Y
de todo este embrollo deriva: cárcel y sanción a los responsables con
fuertes multas en dinero o bienes, e inhabilitación de por vida para
trabajar en cualquier establecimiento, sea fábrica, tienda o cualquier
instalación que fuera. Es la muerte en vida.
–
Desde temprano se han estado pasando consignas, señalando la hora en
que debía producirse este atentado, –alega Akki. En el fondo es quien
más teme, porque esto implica poner en duda también por su puesto de
Jefe de Sección. Y también ser sancionado. Por eso pone el énfasis en su
denuncia tratando de ser implacable, a fin de no ser involucrado.
4. Algo o todo
les falta
Pero, ¡es cierto!
Desde
temprano los peruanos se han intercambiado mensajes respecto a la hora
en que en sus hogares estarían abrazándose sus esposas, sus madres,
hermanas y hermanos, por ser la Noche Buena.
Ellos
les envían el dinero para todo: para el pavo que se sirve en la mesa,
para las luces que parpadean en la ventana, para la torta que se celebra
y se corta, para los cohetes que se elevan y revientan con sus luces
multicolores en el aire.
Pero
ellos están lejos de todos estos halagos. Están ausentes en esta hora
de amor filial, fraternal, de hogar y familia entrañable. Sin embargo,
es a ellos a quienes tienen presentes cuando las luces se encienden y
expanden sus pétalos y reflejos de mil matices.
Desde
que se han enrumbado al trabajo, cruzando la magnificente ciudad
industrial, bajo el sol de la mañana, Juan Carrillo y Alberto García
conversan en el bus:
– Aquí será las dos de la tarde cuando en Lima suenen las doce campanadas anunciando la Navidad.
–
Y nuestra gente estará reunida en torno a la mesa del hogar: feliz,
pero a la vez sintiendo que algo o todo les falta por no estar nosotros.
– ¡Es la vida la que nos da estas pruebas!
5. El rostro
ilusionado
– ¡Imagínate, hermano! Noche Buena allá y aquí sufriendo en plena luz del día.
– ¡Con el alma estrujada y sombría! Como dice la canción.
– ¿Qué hora es, ahorita, en Lima?
–
Allá las nueve de la noche del día anterior. Aquí las once de la mañana
de un día ya vivido. O, quizás, irremediablemente ¡perdido!
– Pero no empieces ya con tus tristezas y a ponerte sentimental, porque sino esta noche te quiebras.
– Entonces, dicho de otro modo, faltan tres horas para que Dios nazca.
De
todos modos. Irremediablemente ambos se han entristecido. Viajan en
silencio, cada uno sumergido en sus recuerdos y melancolías.
– ¿Y, qué hacías a estas horas tú en Lima?
–
Salíamos con mi esposa y mis hijos al mercado de Magdalena, siempre con
el pretexto de comprar algo. Pero más era por ver tiendas y a la
multitud de gente que transita por la calle. Todos felices. Es lindo ver
el rostro ilusionado de la gente en Navidad, ¿no? ¿Y, tú?
6. Yo si
no puedo hablar
–
¿Yo? El año pasado, ¡qué eternidad nos parece! ¿no?, en una mano
llevaba a mi hijo de cinco años y en la otra a mi hijita de dos añitos y
medio, mientras mi esposa escogía algo para la cena.
– ¡No llores, hermano, no llores!
– Y, ¿ahora qué será de ellos, no sé?
– ¡Yo sí sé hermano! Y te digo que están bien. Porque desde aquí los estás protegiendo.
– Ella solita encenderá las velas, con mis pequeños. Quizá lo acompañe mi cuñada. O mi hermana, que ambas todavía son solteras.
– ¡Y ni cómo llamar por teléfono a esa hora!
– No podemos, por el trabajo. Ni ellas pueden, por el costo. ¡Imposible!
– Cuando estás en la faja ni modo. Ni intentarlo hermano. Mucho menos con Akki que es una fiera y no cree en nadie.
