JUSTICIA DEL SEÑOR DE LOS TEMBLORES
LUZ SAMANEZ PAZ, Presidenta de la Organización de Periodistas Latinoamericanos (OPL)
LUZ SAMANEZ PAZ, Presidenta de la Organización de Periodistas Latinoamericanos (OPL)
En el Cusco existe un hermoso i típico barrio, el de San Blas, de las calles angostas i caprichosas, construidas por los primeros españoles que llegaron a la zona i que ahora, sobre las bases de las viviendas de los artesanos del Imperio Incaico, están construidas las casas de los modernos artistas mestizos que como los Mérida, los Mendívil, los Olave, los Rojas, etc. han alcanzado fama mundial.
Se trata de una imagen, que sale en Procesión todos los Lunes Santos, acompañado de millares de fieles, que se postran reverentes ante ÉL, contándole sus cuitas i arrojando sobre su venerado rostro, flores de ñujch´u purpurino, que crece solo en los altos riscos. Muchos han arriesgado sus vidas por las mismas, i otros también han muerto, al resbalar en las piedras de los precipicios.
No se sabe quién esculpió la imagen, que actualmente tiene una coloración morena, que hace que los indígenas i los mestizos, lo consideren parte de sí mismos, i frecuentemente se habla del CRISTO INDIO, al referirse a ÉL. Es porque su cuerpo i rostro han adquirido ese color, por los miles de cirios que los devotos colocan a su alrededor i cuyas tenues llamas se elevan como simbolizando la profunda fe de los cusqueños.
El escultor no hizo un Cristo yacente, sino una imagen en la que genialmente captó el supremo dolor de la agonía, donde se puede advertir aún un ramalazo de fiebre en sus mejillas, apreciándose un toque de resignada grandeza, mientras en un costado se advierte una herida abierta, que da la impresión donde parece de que por ahí, saliera la sangre. Esta imagen fue hecha por un gran artista cusqueño, con elementos propios del lugar. Se dice con el propósito, como se hizo con otras imágenes de remplazar en su devoción a los dioses tutelares del Imperio de los Incas i en realidad, si bien hasta ahora, no se ha logrado desterrar el culto pagano entre los aborígenes, TAYTACHA TEMBLORES, como lo llama el pueblo, se ha enclavado profundamente en lo más íntimo del corazón i de la esperanza de los actuales habitantes de la Capital del Incario.
Su ingreso a la Basílica, ubicada en la antigua Plaza de Waqaypata, pasó casi inadvertido. Se puede decir que ese Cristo vivió en el olvido, por más de cien años, hasta que surgió en la cumbre del espíritu de los fieles, elevándose sobre el temor i la desesperación que originó el terremoto del 21 de mayo de 1650. Mientras las casas coloniales de adobe caían i las piedra de los Emperadores Quechuas permanecían impertérritas, surgió dentro de la multitud, a manera de un grito ululante, la plegaria: "Vamos a la Catedral a ponernos de rodillas ante el SEÑOR". Otros fueron más adelante i sacaron la imagen hasta la Plaza i en ese mismo momento, la tierra dejó de sacudirse. Así, nació la fe por esa imagen que inmediatamente fue denominada, como el SEÑOR DE LOS TEMBLORES.
Actualmente, la devoción hacia el Apaciguador de los Temblores, como también se le denomina, ha unido a todos los cusqueños sin distinción de razas, posiciones económicas o clases. Todos los Lunes Santos, la gente se postra ante ÉL, aunque existe la tradición de que esa es la oportunidad en la cual el SEÑOR, va a escoger a quienes van a ir a la tumba, a unos para que lo acompañen en la gloria i a otros para que desciendan, como castigo a los infiernos.
ÑUJCH´U
(Flor Sagrada i Tradicional en el Cusco)
LUZ SAMANEZ PAZ
ÑUJCH´U,
flor de sangre i fuego,
con tu tez de miel i de luna,
suave como el terciopelo.
Tus ojos nocturnos astros,
que irradian amor i paz,
son en tu cara de seda
dos inquietantes luceros.
Lindo trocito de cielo,
con corazón i con alas.
Cuando cantas mil alondras,
dan al aire sus gorjeos.
Cuando ríes,
tu risa es bálsamo,
para las penas del alma
i del corazón.
Cuando caminas
con tus pasitos menudos,
dejas una luminosa estela
de tentación i misterio.
Tus tacos hieren el piso,
con vivo repiqueteo
i por el aire dormido,
se hecha a volar tu pañuelo.
Al son de un wayno cusqueño,
muestras tu gracia i salero,
tu tristeza i tu llanto.
Muy temprano el Lunes Santo,
te diriges hacia la Catedral
con tu Biblia en las manos
i en tus labios la oración.
Tu corazón palpitante
se desborda de alegría,
en él anidan ternuras
que cantan como jilgueros.
I así vas por las calles,
acompañando a la Procesión
del TAYTACHA TEMBLORES,
que es el Rey de los corazones.
Que imparte su luz,
en las almas devotas
i hace de ellas,
un mítico Altar.
Donde todo el Cusco adore,
con devoción i respeto
al SEÑOR DE LOS TEMBLORES,
el CRISTO CRUCIFICADO.
I le pida con emocionada voz
llena de unción i de fe,
que haya amor i paz
sobre la TIERRA.
ÑUJCH´U,
mezcla de miel i luceros,
flor del TAYTACHA TEMBLORES,
alma i sangre del pueblo.
TAYTACHA DE LOS TEMBLORES
LUZ SAMANEZ PAZ
¡AY! SEÑOR DE LOS TEMBLORES,
TAYTACHA TEMBLORES,
un repicar de campanas
inunda el cielo cusqueño.
Hay un pregón de palomas
i purpureas flores de ÑUJCH´U,
una suave música de querubes
se escucha en los ANDES dormidos.
Las viejas calles se visten
con indios de rostro triste,
de ponchos i colorines.
Donde se nota la queja
que refleja la agonía,
de su alma atribulada.
Las veredas i los parques,
se engalanan con tapices
de rojos i ardientes ÑUJCH´US.
En el ambiente i en el espíritu,
se hace la luz i la paz
i un raro canto de gloria,
inunda los cielos cusqueños.
Los campos de las serranías
a florecer se prodigan,
hacen de los ÑUJCH´US el éxtasis,
más noble i más sublime.
El Templo de la CATEDRAL,
más refulgente brilla
i se percibe en la noche,
como una estrella fugaz.
A través del aromático incienso
parece emigrar el alma,
a las regiones sagradas
de que nos habla la BIBLIA.
¡Ay SEÑOR DE LOS TEMBLORES!
del lacerante rostro moreno,
ya invaden ríos humanos
por todas las avenidas.
Los llantos, las quejas
i las campanas,
parece que al celeste cielo
volaran juntas i unidas.
Entre incienso i velas,
mudos los hombres meditan
i entre una lluvia de ÑUJCH´US,
las mujeres se persignan.
Se ve mezcla de colores,
piel blanca, negra i cobriza,
los labios están orando,
llorando están las pupilas.
Entre humos de incienso
i entre ÑUJCH´US que agonizan,
la sacrosanta imagen
penetra en el CORAZÓN del PUEBLO.