Rubén
Darío a los 28 años
GRAN POETA RUBEN DARIO
1867-1916
En
memoria de su natalicio de Rubén Darío del 18 Enero 1867, el Mundo se regocija de un gran Poeta que dejo
profundas huellas en la humanidad. Nacido en el Corazón de Centro América, específicamente en su
amada tierra Nicaragua, donde es originario el gran representante del
modernismo de la Literatura Universal. ¿Quién no ha leído sus famosos poemas en
prosa y verso? ¿Quién no conoce, “Los motivos del Lobo, La Marcha Triunfal, Salutaciones del
optimista, Margarita de Baile, Fatal, Nocturno, Cantos de vida y esperanza,
Sonatina, Azul, Prosas Profanas y otros más?
Su
extraordinaria Poesía va más allá de los confines de la literatura por todos
los siglos, según la opinión de muchos célebres poetas, la bellísima poesía de
Rubén Darío es romántica, filosófica, profética, abstracta, y lírica, de gran
contenido subliminar. Por lo que quiero expresar mi gran admiración al Pueblo
Nicaragüense que vio los ocasos de este ilustre personaje de la bellas Letras,
y que además de cultivar y profundizar el gran legado del poeta, Padre del
Modernismo, que hace perdurar la literatura
universal y clásica, que por más de un siglo ha influenciado a la
Humanidad entera, de generación en generación, con sus grandes poemas y obras
literarias traducidas a casi todos los idiomas del mundo que aprecia la belleza
y la casta de su estilo unico como nadie a imitar, por lo que hablar de Rubén
Darío es un gran honor Latinoamericano y Mundial, por lo que creo que es Justo e ineludible
pensar que este gran poeta que nos
dejo una riquísimo herencia Literaria por muchos años postreros, se le
reconozca el nacimiento con los tributos merecidos. ¡OH! regocíjense los pueblos del Mundo en el
día de su Nacimiento en la tierra del insigne Rubén Darío!
Carlos
Rodolfo Ascencio Barillas
El
Salvador.
¡Oh! eminencia, excelso, insigne
extraordinario, eximio, excelencia,
ruiseñor de los hermosos versos azules
hombre de la estirpe robusto,
trueno de la mirada augusta,
de manantiales en las altas montañas,
y de las aguas cristalinas,
tu estrella renace en los inhóspitos senderos
y las luces que iluminan tus esbeltos luceros.
Aborto, majestuoso, perínclito, pensante,
luchador tenaz de los afanes anhelantes,
donde persiste la gloria de tus prístinas centurias,
y las feroces batallas que tus huestes anidan.
Son relámpagos que vibran el alma enhiesta,
con alas de vientos atraviesan horizontes
y vuelan las cumbres briznas desiertas,
con magia de hechizos tus piedras despiertan
y retornan en verdes ocasos tus mares de sueños
y el eterno recuerdo acecha el descanso del cisne.
Allá, universos que marchan la senda viril
y el llanto que gime con la aurora de tus incólumes ojos
que desbordan Himalayas roncos lamentos.
¿Quién olvido tus margaritas marchitas?
¿Quién recordó saltar destellantes estrellas?
No, son águilas de flechas que exudan armiños
y alientos adustos foráneos sombras del canto
y fantasmas cautivos victorias de glorias con llanto
que vienen alegres los lirios capullos de invierno,
son heridas de acracias pasiones que turban encantos
y las hermosas mujeres divisan rocíos besos perennes,
en los siglos yertos espadas cometas de espantos
asi yacen pájaros áspides burbujas volando rubores,
¿Quien abrevia los muros inexpugnables en calma?
¿Quién su deliquio colisiona execrable su gusto?
¿Dónde esta mi amiga suicida la justa muerte?
¿Dónde reposa mi costado espinas que vierten?
Aquí donde los denuestos equinoccios miserias presienten,
son ríos incorpóreos que fluyen mieles inertes
y Ruinas funestas espantos que al miedo convierten
así vagan las alas errantes desiertos absortos
adiós, trenes que viajan pobladas torturas,
tumultos escuchan sus voces las brisas celestes,
en las antiguas voces que escuchan tus soplos inherentes
en un momento de gloria asaltan sollozos acerbos
cansados jinetes esperando tu azul inocente
honor a la descolorida muerte,
buscando agonías en las llanuras perversas,
con los afanes que levantan renadios de suerte
y en un soplo de sombra la noche despierta
cubierto en el letargo soñar retozos de canto,
venid pescadores de agravios longevos,
dejad en vuestras almas celajes al viento,
permitid espacios siderales que la vida consume
volved a vuestros rediles aguas de encanto…
Carlos Rodolfo Ascencio Barillas