Danilo Sánchez Lihón
Madre y maestra,
cruz y madera.
César Vallejo
1. El devenir
de los hechos
Uno de los pasajes más hondos y conmovedores del
Evangelio de Cristo es el del Monte de los Olivos donde Jesús padece por la
hora tremenda de su sacrificio que se avecina y sobrevendrá.
Ya se escuchan los sables, escudos y lanzas de los
guardias y alguaciles, enviados por los principales sacerdotes y fariseos en
complicidad con los romanos a fin que lo prendan, lo torturen y lo maten,
guiados por Judas Iscariote, el traidor. Entonces, en el huerto de Getsemaní,
dice a sus discípulos Pedro, Jacobo y Juan:
– Quedaos
aquí y velad.
Estas cuatro palabras pueden ser la razón profunda
que explique el desvelo, mucho más allá del cansancio y de todo sufrimiento, de
muchos educadores, médicos, artistas, padres de familia y ciudadanos
conscientes en general.
Quienes no duermen por cuidar, alertas, el devenir
de los hechos para que ningún mal nos tome de sorpresa sino que nos encuentre
despiertos y preparados.
2. El
siguiente
paso
Esta frase: “Quedaos
aquí y velad” es aquella que debe encarnar en nuestros corazones, en todo
lugar y en toda hora difícil y de prueba, como son todas las horas en el
devenir de la vida de una persona, de una familia o del conjunto de la
sociedad. Hora que debemos iluminar con la luz de nuestro pensamiento, de
nuestro afecto y dedicación, logrando que la educación de nuestros niños y
jóvenes sea óptima. Todo ello a fin de extraer las hebras de verdad que nos
permitan tejer bien nuestros pasos en la trama de los días presentes y futuros.
Entonces, no desperdiciemos esta hora que es clave
y decisiva porque donde menos se puede alentar desencanto, frustración ni
desilusiones es en la educación. El que menos puede arriar banderas es el
maestro. Donde menos puede haber actitudes descreídas, nihilistas o escépticas
es en las escuelas o en las aulas de clases. Por una razón simple y sencilla:
que la educación proyecta al hombre hacia el futuro. O hacia algo que aún no
existe pero es posible, y que es el siguiente paso por donde avanzará la
historia.
3. Hora
del
magisterio
El futuro es una posibilidad, que recién está por
crearse en este instante, o por hacerse; empezando por el ser humano mismo que
como destino y realización, si es que es niño, joven e incluso adulto aún no se
cumple totalmente, razón por la cual no caven derrotismos.
Por eso, ésta es hora de los maestros quienes tenemos
que rearmarnos moralmente para estar a la altura de las circunstancias y los
grandes desafíos de la época, y con la verdad en sus manos.
Maestros que tenemos que volvernos a situar en el
centro del afecto y la confianza que podamos inspirar a los niños, orientando a
la familia y a la sociedad en su conjunto, rol que corresponde que lo asumamos
quienes elegimos esta misión y profesión de fe, porque tenemos en el fondo de
nuestro ser verdadera vocación de servicio.
Esta es la hora del magisterio porque los problemas
son grandes y profundos, que no pueden ser asumidos ni por empresarios ni
políticos sino por quienes tienen fibra, pasta o madera de guías, conductores o
de padres, que eso mismo es ser maestro.
4. Fidelidad
con la vida
El compromiso de toda generación es legar a la
sucesiva un mundo mucho mejor que aquel que recibieron. ¿En qué medida,
entonces, maestros en primer lugar y ciudadanos en general estamos cumpliendo con
este compromiso moral y estamos a la altura de las responsabilidades que nos
corresponde cumplir?
¿En qué medida podemos estar tranquilos con nuestras
conciencias y el juicio de la historia, y no sentir vergüenza de las
situaciones que se viven y hasta de nosotros mismos? ¿En qué medida podemos
permitirnos vivir en paz y con la conciencia tranquila?
Debemos, además de mejorar al máximo la calidad de
trabajo en el aula, avanzar educando a la familia y luego ganando la calle, el
espacio público, el ámbito comunal, porque no debemos dejar que dichos
ambientes los cope y usurpe la delincuencia, el vandalismo y el tumulto.
Sintonizar la educación en correspondencia y
fidelidad con la vida, con la alegría y la creatividad, sin los lastres que ya
parecen haberse fosilizado en diversas instancias del sistema imperante.
5. En el
fondo
de su milagro
Hagamos por eso que el gozo de existir, de comulgar
todos los hombres y de tener esperanzas, se afiance, se consolide y relumbre.
Abramos el espacio social donde se manifieste y
florezca el canto a la vida, y prosperen las actividades artísticas, las
manifestaciones culturales y sea una fiesta este acto supremo y humano que es
educar.
La clave de todo ello es el amor que todo lo
integra, redime y provee de sentido. La clave es reconocer la trascendencia en
nuestras vidas, y comprender que así como el mundo físico funciona con leyes
inapelables, igual ocurre con el ámbito humano y social en donde rigen las
leyes morales
Y como el vino que por más que mezclemos infinidad
de veces el zumo de la vid y la miel que lo componen no será vino jamás si no
sigue el proceso de su decantación y la fórmula que lo hace ser sino al final.
6. Lo mejor
de sí
Así también la vida, cuya química en millones de
siglos de intentar juntar los elementos que lo conforman no alcanzarán nunca a
integrarse.
Ni dar el temblor, el pálpito ni el pulso, mínimo y
sublime que da el sentir y el despertar. Y si es que no alienta en el fondo de
su milagro y su prodigio esa fórmula que la crea, cuál es la del amor.
Por eso, por el amor el maestro nunca dio su última
clase, jamás dijo su última palabra y de ninguna manera terminó su lección. Es
inacabable.
Por el amor al maestro la muerte lo sorprende y
siempre quedó en su alforja quizá lo mejor de sí: muchas enseñanzas, sueños,
promesas y esperanzas por decir.
Y no es una pena que así sea, porque podemos
acercarnos a su memoria y a su recuerdo, y concluir en realizaciones prácticas
lo que nos quiso decir.
7. Que la
verdad
nazca
Porque en la mente y en el corazón de todo maestro
hay un manantial perenne de sabiduría, un arroyo y un puquial por donde aflora
la verdad.
Por eso, así como hoy día inauguramos el año
lectivo e iniciamos clases en las aulas, hagamos memoria de ellos y visitemos
sus tumbas siempre que podamos.
A fin de que nos inspiren en los nuevos caminos que
tenemos que incursionar. Y en los que aún están por construir. Y en su homenaje
emprendamos aquellas obras pendientes de construir.
Todo lo bueno que hay sobre la faz de la tierra son
las semillas de amor que los maestros pusieron en nuestras almas.
Y ahora las vemos fructificar con las grandes
realizaciones que alcanza a concretar el ser del hombre.
Por eso en esta hora, y en todas las horas,
maestros y educandos como un compromiso para que la verdad nazca, decir:
– Quedaos aquí, y velad.
*****
El texto
anterior puede ser
reproducido,
publicado y difundido
citando autor y
fuente
Teléfonos: 420-3343 y 602-3988
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
*****
CONVOCATORIA