– Yo no puedo hablar, porque allá en mi casa no tengo todavía teléfono.
7. Disimular
sus lágrimas
– ¡Pero siquiera nos pasaremos la voz a las 12 en punto! ¿Está bien?
– Pero, ya sabes, ¡sin moverte de tu puesto!
– ¡Claro! ¡Eso ni se nos ocurra!
– En Lima justo a esa hora pensarán en nosotros. Y eso debe alentarnos.
– Porque, ¿quién no extraña a un padre a un hijo o a un esposo?, como dice la canción.
Y ambos se voltean queriendo uno a otro disimular sus lágrimas.
Luis,
quien no ha dicho nada pero ha estado escuchando desde el asiento de al
frente en el ómnibus, vuelto hacia la ventana también se restrega los
ojos con el antebrazo.
– Ya vamos a bajar aquí. ¡Nos silbamos entonces, ah!
– Claro. ¡Pero sin descuidar la faja!
– Tú, que estás más visible arriba en el andén. Desde ahí nos haces una seña.
– De acuerdo.
– Pero, oye. ¿Y aquí en el Japón, qué raro no? ¡No hay Navidad! ¡No hay nada!
– No. Ellos tienen otra religión.
– Son sintoístas, y creen en la divinidad, no de Jesús sino de su Emperador.
8. El corazón
se les acelera
Horas más tarde, desde lo alto del andén Juan les advierte:
– ¡Faltan diez minutos!
– Ya escucho la reventazón de cohetes y la algarabía en la quinta.
– Y en el vecindario.
– ¡Y el olor de la cena!
– ¡Y en los labios el champán helado!
– ¡Compañeros, faltan dos minutos! –Musita.
– ¡El pavo ya lo están sacando del horno!
– ¡Un minuto!
En
la faja siguen aplicando cada cual con la agilidad y la destreza
necesaria la autoparte en el sitio preciso, de acuerdo a los segundos
exactos que le corresponde la función de cada uno.
– ¡Diez segundos!
El corazón se les acelera.
– ¡Ya es Navidad en Lima! –Gritan sin darse cuenta. Y corren.
9. ¡Quiero
abrazar a papá!
En el mercado La Aurora, Gladys y sus dos hijos no han podido tomar un taxi porque todos pasan ocupados y veloces.
– Si tuviéramos teléfono en casa estaría desesperada porque quizá tu papá estaría llamando. –Le dice a su hijo.
Tiene
pena, pero no se inquieta. Total, están construyendo su casa en Los
Olivos, un lugar además de emergente, bonito. Y entonces, ¿para qué
tomar un taxi si van a estar solos? En la casa no hay nadie. Solo piensa
en el Japón, en donde está Juan, su esposo.
– ¡Mamá! –Dice su hijo–. ¡Quiero abrazar a mi papá!
– Pero él está lejos, trabajando para nosotros, hijito.
– ¿Y, cuándo va a venir?
– Pronto, pronto va a venir y nunca más se irá. Eso te lo prometo.
– ¿Tú me lo prometes?
– Sí. Te prometo con toda mi alma.
Explotan
los cohetes en todas direcciones. El cielo se ilumina con las
bombardas. Salen disparados por el aire los buscapiques, las mariposas,
los silbadores y las luces de bengala iridiscentes.
Faltan
unos segundos para las doce de la noche. ¿Para qué apurarse en volver?
Será mejor recibir la Navidad aquí donde hay algunas personas.
10. Sonaron
las sirenas
– ¡Quiero abrazar a mi papá! –Llora el hijo.
–
Mira cariño. Oremos por papá. No importa aquí. Y después corres y
abrazas a ese señor. Porque él también querrá abrazar a su hijo. ¡Yo
misma quisiera abrazar a mi papá, que ya no está con nosotros! ¡Por eso,
después de ti voy a abrazar a ese señor, que es anciano!
Fue
en ese instante que corrían también a abrazarse los doce compañeros en
la planta de montaje de la fábrica Shimpo Company de Nagoya, en Japón.
