Danilo
Sánchez Lihón
1.
¿Quién
fue?
No habían comido durante
días sino mendrugos. Y el agua tenían que recogerla a gotas del borde de
algunos charcos malolientes.
La mayoría de la caravana
estaba a punto de caer inertes.
La sed tenía partidas sus
lenguas y los labios y la piel resecos.
Estaban sedientos y
exhaustos. ¡Y habían orado y suplicado tanto!
– ¿Quién nos dijo que
podíamos encontrar diamantes y otras gemas, perlas y otras piedras preciosas
por estos confines?
– ¿Quién deliró tanto que
emprendió esta aventura de la cual no hemos obtenido nada salvo llagas y
tumefacciones por las caídas y los cuerpos rodados por los barrancos?
– ¿Quién fue tan obsesivo
que nos condujo por estos caminos de abrojos y piedras afiladas?
– ¿Quién nos encegueció
tanto para aventurarnos por ríos marchitos y ya sin cauce?
– ¿Y por bosques que hace
tiempo fueron calcinados?
2.
Una
señal
– Señor, apiádate de
nosotros. ¿En dónde estás? Volvemos tristes y derrotados, pero ya no podemos
más con nuestros pasos.
Aún el camino del retorno
es largo y nuestras fuerzas desfallecen. ¡Ayúdanos señor!
–Envíanos a tu Ángel. Que
él alivie nuestro cansancio, y calme nuestra hambre y nuestra sed.
– En nuestras alforjas ya
no hay ni mendrugos y hemos arrojado todo lo que tenía valor solo porque
pudiera pesarnos, y a fin de aliviar el cansancio del camino empinado.
– ¡Ni una llave, ni un
cuchillo, ni una cuchara que nos pese y haga un calvario lo que cargamos!
– Y aun así, ¡el agobio es
tanto! Alzar un pie cuesta tanto. Dar un paso, ¡es tan sobrehumano!
– Todo siento que es
traición, que es un embuste y una farsa.
– ¡Dios! –Vuelven a
suplicar–. ¡No nos abandones y envía a tu Ángel.
– O danos un gesto, una
señal, un milagro Dios de los cielos.
3.
Una
cascada
En eso se rasgó el cielo.
Y desde una nube que deja
filtrar los rayos del sol poniente, por un sendero de oro apareció el Ángel
resplandeciente del Señor.
Los hombres agobiados
unieron sus manos y con lágrimas en los ojos agradecieron a la providencia:
– ¡Gracias, Dios mío, y
Dios Santo!
– ¡Gracias, Dios bendito!
¡Por fin te acordaste de nosotros.
– ¡Llévanos a las orillas
de un río cristalino.
– ¡Haznos aparecer aquí el
borde de una fuente!
– Haz que hayamos llegado
ya por fin a nuestra comarca y descansemos en nuestros lechos. Y que se calme
nuestra extenuación, y sanen nuestras heridas.
– Haz que reposemos en
alguna casa en donde podamos comer, y descansar y departir luego con nuestros
seres queridos.
– Haz que caiga una cascada
de agua fría donde aplaquemos nuestra sed, Dios mío.
4.
Cargar
guijarros
Pero el Ángel lleno de
majestad habló de este modo:
– Reúnan todas las piedras
del camino que puedan y llénenlas en sus alforjas. Aún faltan tres días con sus
noches para que lleguen a su destino. Allí luego tendrán contento o tendrán
tristeza y arrepentimiento.
Y desapareció.
– ¿Qué? ¡Esto es absurdo!
– ¡Se apareció solo para
decirnos eso! ¡No puede ser!
– ¿No nos hará aparecer
aquí la orilla de un río cristalino?
– ¿Quién era? ¿Un Ángel o
un demonio?
– ¿No nos dejará en un
lecho en donde comer y después dormir después de esta larga y amarga jornada?
– ¿Cómo? ¡No! ¡No era un
Ángel del Señor!
– ¿Encima de este agobio
todavía cargar guijarros o piedras del camino?
– ¡Otra vez hemos sido
engañados!
5.
Y
aquí
están
La desilusión ha sido
enorme. Consideran que es una burla a sus males y padecimientos
Nadie quiere hacer caso al
Ángel
En verdad están al borde
del desmayo y no es concebible que alguien viniera así y en nombre del Señor.
¡Absurdo! ¿Van a pedirle
que encima carguen con las piedras del camino?
Solo uno calladamente se
inclinó y recogió tres piedras ni tan grandes ni tan pequeñas.
¿Era bueno que sea así?
¡Pero qué absurdo! ¡Cargar
piedras en las alforjas!
Caminaron tres días más con
sus respectivas noches. Y al amanecer del tercer día llegaron por fin a su
aldea.
Y aquí están.
6.
Pudieron
haber
llenado
Quien recogió las tres
piedras abre su bolsa sin acordarse de buscarlas.
Y allí están.
con brillos y destellos que
parecen siempre encendidas con luz propia y radiante.
Son octaedros con luz
iridiscente de un blanco excepcional y sublime.
Son tres guijarros
convertidos en tres espléndidos y fúlgidos diamantes de luz refractaria.
El contento y la felicidad
de quién recogió las piedras del camino, convertidas ahora en diamantes, es
inmensa y sin límites.
La tristeza y el
arrepentimiento de quienes no recogieron nada son igualmente grandes.
Sobre todo al reconocer que
pudieron haber llenado sus alforjas de piedras del camino y que ahora son
diamantes.
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El texto anterior puede ser
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CONVOCATORIA:
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DEL XVI CAPULÍ
Envío de ponencias nacionales
e internacionales
SOLO PARA QUIENES PARTICIPARON
EN CAPULÍ XVI DEL AÑO 2015
ENVIAR SUS PONENCIAS
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QUE IMPARTIERON DURANTE ESTE
ENCUENTRO INTERNACIONAL
FECHA LÍMITE
DE RECEPCIÓN DE TRABAJOS:
25 DE JUNIO DE 2015
EXTENSIÓN:
Ponencias: 15 páginas máximo
(Formato A4, Times New Roman, Tamaño 12,
a 1.5 espacio incluyendo bibliografía).
Obra creativa: 2-3 poemas
Fotografías: Milton Jaime Sánchez Lihón
Reseña completa del evento:
Danilo Sánchez Lihón
Enviar el material a Dra. Mara L. García
Brigham Young University
E-mail: Mara_Garcia@byu.edu
Después de la fecha límite
no se recibirán trabajos
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REUNIÓN DE COORDINACIÓN
HOMENAJE MUNDIAL
A LUIS DE LA PUENTE UCEDA