domingo, 21 de febrero de 2016

21 DE FEBRERO: DÍA MUNDIAL DE LAS LENGUAS MATERNAS - FOLIOS DE LA UTOPÍA - ¡REIVINDIQUEMOS EL QUECHUA! ¿CÓMO? ¡HABLÁNDOLO! - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
 

 
*****
 
 
21 DE FEBRERO
 
 
DÍA MUNDIAL
DE LAS LENGUAS
MATERNAS
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
 
¡REIVINDIQUEMOS
EL QUECHUA! ¿CÓMO?
¡HABLÁNDOLO!
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
1. Capturar
el Cuzco
 
Túpac Amaru no hizo caso a Micaela Bastidas, su esposa y capitana del ejército de la retaguardia en el movimiento insurreccional que él encabezara, acerca de la necesidad inmediata de capturar el Cuzco, antigua sede del imperio incaico, y cuando más pertinente era hacerlo, estando desguarnecida la ciudad después de haber sido derrotado el ejército colonial del sur en la batalla de Sangarará. 
 
Se entretuvo por las villas subiendo a los campanarios a arengar, haciendo posible la llegada de 15 mil soldados bien entrenados que el gobierno virreinal destacó de su guarnición de Lima para develar el levantamiento, con el resultado final de ser aniquilados los batallones indígenas en el intento de ingresar a la ciudad.
 
Fueron capturados los líderes y sus familias, condenados a muerte y ejecutados, arrasadas las comunidades sublevadas, castigadas severamente las que habían apoyado a la rebelión, decretando asimismo la prohibición del uso de la lengua quechua, o runa sini, bajo pena de muerte, aspecto este último que es el único y proverbial en el cual la resistencia andina salió airosa.
 
2. El alma
matinal
 
La historia de la humanidad hubiera cambiado radicalmente si se capturaba el Cuzco y después Lima. Probablemente no habría imperialismo norteamericano, ni hegemonía de los países europeos ni de los clubes de los ricos gobernando el mundo a favor de sus intereses; ni hubiera imperado omnímodo el libre mercado, la usura, la plusvalía ni la globalización, como lo vienen haciendo ahora. 
 
América Latina, tal y como lo esperaban los mismos europeos habría instituido un Nuevo Mundo, concretando la utopía de una sociedad orientada por el bien, que las mentes más lúcidas soñaban ver realizada en este suelo, pero que aquí no fue una fantasía sino evidente, palpable, hermosa y espléndida realidad.
 
Donde imperaban valores acrisolados como la solidaridad, el bien común, la veneración de la naturaleza, el alma matinal; valores hacia los cuales la organización incaica consagraba su cuidado y protección, amparando al débil y exaltando el júbilo del fuerte por ayudar y servir.
 
3. Hablemos
el quechua
 
Túpac Amaru no alcanzó a posesionarse del Cuzco, pero los andinos hemos invadido y capturado no solo el Cuzco sino Lima y todas las ciudades capitales de nuestro país. Nos hemos adueñado de las calles, negocios, clubes sociales, empresas, universidades, hogares. Sin embargo, en aquello que triunfamos como gesta heroica de resistencia andina, como es mantener vivo y vigente el runa sini, nos hemos quedado pasmados, exánimes e inertes.
 
Hay varios pasos por cumplir hacia delante, para concretar la aspiración tupamarista, siendo la reivindicación del idioma quechua el primero, ¡cuánto más que no depende sino de nosotros mismos! ¿Cómo? ¡Hablándolo! Empresa mágica que está en un pliegue de nuestro espíritu el despertarla, y en la punta de nuestra lengua el ejecutarla, que quienes saben hablarla nos enseñen y quienes no la saben la aprendamos. Cumplida esta acción empezaremos a cambiar, primero nosotros mismos y, a partir de nosotros, el mundo. 
 
Porque hemos sitiado, invadido y puesto bajo nuestro dominio a Lima. Ahora toca que hablemos el quechua, que será como capturar el Cuzco y la antigua sede del imperio incaico. Si bien fue triste que Túpac Amaru no incursionara a tiempo, sería mucho peor que nosotros habiéndolo hecho no nos demos cuenta y sea esta una tardanza mortal como también una imperdonable traición.
 
