Danilo Sánchez Lihón
1. La palabra
exacta
Como ocurre en el libro de literatura amazónica: “Dos
mundos”, de Jonathan Paredes, natural del departamento de Ucayali, hay en la
obra de arte y para su plena realización tres dimensiones que se tienen que
cumplir a cabalidad: la función expresiva, representativa y poética.
En el primer ámbito el autor ha de lograr plasmar sus
emociones y sentimientos hasta el punto de conmover y comprometer afectivamente
al lector, hecho que se logra principalmente con la sinceridad de nuestros
afectos y contenidos anímicos.
En la dimensión representativa la obra de arte ha de
dejar traslucir el mundo representado con legitimidad, que en el caso de este
libro resulta original, prístino y trascendente; puesto que se ocupa de una
realidad genuina de un pueblo y una región únicas en el mundo como es el pueblo
de Orellana a la vera del río Ucayali, de donde es natural el autor y del cual
habla con plena autoridad.
En la tercera dimensión o función poética encontramos
en la presente obra la evocación de situaciones, personajes y paisajes con la
precisión de la palabra exacta y de la sintaxis cabal
2. Un mundo
mejor
Complementando desde otro ángulo, se cultiva y plasma
en este libro una literatura de la identidad, a la cual me adhiero y adscribo
totalmente.
Y llamo así cuando una obra surge desde la tierra
misma, desde los ejes telúricos en los cuales el texto se inserta. Aún más,
cuando se aviva desde el fogón familiar, desde la tarima en donde el ser humano
se recuesta para dormir y en la cual se despierta hacia un nuevo amanecer.
Literatura esta llena de moral, cuando asume lo humano
para dar la cara por ello; literatura de coraje, de valentía, de pundonor;
prueba de que es verdadera.
Lo es cuando se la hace para revelar y asumir el mundo
que llevamos dentro. Literatura para cambiar, logrando un mundo mejor.
Porque es fácil, y no tiene mayor sentido, escribir
sobre lo externo y convencional, sobre lo que está al frente y de moda;
literatura que hacerla da buenas prebendas. Cuando se escribe para lucir un nombre
o para ganar dinero.
Literatura de afuera de uno mismo, que escoge sus
temas como latas de sardinas en un mercado.
3. De relieve
y en alto
Lo difícil es escribir de lo que está dentro de
nosotros mismos, y quemándonos como brasas y carbones encendidos; de lo que nos
duele y de lo que nos hiere, de lo que es íntimo y sangra todavía.
De aquello que es complicado verlo por la enajenación
en que estamos sumidos debido al bombardeo implacable de los medios de
comunicación que han devenido en imponer una cultura alienada y enajenante.
Se tiene que tener el alma prístina, y se tiene que no
haber perdido el ser para escribir sobre lo propio, sobre nosotros mismos,
sobre aquello que es nuestra raíz y cordón umbilical, que aunque cortado nunca
deja de unirnos con nuestro origen.
Esto que pareciera asunto natural que brote, cual es
escribir sobre nosotros mismos, no es lo frecuente ni común. Es más bien raro e
ilógico decirlo. Pero es lo que menos ocurre. Por eso conmueve “Dos mundos”.
Porque todo lo que se escribe en este libro es horcón familiar en donde se
funda la casa, es cuna, matriz y fogón propicios. Y eso es valeroso, sabio y
bello constatarlo que se ofrezca. Y hay que ponerlo entonces de relieve y en
alto.
4. La Amazonía
mágica
Trata esta obra de un mundo familiar, propio y
entrañable pero a la vez mítico, legendario y de fábula. Trata de una realidad
a la mano pero a la vez onírica y exótica. De seres fabulosos pero a la vez
cotidianos, como cuando se hace un recuento de personajes de la vida casera y
ordinaria.
Combina pues lo fabuloso con lo inmediato y cercano,
siendo este otro sustento para que el libro se titule “Dos mundos”. Mundo a la
vez circunstancial y prodigioso, temporal y ancestral; diario y etéreo.
En donde se sueña y los sueños son hebras e hilos que
nos llevan a misterios. Presencias del cada día pero que representan anhelos,
ilusiones y utopías.
Mundo hondo de la Amazonía, cercano y lejano, próximo
e inalcanzable, siendo esta vez la Amazonía mágica y a la vez trágica; para
admirar, redimir y compadecer al mismo tiempo.
5. El ser
genuino
Literatura de la identidad que es aquella relacionada
a nuestros pueblos de origen y a sus luchas irrenunciables.
En donde el compromiso de escribir halla el sentido de
hacerlo para mejor amar nuestra tierra, para mejor crear un mundo nuevo y
mejor.
Y esos factores hacen que este sea un libro auténtico,
porque es fiel a su cultura.
Literatura relacionada a nuestra infancia infalible, a
los tiempos vividos. A nuestra escuela inolvidable.
Literatura que es brote natural de las palabras, como
esas plantas que sobresalen cuando cae la lluvia porque allí hay una semilla
extasiada, inherente a ese lugar y a ese tiempo, y que ahora germina.
Literatura intrínseca, leal consigo misma, que forma
parte del ser genuino de la vida, que viene desde el fondo de lo que somos como
naturaleza y vida colectiva.
6. Naturaleza
y hombre
Literatura que es memoria de los pueblos, mural de sus
personajes representativos y de los hechos más resaltantes; punto clave para la
sobrevivencia y el ser en este mundo.
Es esta una obra con el gusto por todo lo popular, por
la tradición, por la herencia y el patrimonio.
Libro que todo lo puebla de voces, de aromas, de
reflejos e iridiscencias, logrando producir un texto que tiene alma y tiene
embrujo.
Encantado de las historias, fascinado por el pasado.
Donde todo se llena de fantasmas, de espíritus, de dones y endriagos.
De lectura amena, entretenida y transparente. Donde se
narran experiencias de niños en la escuela y en el escenario de la selva
amazónica.
Y de parte de un conocedor cabal de aquel lugar,
porque es suyo, es propio. Lo menciona con detalles. Ha vivido en él. Son
historias que conjuncionan naturaleza y hombre.
7. Volver
a vivir
Pero en el fondo de lo que trata es de una utopía.
Porque las utopías se dan en todo lugar, y porque a todos nos es inherente la
construcción de un mundo mejor.
Donde hay en esta obra una estructura de mitos y
leyendas subyacentes; tierra y cultura asentada sobre horcones de fábulas.
Por eso, el libro “Dos mundos” constituye un excelente
material en manos de maestros para un trabajo con niños y jóvenes.
En mi caso, cada línea de este libro ha evocado en mí
los días que viví en Contamana como profesor del Colegio Nacional Genaro
Herrera.
Las veces que salí al campo confundido con la gente
sencilla. De allí que cada voz, cada gesto ha logrado que vuelva a vivir lo ya
vivido, testimonio de su autenticidad.
Agradezco a su autor haberme trasladado a los bosques,
ríos y lagunas de aquella región alucinada en la realidad como en los textos
hasta donde se reflejan nítidamente verdades y enigmas imperecederos.
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