miércoles, 14 de febrero de 2018

DOS POETAS TRUJILLANAS, DOS HITOS DE LA POESÍA LIBERTEÑA - POR ÁNGEL GAVIDIA RUIZ



DOS POETAS TRUJILLANAS, DOS HITOS DE LA POESÍA LIBERTEÑA 

 Escribe Ángel Gavidia Ruiz 

Génesis, el último libro de Dina Amada Sánchez Baca



Acabo de leer  Génesis, el último libro de  Dina Amada Sánchez Baca y todavía no me libero del exultante lirismo que contienen sus páginas. La Polarollo refiere en la contratapa a Darío y Vallejo  como sus referentes. Creo que no quizá, digo,  Juana de Ibarbourou  y algo de Gabriela Mistral, más por ese espíritu de mujer que de comienzo  a fin recorre el poemario,  aún cuando estoy  tentado en  sostener que simplemente  aprendió del viento, del arroyo, del tiempo, de la espiga; aprendizaje que se dio al rigor de un  misticismo rural, casi de fronda, bajo la fragua del humano dolor de la  existencia: Y resulta- escribe la poeta-/ que el ave que habitaba/ entre mis manos,/ que engendrábase rotunda/ entre mis manos,/ se convirtió en silencio,/ en mano de tiempo,/ en recuerdo de viento./Y resulta, también,/ que a pesar de los pasos/ dormitados/  el génesis y el éxodo se unieron/ en canto apocalíptico/ y entonces,/ el ave que dormía entre mis manos,/ el ave que era vida entre mis manos,/el  ave de aquel cuento,/  fue tornando en esquema su/ figura,/ en un trazo final,/ en punto muerto. 

Mención aparte merece la musicalidad y la ternura, características constantes en los poemas de Dina Sánchez   que nos hacen recordar a Juan Gonzalo Rose, el maestro. 

Estrellas en el cielorraso de Gloria Portugal Pinedo, 
un poemario que confronta y emociona 



Estrellas en el cielorraso es el título del inquietante libro de versos de Gloria Portugal Pinedo, libro que pasa revista a la cotidianidad de la vida citadina. Lo hace con un lenguaje coloquial, diríase estudiadamente exento de retórica, y sin embargo, sorprendentemente eficaz en el   despojo de los velos  de  la  impostura, en  la  limpieza de  la costra de la dura convivencia social hasta  mostrar al nervio vivo.  Es en ese momento,  cuando el discurso poético  se torna en   ironía  piadosa y frecuentemente tierna;  quizás, me digo,  para atenuar el dolor del hallazgo, para soportar la realidad sin maquillaje, aunque viéndolo bien la argamasa de todos estos versos es el amor inteligente  y por lo tanto más doloroso aún.  

Estrellas en el cielorraso es un libro que sacude y confronta y, como toda buena poesía, que emociona.  

Aquí un botón de muestra: 

VENUS DE WILLENDORF 
                                       
Su ternura 
 tenía intensa biología 
José Watanabe 

Mi madre quería adelgazar 
se miraba al espejo y escrutaba su talle con desdén 
tanteaba sus muslos y con decepción chasqueaba la lengua 
No sabía que hundir mi nariz en su barriga 
era el acto más feliz que podía recordar 

Parecía un inmenso y suave bizcocho  
olía a jabón de tocador y café 
Cuando se iba a trabajar 
yo abrazaba su enorme bata de dormir 
para que su olor me ayudara 
a soportar su ausencia 

Mi madre era más hermosa que una escultura de Botero 
redonda y colorada como una flor 
no se percataba de ello   sin embargo 
porque vivía empeñada en meterse en sus viejos jeans 
o en hacer retroceder las agujas de la báscula 
que diariamente le escupía el sobrepeso 

Entonces buscaba consuelo 
 en el refrigerador 

Yo imaginaba mi prehistoria 
el cuerpo que había cabido en aquella absurda prenda 
pero solo concebía el retrato de una extraña 

Y aunque muchas veces le dije que la amaba 
jamás pude conseguir que dejara de hacer dieta 

A ella nunca le importó el peso de mi amor

Poeta Mundial Ángel Gavidia Ruiz
 



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