lunes, 21 de marzo de 2016

LA SEMANA SANTA EN EL CUSCO - POR LUZ SAMANEZ PAZ, PRESIDENTA DE ASOLAPO INTERNACIONAL


LA SEMANA SANTA EN EL CUSCO

LUZ SAMANEZ PAZ, Presidenta de ASOLAPO Internacional

Llega para el corazón del CUSCO,
el latido místico
de la SEMANA SANTA,
de los fervores,
de los trajes retintos,
del incienso azuloso
i de las ceras lloronas.

De las procesiones,
del ayuno...
de los ponchos humildes
i de las mantillas caladas.
Para el pueblo cusqueño,
no se ha muerto el embrujo,
aún vive i florece
su fe profunda.

La mixtura de las razas:
el blanco, el negro,
el cobrizo i el amarillo indio,
todo se mezcla
en un encanto emotivo.

No habría SEMANA SANTA,
si no se abre en un bostezo
primitivo el alma,
que vibra en indio
i la mente cavila en negro,
blanco i cobrizo
i europeo hoy...

Solo esa es la diferencia,
porque la tragedia del GÓLGOTA,
estremece del mismo modo al pueblo,
hay la misma devoción sonámbula
i los mismos fervores desvelados,
es el mismo peregrinaje afanoso
de templo en templo.

El mismo recogimiento de almas
i la misma emoción al recuerdo,
de la pasión de CRISTO,
es idéntico el lagrimear de cirios
en los altares
i el silencio de las campanas
del JUEVES SANTO,
hasta la RESURECCIÓN.

También es idéntica
la inquietud de la gente,
del templo, de las calles,
por vestirse, por sentir
i pensar de negro en negro...
por la angustia redivida
de la negra congoja del CALVARIO.

Ayer como hoy,
la población del CUSCO,
con su fe religiosa de siglos,
se recoge como un manojo
asustadizo de nervios...

Es la tradición, sí, CUSCO,
tiene epidermis del siglo XXI,
siente i piensa en COLONIA,
el alma conventual,
mística i apasionada
aflora siempre...

La SEMANA SANTA en CUSCO,
encuentra la curvatura sentimental
de su religiosidad, de su fe
i su mismo fervor,
el mismo recogimiento
de nervios tensos,
el escalofrío de la pasión.

La tragedia del CALVARIO,
sigue reviviendo, carne adentro,
los estremecimientos de su hilván
enredado en GETSEMANÍ i en NAZARETH.

El drama hondo i humano,
reparte de nuevo su dolor,
en una demostración sin límites.
El RABÍ, hace sentir
su credo de PARÁBOLAS.

Ayer como hoy,
la emoción religiosa
del pueblo del CUSCO,
se desborda en iglesias i calles,
las almas se recogen meditativamente
con olor a sahumerios i velas.

Amanece el arrepentimiento,
sopla un anhelo NAZARENO
sobre los corazones...
Pero ayer como hoy,
en el pueblo cusqueño,
la gente ayuna de carne,
para comer pan dulce.
 
 

       

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