Juan
Carrillo y Alberto García estaban a unos pasos. Los demás solo un poco
más lejos. Al juntarse pensaron apenas tocarse el hombro o las manos. A
lo más darse una palmada y retornar corriendo a sus puestos en la faja
de producción.
Pero,
al tratar de regresar los atajaron los cuerpos de sus otros compañeros
que también trabajaban allí y también corrieron y con quienes hicieron
un racimo humano, en un abrazo que duró apenas unos instantes pero que
resultó una inmensidad.
Y allí se activó la alarma, sonaron las sirenas y se detuvo la faja automáticamente. Y fue el colapso. Y la calamidad.
11. Hasta
el amanecer
–
A ver, explíqueme usted. ¿Por qué este sabotaje a la planta? –Interroga
adusto el gerente general, quien entiende y habla español, aunque solo
trabajó en Venezuela unos meses.
–
No es sabotaje, señor. ¿Cómo vamos a atentar contra nuestro propio
lugar de sustento? De nuestro trabajo se mantiene nuestra familia que
está lejos, señor. –Habla Juan.
– Pero, entonces, ¿cómo explica lo ocurrido?
–
Lo que ha pasado, señor, es que se celebra la Navidad en nuestro país.
Es el día y hora del nacimiento de Jesús, de Cristo, hijo de Dios y Dios
él mismo.
– ¿Y eso es razón suficiente?
–
En nuestros hogares se lleva a cabo una reunión consagrada a la
familia. La mayoría de nosotros hemos dejado esposa e hijos. Y es el
instante en que ellos oran y piensan en nosotros.
– Pero es gravísimo lo que ha sucedido.
– Trabajaremos hoy día si nos lo permite hasta el amanecer. No dormiremos. Trabajaremos seguido y sin ganancia alguna, señor.
12. El Redentor
del Mundo
– ¿Fue esto intencional?
– De ninguna manera, señor.
– Sólo queríamos avisarnos, sentir y pensar en nuestros seres queridos, sin movernos de nuestros puestos en la faja.
– Un antecedente así es un desastre que se repita otra vez.
– Jamás volverá a ocurrir de parte nuestra, señor. No ha habido intención en hacerlo. Ha sido un acto involuntario.
– ¡Esto afecta la disciplina y la producción!
–
Mis compañeros me han encargado pedir las disculpas más sentida, señor.
Las pido encarecidamente en nombre mío y en nombre de ellos y de
nuestras familias. Todos estamos dispuestos a compensar los daños
ocasionados; y ello trabajando más. Sea hoy o en cualquier momento que
se nos indique.
– ¿Cómo dice que se llama la celebración esa?
– La Navidad, señor.
– ¿Y quién nace?
– Nace Jesús, el Salvador, el Redentor del Mundo.
*****Los textos anteriores pueden serreproducidos, publicados y difundidoscitando autor y fuentedsanchezlihon@aol.comdanilosanchezlihon@gmail.comObras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.comEditorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.comEditorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.peEdiciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.comEdiciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es*****CONVOCATORIA
XVIII ENCUENTRO INTERNACIONALCAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRATELÚRICA DE MAYO, 2017LIMA:LUNES 22TRUJILLO:MARTES 23GUADALUPEMIÉRCOLES 24CHEPÉNMIÉRCOLES 24OTUZCOJUEVES 25HUAMACHUCOJUEVES 25SANTIAGO DE CHUCO:VIERNES 26SÁBADO 27CACHICADÁNDOMINGO 28ANGASMARCADOMINGO 28TODO EN EL MESDE MAYO DEL AÑO 2017*****PÁGINA WEBHACER CLIC AQUÍ:DIRECCIÓN EN FACEBOOKHACER CLIC AQUÍ:*****Teléfonos Capulí:393-5196 / 99773-9575capulivallejoysutierra@gmail.comSi no desea seguir recibiendo estos envíosle rogamos, por favor, hacérnoslo saber.