4. Afianzando
identidad
 
A la llegada de los europeos a nuestra América en 1492, dos culturas sobresalientes dominaban el continente para ellos recién descubierto, cuales eran el Imperio Incaico y el Imperio Azteca.
 
Lo que hizo grande a la civilización incaica fue su concepción del mundo y la vida, sus valores, su organización; su visión de un estado constructor y protector invocando el júbilo del más fuerte para proteger al más débil, todo ello en correspondencia y feliz adaptación con las características físicas del suelo que habitaron, de su medio ambiente y su contexto social.
 
¿Dónde encontrar ahora los rasgos de aquella inspiración? ¿Dónde queda plasmada esa visión del mundo y de la vida? ¿Cómo sentir el latido, la emoción y el aliento de esa cultura de asombro, esplendor y fábula? Indudablemente, en su lengua, en el idioma en que se hablaba, en la inflexión, acentos y desinencias de que está urdido y compuesto.
Porque toda lengua contiene en su nomenclatura la forma y la esencia del sentir y del pensar de toda aquella comunidad que la usa, y hacia la cual insufla vida, allí queda palpitante y decantado el modo de reconocer los problemas y la manera de cómo afrontarlos.
 
Por eso, César Vallejo se quejó en París, ante un amigo entrañable, como era para él Gonzalo More, de que sentía no tener una lengua propia, y de que hubiera escrito mejor en quechua si lo hubiera aprendido de niño y a tiempo.
 
5. Todos
los hombres
 
 Una confesión parecida la recoge Ernesto More, con quien él tuvo una relación también confidente. A César Vallejo Le gustaba escuchar el quechua, pero sufre y padece de no hablarla.
 
De allí que él hizo que el idioma castellano expresara aquello que nunca estuvo preparado para decir. Le retorció el cuello en Trilce de tal modo que asombra cómo recurre a lo imposible, incluso a lo incoherente y arriba a lo absoluto para expresar lo que en la lógica de aquella lengua no se puede modular.
 
Pero tuvo la intuición de saber que el quechua contiene nuestra manera de ser, sentir, actuar y de expresarnos. Y que hasta nuestra manera de mirar y callar está en esa lengua. De allí que su esposa, Georgette Philippart, confesó que no entendía a Vallejo hasta ver cómo miran y otean en silencio el horizonte las llamas y auquénidos de las punas andinas.
Allí recién, cuenta ella, que se dio cuenta cómo era él y empezó a comprenderlo. Por eso, ¡qué importante volver a esa fuente primigenia y rescatar todo lo valioso que allí pueda encontrarse!, para iluminar y fortalecer nuestra actitud ante los desafíos de la realidad y de la vida. Y ante la empresa de forjar aquí nuevamente el orden de fraternidad, de dignidad y felicidad para todos los hombres de la tierra.
 
6. Diste ser
y valor
 
 He aquí el fragmento de una oración o rezo incaico, dicho y recogido en idioma quechua por un cronista anónimo de la Conquista:
“Aticsi wiracochan caylla wiracocha tocapo ac unpo wiracochan camachurac caricachon huarmicachon nispallurac rurac camascaique churascayqui casilla quispilla canca musac maipimcaiqui ahuapichu ucupichu ucupichu puyupichu llantupichu hoyarihuay hayni guay nihuay ymay pachacamac haycay pachacamac canca chihuay marcarihuay y batallihauay cadcuzcay tarichasquihuai may piscapos wiracochaya”.
 
“¡Oh hacedor! que estás en los fines del mundo sin igual, que diste ser y valor a los hombres y dijiste sea este hombre y a las mujeres sea esta mujer; diciendo esto los hiciste y los formaste y diste ser. A estos que hiciste, guárdalos que vivan sanos y salvos, sin peligro viviendo en paz. ¿A dónde estáis? ¿En lo alto del cielo o abajo en los truenos o en los ñublados de las tempestades? Óyeme, respóndeme y concede conmigo y danos perpetua vida para siempre, tenednos de tu mano; y esta ofrenda recíbela a doquiera que estuvieres, oh Hacedor.”
 
