Danilo Sánchez Lihón
Se puede
apresar a los hombres,
pero nunca
sus ideas, sus actos ni sus
significaciones.
1. Orden
de detención
Diputado brillante elegido por el
departamento de Puno en 1919, a los 31 años de edad, con inmenso prestigio en
la población, el maestro José Antonio Encinas fue llamado un día por el
Presidente de turno, Augusto B, Leguía, a fin de invitarlo a integrar un comité
de trabajo con objetivos aparentes sociales, aunque el trasfondo escondido era
implementar la reelección presidencial.
En esa ocasión y delante del gobernante
Encinas le manifestó su total y terminante oposición al intento de permanecer
en el poder, que a todas luces alentaba el mandatario. Fue la ocasión en que le
dijo:
“Yo he sido elegido por mi pueblo para
defender sus derechos cívicos, no para propiciar reelecciones, señor. De modo
que no puedo asumir ningún compromiso para su reelección, que sin duda traería
graves consecuencias para el Perú”.
Estas palabras le parecieron insolentes
y ofensivas al Presidente que ni bien terminó la entrevista llamó a su
secretario y le dictó una orden de captura, detención inmediata y el encargo de
indagar minuciosamente las actividades de aquel personaje a fin de aducirle
alguna culpabilidad. Así se inicia el calvario de 25 años de deportado y de
sucesivos intentos frustrados de regresar al Perú.
2. ¡A quién
buscan!
De la primera ocasión, cuenta su hermana Aurora,
que al siguiente día de la entrevista con Leguía ni bien amanecía, a las seis
de mañana, se presentaron en su casa cuatro hombres, dos vestidos de civil y
dos con uniforme de la policía, quienes a empellones la empujaron y quisieron
ingresar a la casa, rechazándolos enérgicamente ella, su madre y la empleada,
las mismas que indignadas unas y otras exclamaban:
– ¡Qué les ocurre! ¡Qué derecho tienen
para golpearnos de ese modo!
– ¡Déjenos pasar, señora!
– ¿Por qué? ¿Esta es su casa? ¡A quién
buscan! ¡Nosotras vivimos aquí!
– ¡Tenemos orden de detener a un sujeto!
¡Retírense!
– ¡Somos mujeres, más respeto señores!
Este altercado lo escuchó José Antonio
desde el segundo piso, quien inmediatamente salió e imponiéndose con la voz
preguntó:
– ¡Señores, por favor, qué se les
ofrece!
– ¿Es usted José Antonio Encinas?
– Sí, señor, yo soy. ¡De qué se trata!
– Debe acompañarnos a la Prefectura de
Lima.
– ¿Y cuál es el motivo?
– Usted ha sido muy hiriente con el
Presidente de la República. Dice aquí: ofensa al Presidente. –Explicó quien
tenía el rango de teniente.
3. Pañuelos
blancos
–
No es contra el Presidente de la República, señores, sino contra su pretensión
de violar la Constitución del país, auto postulándose a una reelección.
–respondió.
– ¡De eso no sabemos nada! Tenemos orden
de llevarlo detenido.
– Pues bien. Espéreme un momento. Yo me
alisto y salgo con ustedes. No es necesario hacer escándalo ni actos de fuerza,
caballeros. –Concluyó.
– Señor, ¡no podemos permitir que usted
escape! ¡Tenemos que vigilarlo!
– Fíjense, –les dijo dándoles la cara y
hablándoles calmadamente– si yo fuera culpable de algo ya hubiera escapado:
aquí hay puertas, ventanas y techos por donde huir. Sería fácil librarme de
ustedes. Pero yo no soy un delincuente y tampoco nunca voy a parecerlo. Yo soy
un maestro de escuela. Díganme: ¿han visto acaso alguna vez a un maestro
corriendo como un ladrón por la calle? ¡Nunca! ¡Jamás! Así que siéntense
tranquilos, amigos, y los acompañaré tan pronto me aliste. E iré adonde ustedes
quieran llevarme.
Fue tan firme y convincente al hablarles
de ese modo que los doblegó totalmente. Se sentaron tranquilos en la sala y al
poco rato salió él. Había cogido únicamente como equipaje varios pañuelos
blancos que puso en sus bolsillos. ¿Por qué? Siempre me he puesto a pensar en
cuál es el significado de esos pañuelos blancos.
