FÉLIX GRANDE
ESPAÑA
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8 DE
FEBRERO
NACE
FEDERICO
BARRETO
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
PARA ÉL
LAS MEJORES
FLORES
Danilo Sánchez Lihón
Más allá de la palabra
está el
aliento.
César
Vallejo
1. Pliegos
al viento
El poeta Federico Barreto vivió atravesado el pecho
con un puñal ardiente, viendo a su Tacna natal cautiva, arriesgando la vida a cada instante a fin de verla libre. Vivió con
ese suplicio y carbones ardientes que le atenazaban el alma y que le produjeran
el delirium tremens con que murió en Marsella, gestionando la intervención
diplomática de Francia para liberar a su pueblo de la bota extranjera.
Tres libros orgánicos conforman la obra poética de
Federico Barreto. El primero lleva por título “Algo mío”, que se publicó el año
1912. Dentro de ese poemario sobresalen el largo y dolido poema “Madre mía” y
el inolvidable “Más allá de la muerte”, dedicado a la escritora Zoila Aurora
Cáceres (Evangelina). También el cadencioso y con aroma a inocente naturaleza:
“Indiana”, que hecho música ha sido entonado en los rincones más apartados del
país.
Su segundo libro lo tituló “Aromas de mujer” y fue
publicado en 1927, dos años antes de la muerte de su autor. Continúa la línea
romántica y la emoción vibrante de su libro anterior, destacando los poemas
“Mis golondrinas”, “Pensando en ti” y “Limosna de Jesús”.
2. Surto
en las aguas
Su tercer poemario fue publicado póstumamente, el año
1964, con el título de “Poesías”, por iniciativa de la Casa de la Cultura de
Tacna y gracias a la dedicación de Carlos Alberto Gonzáles, quien acopió poemas
dispersos en periódicos, revistas y hojas sueltas.
Pero muchas de sus composiciones forman parte del
acervo popular y no han sido recogidas en libros. Circularon de boca en boca, o
impresos en hojas sueltas y en pliegos al viento. O bien fueron incluidos en
las páginas de revistas o periódicos. Y lo más exaltante: grabados en la
memoria y el alma de la gente.
Es justo
recordar aquí también que Federico Barreto además de intenso poeta fue un
combativo periodista, quien ejerció su magisterio patriótico en publicaciones
como “Los Andes”, “El progresista” (1886), “La voz del sur” (1893) y la revista
“Variedades” de Lima (1921- 1924).
Fue autor igualmente de “Frente al Morro”, diario de
vida a bordo del “Ucayali” en el año 1925, surto en las aguas de Arica, durante
el plebiscito que decidió la pertenencia de las provincias de Tacna y Arica.
3. Amable
lector
Pero hay un aspecto que debemos relievar y es que
mucho de su poesía ha tenido el amplio privilegio de ser musicalizada, en
composiciones que circulan en el ámbito nacional, como internacional.
Aunque en este aspecto lo que más importa es que dichas
versiones forman parte del cancionero popular, que entonamos como parte del
aire que respiramos cotidianamente.
Cada día, casi podríamos decir distraídamente, sin
tomar en cuenta que estamos vocalizando palabras y versos compuestos por él.
Así, es muy probable que tú, amable lector, hayas
cantado sus palabras y ritmos. Y lo estés modulando mentalmente en estos
momentos, en valses como “Ódiame”, “Aurora”, “Antes que tú” y muchos otros más.
Carlos Gardel, a quien alguien le obsequió el libro de
poemas de Federico Barreto, musicalizó uno de sus poemas, cual es: “Queja a
Dios”, y que dice así:
4. Que
no muera
Me has
entregado, ingrata, al abandono,
y yo, que
tanto y tanto te he querido,
ni tu negra
traición echó en el olvido
ni disculpo tu error... ¡ni te perdono!
No intentes,
pues, recuperar el trono
que en mi
pecho tuviste, y has perdido.
En el fondo
del alma me has herido
y en el fondo del alma está mi encono.
Yo no podría,
es cierto, aunque quisiera,
castigar como
debo tu falsía;
mas la mano de Dios es justiciera...
¡Castígala,
Señor con energía!
Que sufra
mucho; ¡Pero que no muera!
¡Mira que yo la adoro todavía!
5. Yo, humilde bardo
del hogar tacneño
El poema anterior había sido publicado antes de la
aparición del libro citado, en el año 1903, en la revista Actualidades, con el
título de “Jaspe”, que luego al incluirse en el libro fue cambiado por el de:
“Queja a Dios”. Fue grabado en 1919 por Carlos Gardel y José Razzano, cambiando
el título para figurar como “Aurora”.
Otra canción muy conocida en España y que tiene letra
suya es el vals que dice:
Ódiame por
piedad, yo te lo pido...
¡Ódiame sin
medida ni clemencia!
Más vale el
odio que la indiferencia.
El rencor hiere menos que el olvido.
Este es un poema de Federico Barreto que en su libro
tiene por título “Último ruego”. Mario Vargas Llosa consigna en su libro “La
señorita de Tacna” otro poema de Federico Barreto que al decir del Premio Nobel
cantaba su tía:
Tan hermosa
eres Elvira, tan hermosa
que dudo
siempre que ante mí apareces,
si eres un ángel o eres una diosa.
6. De honda
raíz
Modesta,
dulce, púdica y virtuosa
la dicha has
de alcanzar, pues la mereces.
Dichoso, sí,
dichoso una y mil veces
aquel que al fin pueda llamarte esposa.
Yo, humilde
bardo del hogar tacneño,
que entre
pesares mi existencia acabo,
para tal honra júzgome pequeño.
No abrigues
pues, temor porque te alabo:
Ya que no
puedo, Elvira, ser tu dueño,
déjame, por lo menos, ser tu esclavo.
Otro soneto suyo “Mi Patria y mi bandera”, en su
versión musical, compuesta por los músicos Libornio y Ugarte, fue adoptado como
el himno del colegio Nuestra Señora de Guadalupe de Lima y que cada guadalupano
canta henchido de fogosidad y orgullo.
Federico Barreto es poeta egregio, insigne y
legendario. Una leyenda viva inserta en su pueblo. Poeta esencial, de fondo,
con lastre; de honda raíz y auténtico.
7. Las mejores
flores
Poeta que extrae intacta la flor de la ceniza y del
fuego ardiente. Quien convierte lo acervo y lo convierte en aliento de vida y
en coraje; quien vela mientras los demás duermen para extirpar el mal y todo
aquello que corrompe la vida.
Tuétano de poeta, de alma, de raza y de destino. A
quien la vida le deparó un martirio e hizo de aquello una tea encendida para
alumbrarnos el camino.
Como Mariano Melgar vive inmerso en las venas del
pueblo, integrado a su corriente sanguínea y a su destino de antes, de ahora y
de mañana.
Poeta bólido, fuego, llamarada. Ímpetu que no se
extinguirá jamás y más bien se expande y se eleva cada día. Es un cometa en el
firmamento de los afectos, de los cariños puros, de las razones que ya jamás se
declinan, de los arrebatos y entusiasmos santos del alma.
Poeta con quien compartimos aquello que cree, siente y
sobre lo cual iza y hace flamear sus banderas. Poeta de ahora y de siempre.
Para quien pedimos a su pueblo que recoja cada amanecer las mejores flores y
con ellas unja su frente cada día.
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El texto anterior puede ser
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