7. La hablan,
pero la esconden
 
 Actualmente en quechua se comunican 12 millones de personas extendidas a lo largo de varios países andinos.
 
Ocupa el décimo quinto puesto entre las lenguas más habladas del planeta; y el cuarto lugar de los sistemas lingüísticos que cotidianamente se utilizan en América.
 
Es la lengua nativa que ocupa la primera jerarquía por el número de personas que la usan en el continente. 
 
En Lima el 50 % de su población conoce o habla quechua, aunque no lo manifieste ni declare ni lo haga ostensible, sino que más bien lo eluda y oculte por prejuicio. Son mudos del quechua por auto opresión y censura. 
 
Hoy se conoce que los incas inicialmente utilizaron el “puquina”, después el “aymara” y finalmente adoptaron el quechua por su expresividad, riqueza y amplitud de extensión en el antiguo espacio terráqueo.
 
Es la lengua de los chinchaysuyos, que tuvo como ámbito de surgimiento y desarrollo al actual departamento de Ancash, y no es Andahuaylas su raíz original como antes se creía.
 
8. El sentido
colectivo
 
 En tiempo de los Incas se la llamó Runa Sini o “Lengua humana”, o puede traducirse también como lengua madre; que es un idioma aglutinante, onomatopéyico, basado en el uso de sufijos. Los nombres se marcan por caso y persona.
 
Su estructura es nominativa acusativa, de fonemas binarios que permite que se adapte con gran ductilidad al lenguaje informático. Su fonología es simple. El sistema vocálico dominante es principalmente de tres vocales: e - i - u. No contiene verbos irregulares. No tiene género gramatical. El marcador plural es kuna. El orden de la frase es: sujeto, verbo, objeto.
 
Es el idioma en el cual se plasmaron los valores primigenios y sustanciales de la cultura y el alma andina, como la fraternidad, el sentido colectivo de la historia, la reciprocidad, la filiación y pertenencia; así como el carácter auroral que es el sello indeleble de la actitud que hay que asumir frente a la vida.
 
El 27 de mayo del año 1975 se dio al quechua la categoría de idioma oficial en el Perú, por Ley del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada que encabezara el General Juan Velasco Alvarado, cuyo proyecto social quedó inconcluso y fue fácilmente revertido por la rémora y la inercia de lo colonial prevaleciente, siendo muchas las reivindicaciones que se perdieron.
 
9. Sigue viva
y es heroico
 
Conservar el quecha vivo, hablarlo con frescura y vigor, es el resultado de uno de los hechos más valerosos y titánicos que registre la historia humana. Su perseverancia es himno de la resistencia cultural pacífica pero no menos heroica de todo un pueblo, después de cinco siglos de exterminio, de crueldad y negación atroz y contumaz de sus más mínimos derechos.
 
Nada de lo que podía ser defensa de la vida, auxilio, garantía de supervivencia, se podía decir en lengua quechua. Ni leyes, ni salud, ni educación, ni empleo. ¡Nada! Todo estaba negado si se hablaba el quechua. ¡Y eso hace cinco siglos! Entonces: ¿No es extraordinario que siga existiendo?
 
El hecho de su vigencia por eso es uno de los acontecimientos más grandiosos de resistencia épica y sobrehumana de todo un conjunto humano. Ha sido siempre, y lo sigue siendo ahora, una lengua negada socialmente. Sin embargo, está viva, indemne y expectante. 
 
Mantenerla viva de parte de la población indígena ha significado sacrificio, ostracismo e inmolación. Que se la siga hablando, que siga en vigencia, que forme parte de nuestra cultura es estupendo y admirable. Y esta gesta la encarna toda una nación, a la cual ahora hay que extenderle nuestra adhesión militante. ¿De qué depende? ¡De que la hablemos! 
 
 

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