Danilo Sánchez Lihón
1. Yo
también lo
canto
Muy lejos de la tierra de
Arequipa donde él naciera, nunca vi a mi padre más transido, conmovido y
emocionado que cuando en la sala de nuestra casa en Santiago de Chuco, entonaba
“Melgar” ya sea en su mandolina o en su violín, con letra del poeta Percy Gibson
y melodía del músico Benigno Ballón Farfán. Y de cuando en vez elevaba su voz
para decir:
Blanca ciudad, de eterno
cielo azul
puro sol, montañas de mi lar
donde nací, en donde me crié
para
amar.
Aquí dejo mis sueños,
aquí dejo mi amor,
aquí dejo mis lágrimas,
de eterno desconsuelo,
porque
mi estrella triste fue cruel.
Y hasta yo lo canto
emocionado, ¡qué más da!, emocionado, con aquellas frases que siguen:
2. Suena
el clarín
Silvia adiós, ya perdida
la esperanza de tu amor mi
fe
al partir por mi patria
sometida
y por ti mi bien,
voy
adiós, voy adiós, adiós, adiós.
Sonó el clarín, voy hacia
allá
a defender mi patria
mi adorada Silvia, mi amor,
sonó el clarín vamos allí,
Oh Patria por ti morir
quiero
yo y
todos con honor.
Oh Arequipa, ciudad de mis
ensueños,
coloso Misti, guardián de mi
ciudad,
ansío libertad y amor,
amor y
libertad Señor.
Así Melgar ya está
redimido. Y, salvado él, estamos todos salvos. Podrá entonces descansar en paz.
Lo reivindicó el pueblo humilde, el dolor que se hace solidaridad con el
hermano y la naturaleza. Lo salvó el amor consagrado a una ilusión de mujer, el
cariño a su pueblo, a su ciudad, y a un ideal de sociedad, digna y
trascendente.
3. Vuelve
mi palomita
Desengañado de Silvia fue
el mundo rural el que se le ofreció como amparo, y como tierra imperecedera;
como paraíso y utopía; que él recién conoce desde dentro y directamente. Fue
luego de la desilusión que le produjera aquel amor frustrado cuando al campo y
se convierte en chacarero, campesino, al lado de los peones más humildes.
Se hizo paisano, labriego
rústico y sufrido, arador de ojotas en el valle de Majes. Y ahí conoce la
dolida esencia y la dulzura plena del “harawi” para cantar el dolor y la desolación
más honda y que se entona entre los indígenas que trabajaban allí la tierra:
Yo sólo reconozco
tus bellos coloridos,
yo sólo sabré darles
su aprecio merecido.
Yo sólo así merezco
gozar de tu cariño;
y tú sólo en mí puedes
gozar días tranquilos.
Vuelve, que ya no puedo
vivir sin tus cariños,
vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.
4. Dolida
esencia
Porque el actual yaraví,
que él descubre y nos aporta, donde letra y música vuelven a asociarse y
fundirse con el “harawi” quechua, es composición lírica anterior a la llegada
de los españoles; es un sentimiento y una emoción que nos representan bien,
profunda y cabalmente.
Adoptado por Melgar es la
expresión que bien constituye la primera manifestación mestiza en la literatura
peruana y enunciado simbólico de lo que nosotros podemos ser, como nación
nueva, autónoma y esperanzada.
Esto ocurría en el año
1813, años antes de la emancipación americana, tiempo auroral cuando todavía no
se había esbozado el Perú como proyecto libre y autónomo.
Pero ya en aquella época
Mariano Melgar hizo el mestizaje de la poesía española y quechua; anticipándose
al movimiento romántico en el arte literario, con antelación a su
reconocimiento oficial en América, pues tiene todas las características del que
después fue una corriente artística de proyección universal.
Dichos rasgos son: la
preponderancia del sentimiento, la individualidad, el rompimiento del
equilibrio entre fondo y forma, el amor por lo vernáculo y popular, la
exaltación de las literaturas folclóricas y nacionales.
5.
Indisoluble
amor
Pero he aquí el otro salto,
quizá mayor al anterior, y que no fue el único. He aquí otra entrega absoluta.
He aquí la otra decisión trascendental e inquebrantable de este cometa, cual
es:
Que se resuelve a tomar las
armas en defensa de sus ideales y principios, sin desistir sino afianzando más
su inclinación y su vínculo de amor a Silvia, haciendo indisoluble el yugo
entre el amor a la mujer y la devoción al sentimiento de la patria amada que en
aquel tiempo todavía era un sueño. Y dice él:
Dejar amigos… ¿injusticia tanta
pensáis que cometiera?
de imaginarla sólo ya me espanta…
¿Cómo olvidar pudiera
a mi amorosa Silvia? No: ¡es en vano!…
Y esto, porque sus amigos
le reprochan duramente que él siguiera pensando en su amor frustrado,
individual y no correspondido por Silvia, cuando todo debía relegarse por la
lucha a favor del pueblo entregado a la causa de la independencia y de la
libertad.
6. Y por mi
Silvia
muero
En estas circunstancias
Melgar defiende a Silvia y responde con brío frente a sus amigos que le
reprochan su incoherencia de amar a Silvia a al ideal de la libertad:
El amor a mi patria está enlazado
con la afición más viva
a mi Silvia, en tal modo, que en mi estado
por mutua alternativa.
Por Silvia amo mi patria con esmero,
Y por mi patria amada a mi Silvia quiero.
Él hace y enseña, lo
explica en sus versos, que es inseparable su emoción social de su afecto por
una mujer, que en verdad se enlazan en la emoción romántica, que son hacia esos
dos amores; y que para él no entran en contradicción, sino los que le dan la
vida y lo llevan a la muerte. Y asume marchar a la guerra, abriendo su pecho
generoso en el campo de batalla.
Pasa así de su posición de
campesino a su opción de soldado combatiente. Une la pluma a la espada,
asociación mítica; y escribe de ese modo la historia de su vida en el historial
versificado de sus amores y de su consagración a sus ideales.
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