RECORDANDO
No sé si de
manera inconsciente o qué, dejé de relatar esta situación que ahora, dado a que
asistí a la misa de mes del fallecimiento de un buen amigo y mejor historiador
académico y gran conferencista que como tal, estuvo muy inmerso en los quehaceres
culturales y artísticos del pueblo peruano como del extranjero; pero que ahora,
me pongo a escribir como un homenaje que le rindo, porque su ausencia fue muy
sentida.
Este breve relato debo empezar diciendo,
que un día una gran gestora cultural y amiga de hace algunos años atrás, de nacionalidad
chilena pero de corazón peruano, me invitó a un almuerzo en La Molina que iba a
realizarse en la casa de una extraordinaria poeta, artista plástica, gestora
cultural y muchas manifestaciones artísticas y culturales más, que la engalanan
y enseñorean.
Yo, en un principio, le agradecí aquel
gesto pero no le acepté, aduciendo que no tenía el honor de aún conocer a esa
encantadora dama; pero a tanta insistencia, accedí en asistir a esa reunión
programada, cumpliendo previamente con los requisitos que ciertamente me indicó
para tal efecto, convirtiéndome así en uno de los asistentes al cumpleaños -que
así lo entiendo- de la anfitriona dueña de casa: Beatriz Dammert Rizo Patrón.
Mavi Márquez, quien fue la que me invitó
a esa reunión, me anticipó que irían muchos artistas y escritores de gran
prestigio del actual mundo aquel, por lo que me animé asistir, ya que así
tendría la enorme dicha de conocer a muchos personajes a los que admiro y con
quienes podría dialogar y sacar muchas enseñanzas. Me pidió además, que me
ponga en contacto telefónico con el excelente historiador y amigo Teodoro Hampe
Martínez, para que también asista a dicho almuerzo; por lo que le llamé y me
contestó que no estaba seguro en ir, pero que trataría de hacerlo.
Como recién conocería a aquella famosa
dama Beatriz, se me ocurrió llevar como sorpresa artística, a una danzarina de
ballet chino que había conocido recientemente y que me había agradado mucho; cuando
le dije que si podría acompañarme y mostrar su bello arte en esa reunión, me
contestó afirmativamente y guardé para mí, lo que sería un secreto hasta la presentación,
que sería una gran sorpresa.
Llegado el día de la reunión, llamé al
amigo Teodoro con el fin de pasar a recogerle tanto como a Marilyn -la
danzarina- para irnos los tres juntos. Fue allí que me sorprendió Teodoro,
cuando me dijo que no iría, por razones de salud; pues ese día, tenían que
hacerle varias pruebas de laboratorio ya que tenía una infección bastante
complicada y que en ese momento se iba a la clínica, pero que le diga a su gran
amiga Beatriz, que espiritualmente estaría con ella. Así lo hice; pero antes
recogiéndola desde cerca de su casa, a la bailarina de danzas clásicas chinas,
con la que llegamos a la hora indicada, pero parece que fuimos los primeros en
hacerlo.
Después de algún lapso transcurrido
empezaron a llegar los otros invitados que no eran tantos como me había
indicado Mavi; pues más parecía una reunión de invitados muy íntimos,
conformado más por damas amigas de la dueña de casa; ya que entre todos, sólo
éramos tres varones -y los tres ya maduros-.
Cuando de repente, el decimista Jolá se
levantó de su asiento y le ofreció un poema a la dueña de casa, que fue del agrado
de todos los presentes, porque los aplausos así lo denotaba; lo que motivó a
que yo también hiciera algo similar, con los agregados que acostumbro
introducir a los poemas que declamo, que por cierto fue bastante apreciado.
Luego una chica apellidada Yovera, leyó unos versos por ella escritos a pedido
de Mavi, que gustó a los presentes.
Después de esto, anuncié como número
sorpresa, la danza clásica china que les ofrecía a través de la coreógrafa y
danzarina Marilyn Doria, que verdaderamente causó una muy grata sorpresa por su
excelente actuación, la misma que fue ovacionada y apreciada. Yo la llevé con
el fin de hacerla conocida dentro de un mundo de gestores y amantes del arte y
la cultura, que podrían ayudarla en sus posteriores presentaciones.
Vino luego el almuerzo tipo buffet, que
fue saboreado y degustado con mucho apetito y sabiendo apreciar su exquisitez,
remojado con un excelente vino de calidad y cargado de todos los requisitos o
exigencias de un buen catador o enólogo; además de otras bebidas que fueron una
delicia.
Prosiguiendo después y como para
enseñorear la tarde y ha pedido múltiple, Beatriz cantó una canción muy
recordada por todos, con voz muy dulce y apacible, que nos transportó al
etéreo, dando gracias al cielo que la tengamos con nosotros, para así seguir
disfrutando de su amabilidad y ternura; a esa canción le siguió otra, porque
estaba ya en onda y muy contenta, siendo aplaudida unánimemente.
También a petición de los presentes,
Mavi recitó una décima que fue bastante aquilatada y las palmas la acompañaron;
dando motivo a que Jolá se inspire y lance una de esas que suele muy bien improvisar
con calidad y gran prestancia, que más parecía una declaración amorosa que en
público la hacía, siendo también muy reconocido.
Luego, nuevamente se presentó la
danzarina Marilyn, quien interpretó otra danza clásica china que endulzó a los
concurrentes, llevándose los aplausos sonoros de éstos. Y ya que mencionó la
palabra llevar, yo me puse de pié y también quise llevarme de ese coso de la presentación
de artistas -a través de una gran faena- las orejas y el rabo de esa tarde,
pues a mi manera y estilo muy propio, declamé un poema muy español que me hizo
recordar una tarde de toros que el matador, sale en hombros con el rabo y las
dos orejas del astado a dar una vuelta al ruedo, y pienso modestamente, que lo
conseguí; porque las palabras de una hermosa dama presente, así lo sintetizaron.
Parece que esto estimuló a su
acompañante varón -no recuerdo bien su nombre- quien ni corto ni perezoso, tomó
una guitarra y en sus manos y la apoyó en una de sus piernas para empezar a
deslizar sus dedos en las cuerdas de ésta, sacándole sonidos muy claros y
bellos y así, la pasáramos hasta el momento en que el taxi que contraté llegó a
recogernos a la danzante y a mí, por lo que no sé bien lo que siguió ni quiénes
continuaron demostrando lo que saben hacer con los dotes que les dio el Supremo
Creador.
Para concluir este breve relato que como
una crónica la he escrito, diré que fue un medio día y una tarde hermosa que la
disfrutamos todos contentos, acompañando a Beatriz a que esa fecha le sea
inolvidable, tanto como lo fue para mí.
A los pocos días, me entero que Teodoro
había fallecido, que había dejado aquí su cuerpo para incinerarlo, mas su
espíritu había ya partido al cielo en donde continuará dictando esas charlas
magistrales con las que sabía encandilar e instruir. ¡Teodoro, descansa en paz, que tus amigos
siempre te tendrán presente! ¡Vale!
Ángel Edgardo Chirinos Lavander
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Ángel Edgardo Chirinos Lavander - CASLIP