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A PENSAR Y AMAR
AL PERÚ
Danilo Sánchez Lihón
Dios hizo al mundo
y deshizo al Perú.
Emilio Romero
1. Nuestros
pueblos
El
día, 19 de abril, en toda América se celebra el Día del Aborigen
Americano, por acuerdo del Congreso Indigenista Interamericano, reunido
en México un día como hoy del año 1940, certamen al cual concurrieron
representantes de los pueblos indígenas de todo el continente, siendo el
objetivo salvaguardar y perpetuar las culturas aborígenes del
territorio americano.
En
dicha oportunidad se fundó el Instituto Indigenista Interamericano de
notabilísima trayectoria hasta el presente, gracias en aquel entonces al
patrocinio del presidente mexicano Lázaro Cárdenas, quien descendía de
aborígenes, inquietud y gestión que ha propiciado después de muchos años
la promulgación de la Declaración Universal sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas.
Este
cuerpo de normas y doctrina ha sido aprobado por la Asamblea General de
Naciones Unidas, el 13 de septiembre del año 2007, con 143 votos a
favor y solo cuatro en contra, siendo obcecados opositores dos países
depredadores como son Estados Unidos y Canadá, quienes en sus políticas
nos han asignado el opaco papel de proveedores de materias primas a
costa del hambre, el engaño y la expoliación de nuestros pueblos
nativos.
2. La indesmayable
esperanza
Hoy
visito la ciudadela de Kuélap, en la parte alta del valle de Uctubamba
en Chachapoyas. En cada paso hacia la cumbre de la montaña se avizora el
panorama de la cuenca del río Marañón y el Huallaga, tras los hondos
desfiladeros.
Se
ubica en la cima de una escarpada montaña, franqueada de un bosque de
neblina. Con terrazas en los abismos, es una nota de júbilo entre la
turbación, el pavor y el miedo.
Son
construcciones pétreas, templos, fortalezas, andenes, tumbas, dentro de
una muralla circular de más de 30 metros de altura de una belleza impar
donde se mezcla el verde de la floresta y la piedra color del pan. Es
una fortaleza inexpugnable rodeada de farallones y precipicios de caídas
en vértigo Perteneciente a una cultura misteriosa anterior a los Incas
que floreció entre estas hondas cañadas.
Siendo
así, tú has vencido peruano de aquellos tiempos estas montañas y nos
has dejado esa herencia. Has domeñado estas rocas y estas moles de
granito; has doblegado y puesto bajo nuestros pies las cumbres y la
excelsitud. Tuya y nuestra es desde entonces la victoria, el triunfo y
la indesmayable esperanza.
3. Lucero
del alba
La
mayoría de pueblos del mundo hicieron sus ciudades en las planicies y a
orillas de los ríos, en lugares acogedores, abrigados y benévolos, con
agua al pie, a fin de bajar la mano y juntarla o hundir la boca para
beberla.
Los
antiguos peruanos demostraron una manera de ser distinta. Como pocos
pueblos en el mundo, y como símbolo de grandeza y majestad, sus ciudades
las construyeron en las cimas de las montañas, como esta que hoy
recorro.
En
la nación Chuco, de donde yo provengo y a la cual yo pertenezco, hay
varias ciudades que son ahora hitos arqueológicos, como:
Marcahuamachuco, Huasochugo, Picomas, Ichal y otras, que son nidos de
cóndores en las cordilleras frígidas.
¿Qué
significan y qué representan a esas alturas de conmoción y vértigo?
Huasochugo es tan alto que desde allí se divisa el mar. Picomas es el
pico más alto de la cordillera, cerca del pueblo donde yo nací, Santiago
de Chuco. Desde Picomas e Ichal las estrellas se miran hundidas hacia
abajo.
Y
Marcahuamachuco es un lucero del alba, desde donde se miran los pueblos
como los cóndores deben mirar las llanuras donde nosotros vivimos.
4. Traer
desde lejos
Eran pueblos pacíficos y no tenían guerras.
No se han encontrado armas en sus recintos sino principalmente instrumentos musicales, principalmente flautas traversas.
¿Por qué entonces hicieron sus ciudades en lo más alto de los cerros y sobre roca?
Porque tenían una visión de altura y de cumbre, de excelsitud. Porque eran seres espirituales, morales y místicos.
Porque tenían en consideración la vida no en relación a las complacencias sino en función de las virtudes del alma.
Allí donde el cierzo arrecia y no hay agua corriente, sino que hay que traerla desde muy lejos.
En primer lugar hay que concluir que su concepción del mundo era no lo fácil, no lo cómodo, no lo que cuesta ningún esfuerzo.
Entre ellos no primó la ley del mínimo esfuerzo, sino la del máximo arrojo, energía y atrevimiento.
Provenimos
entonces de una cultura con principios que nos ennoblecen, cuyos
productos alimenticios y médicos ahora dan de comer, alivian y curan los
males del mundo, organización sin embargo que fue destruida y
avasallada de manera atroz e inmisericorde por un invasor lleno de
inhumanidad, perverso y codicioso.
5. Lo infinito
que es
Por
eso, cada día yo me convenzo más del privilegio y la responsabilidad de
haber nacido en un país como el Perú de enorme e intenso sustrato
indígena.
Me
conmueve que se levanten indestructibles cada día más hombres y mujeres
auténticos, valerosos y consecuentes, con el ancestro nativo como
emblema, como son de mi tierra: César Vallejo, Santiago Pereda, Carlos
Miñano Mendocilla, todos ellos reivindicando su raigambre autóctona.
Es
esta tierra de artistas, tierra musical, tierra de maestros. Tierra de
hombres y mujeres con sentimientos y emociones de extraordinaria
nobleza. ¿No es increíble, acaso, que el indígena, pese al maltrato y al
expolio al cual sigue sometido, continúe siendo un ser candoroso? ¿No
es conmovedor cómo conservan su ternura, su compasión y su humanidad
acrisolada?
¿Cómo sigue siendo un ser inocente, sabio y generoso?
Por
eso, esta es fecha propicia para pensar el Perú que honra y duele,
subleva y compromete, endulza y amarga para sentir lo infinito que es. Y
que mata para sentir la vida como dimensión eterna y trascendente.
6. Hermoso, dulce
y profundo amor
Complementario
a lo que venimos diciendo, releemos las frases del maestro puneño
Emilio Romero, que figuran como epígrafe de este artículo, y que dicen
así:
Dios hizo al mundo
y deshizo al Perú.
Y que pese a su aparente adversidad y hasta sesgo fatal, podemos extraer de ella significativas enseñanzas:
Señala
el hecho de que el Perú está conformado de escabrosidades absolutas,
cumbres y hondonadas inaccesibles. Señala el amasijo de rocas puestas
hacia arriba, como precipitadas hacia el fondo de los abismos.
Sin
embargo, ¡qué bueno que así sea!, porque igual que hacer nuestras
ciudades en la cima de los picachos donde todo es difícil, idéntico es
el Perú un país prueba y desafío. Y que pese a estas desventajas hemos
erigido aquí lo mejor del hombre en el mundo, la fraternidad y
solidaridad humanas, y brotan aquí mil flores en nuestros precipicios y
en lo más inhiesto de nuestras montañas.
Lo
que nos permite plantear y reconocer al Perú como un país desafío, un
país que para pertenecer a él reclama un amor sublime y consagrado, por
ser una realidad honda y bravía.
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El texto anterior puede ser
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