4. Puede
morir
La madre y la hermana quisieron acompañarlo,
pero él no les permitió. Eso sí, fueron tras de él a la Prefectura, adonde lo
llevaron primero y luego al Panóptico de Lima. A los ocho días lo trasladaron a
la isla de San Lorenzo, a la temible cárcel de El Frontón. Y a la celda más
cruel llamada La lobera.
Allí se le encerró en la celda más fría
y húmeda, a consecuencia de lo cual enfermó gravemente de los bronquios, y en
donde tiritaba enfebrecido.
La familia, a través de Germán Leguía y
Martínez, pariente de los Encinas y también primo hermano del Presidente de la
República, consiguió una entrevista con él, quien fue acompañado del médico
Constantino Carvallo, el que hablando profesionalmente y dando un diagnóstico
del recluso ante el Presidente de la República le dijo a Augusto B. Leguía:
"Presidente: ese hombre tiene
pulmonía y puede morir de un momento a otro. Y eso va a ser un serio problema
para su gobierno, porque mucha gente está pendiente de su destino."
De este modo obtuvieron el canje de la
cárcel por la deportación. Llevando esa orden, la madre y la hermana se
embarcaron en una lancha en el muelle del Callao hacia la temible isla, viaje
que Aurora Encinas recuerda como una travesía interminable de dolor, espanto e
indignación.
5. El pasado
legendario
La deportación se produjo hacia Panamá.
En esta inesperada situación de su vida
las autoridades de la Universidad de Guatemala inmediatamente lo llamaron y
acogieron para que desempeñara el cargo de consejero del Ministerio de
Educación de ese país, y en donde ocupó la cátedra de Psicología de la
Universidad de Guatemala.
Pero también lo reclamó el gobierno de
Costa Rica y allí se desempeñó como eficiente asesor del ministro de Educación
de dicho país.
Con tales méritos, la Fundación Carnegie
para la Paz Internacional le otorgó una beca para seguir estudios en la
Universidad de Cambridge, en Inglaterra.
Viajó a Europa sin medios económicos.
Sus hermanos Aurora y Enrique le giraron un cheque con todo lo que ellos tenían
ahorrado, que por cierto no eran miles sino apenas cientos de soles, los que al
cambio de esa época hicieron la suma de 80 dólares.
En Inglaterra se ganó la vida dictando
charlas y conferencias que tenían como tema el pasado legendario de los incas,
disertando sobre las culturas Tiahuanaco, Nazca, Chavín y Chimú.
6.
Regresa
al
Perú
En 1927 optó el título de Master of Arts y
Master of Science en la Universidad de Cambridge, con la tesis titulada Las
virtudes de la raza Qolla de su tierra natal y en donde estudia la situación
del poblador aymara en el Perú. Al respecto, comenta José Portugal Catacora:
"... que puede considerarse como el
primer estudio antropológico del indígena peruano por el primer antropólogo
nacional, José Antonio Encinas."
En 1928 pasa a Francia, donde se
matricula en la Universidad de La Sorbona, optando el título de Doctor en
Ciencias de la Educación. En 1929 se traslada a España y allí funda, en
Barcelona, una institución de investigación y experimentación educativa bajo el
título de El Pedagogium. Posteriormente, estudia también en las universidades
de Padua y Bolonia. Es a esa etapa a la cual se la identifica como su primer
destierro, que duró ocho años, en que estuvo, como él dice:
..."consagrado exclusivamente a
estudiar problemas educativos, desde el kindergarten hasta la
universidad."
Luego de la caída del gobierno de
Leguía, a principios de 1931, regresa al Perú, en donde se vivía una gran
movilización social y una extraordinaria agitación estudiantil, especialmente
concentrada en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
7. Elegido
Rector
Después de los convulsionados sucesos de 1930,
en los que día a día los universitarios dirigidos por el estudiante de
medicina, Tomás Escajadillo, protestan y luchan en contra del sistema, estos
obtienen una contundente victoria estudiantil. Ella fue ele reconocimiento del
cogobierno en la universidad, al obtener la aprobación del Decreto Ley del 6 de
febrero de 1931, que establece dicho derecho en la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos. José Antonio Encinas como hemos dicho ha retornado al país pocos
días antes luego de varios años de destierro en América y Europa.
Entonces, intuyendo que él traía nuevos
planteamiento e ideas renovadoras, y
admirados por su ejemplar conducta, los estudiantes lo invitan a dar una
conferencia en la universidad, que se convierten en cuatro, a partir de las
cuales deciden solicitarle sea el candidato con el apoyo estudiantil al
Rectorado de la universidad de San Marcos.
Al inicio Encinas no acepta, puesto que
su escrúpulo es que no ejerce cátedra ni ninguna otra función en esa casa de
estudios. Siendo así, ¿cómo siquiera pensarlo? ¡De ninguna manera! De otro
lado: ¿Cómo iba a ganar las elecciones, sin haber realizado campaña en los
últimos meses? Le insistieron en más de cuatro oportunidades con delegaciones
especialmente designadas. Y como él mismo escribe:
"Fue la insistencia del
estudiantado, sobre todo el abandono en que se encontraba por falta de la mano
amiga que lo amparara y guiara en momentos tan difíciles, lo que me inclinó a
aceptar esta postulación..."
8. Consagrado
a la universidad
La lid electoral fue con el doctor Víctor
Andrés Belaúnde, eminente profesor de San Marcos y con un carisma
extraordinario, con una magnífica foja de servicios y merecido prestigio en la
universidad, quien años después sería después Presidente de la Décimo Cuarta
Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La elección se realizó,
siendo el resultado de la votación: 14 votos a favor de Víctor Andrés Belaúnde,
98 votos a favor de José Antonio Encinas. Escuchemos lo que él dice al
respecto:
"Así, elegido para este elevado
cargo, por el sólo mérito de mi devoción a la juventud, asumí la insigne
responsabilidad de llevar a cabo no sólo los propósitos de la Reforma,
puntualizados en el Decreto Ley que le otorgara vigencia, sino los necesarios
para dar a la universidad el contenido social hasta entonces desconocido en San
Marcos. Pudo haber error o no en mi elección; el futuro lo dirá... El hecho es
que consagré, sin reservas, toda mi voluntad para cumplir las ideas expuestas
en mis conferencias, que resumían los anhelos, todavía no lejanos, de mi vida
de estudiante, maestro y político. Por este motivo abandoné, en lo absoluto,
toda otra ocupación que no fuera consagrarme a la Universidad.”
9. La lid
de la historia
Apenas 14 meses duró el rectorado de José
Antonio Encinas, desde marzo del año 1931 a mayo de 1932, período en el cual la
universidad alcanzó tal efervescencia en la escena nacional, que el Rector fue
citado por la Presidencia de la República a cargo de Luis Miguel Sánchez Cerro,
quien le conminó a que prohíba la política en la Universidad.
A lo cual él le respondió que la
política era derecho inalienable de la persona humana y además una ciencia, que
él podía prohibir lo que daña, corrompe y envicia a la juventud y a los
pueblos, pero no aquello que es la digna preocupación de la ciudadanía por el
destino de su país y el libre ejercicio de la libertad del ser del hombre.
Sánchez Cerro clausuró la universidad
por cuatro años y deportó nuevamente a José Antonio Encinas cuyo ejemplo, moral
y magisterio constituye un baluarte en nuestro destino. ¿No podrían aprender
esto autoridades, congresistas y gobernantes, cual es que de un lado está la
historia del Perú y de otro sus apetencias, mezquindades y míseros empeños?
¿Y de cómo hay que consagrarse y no ser
polvo que el olvido sepulta y carcome, siendo aquellos a quienes apresan,
encarcelan y deportan quienes son los referentes fundamentales e
imprescindibles del Perú y quienes ganan al final en la lid de la historia?
Porque se puede apresar a los hombres pero nunca sus ideas, sus actos ni sus
significaciones.
*****
El texto anterior puede ser
reproducido, publicado y difundido
citando autor y fuente
Teléfonos: 420-3343 y 602-3988
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
*****
CONVOCATORIA