Danilo Sánchez Lihón
1. El mundo
andino
Me
han preguntado, y requerido alguna explicación, acerca de por qué
Capulí, Vallejo y su Tierra tiene como uno de sus lemas permanentes,
desde hace varios años y para los años futuros la proclama: “Forja y
Construcción de la Utopía Andina”, y “Construyendo los Andenes Nuevos”.
Y
entre otras razones expongo que nada tipifica mejor la justicia social y
la grandeza de concepción y la energía puesta de manifiesto en el
imperio incaico, que en la utopía andina como su correlato que es la
construcción de los andenes, tecnología que se ideara y pusiera en
práctica como política de Estado en la época del Tahuantinsuyo.
Porque
en la construcción de los andenes se dio la clave de la solidaridad
humana, porque ellos nunca podrían haberse hecho a partir del hombre
solo sino integrado de manera colectiva, inspirados en el bien común,
como himno solidario, cantando y bailando como fue y es la
característica principal del mundo andino.
Porque
cantar y bailar es reverenciar a la tierra, confundir y entregar a su
pálpito nuestro pálpito, a su exaltación nuestra gratitud, a su
generosidad nuestra esperanza. Porque es el portento de ser sociedad
solidaria lo que nos hace comprender un concepto de felicidad que
traspasa el individualismo mortal y nos acerca a la redención humana
mediante el trabajo solidario.
2. Abismos
y cumbres
Andenes
significa hacer llanos los abismos y alcanzables las cumbres. Es hacer
lisa y transparente la muerte y la cúspide. Y alcanzar la trascendencia.
Pero, ¿cómo fue posible que se concibieran, se levantaran y finalmente
alcanzara a concretar su portentosa construcción? Pero antes, ¿cómo fue
posible que aquí se concibieran? Y, ¿cómo surgió?
Por
esta noción: ante lo imposible juntarnos. Ese es el portento y esa es
la raíz de la utopía que aquí se forjara. Allí nace el germen
Pachacútec, que es organización, y allí nace el germen Amauta, que es
sabiduría. Y el resultado es Sacsayhuamán; y el resultado son los
Andenes, que se extendieron por todos los confines.
Indudablemente,
fueron los sabios amautas personas que iban decantando esta
experiencia, que es cómo surgieron los hombres de pensamiento y
doctrina; quienes llegan a la conclusión, luego de comprender la
nomenclatura de nuestra geografía.
Como
también la conformación de nuestras montañas y suelos, y la necesidad
de tener una agricultura sostenida para resolver el problema de la
alimentación, quienes conciben y plantean la construcción de los
andenes.
3. Ayáu
haylli
Porque
no hay tierras más abruptas y empinadas que las nuestras, ¡y había que
recuperarlas! Porque no hay abismos de espanto y alturas de vértigo más
erguidas que las nuestras. ¡Y había que allanarlas!
¡Y
porque las tierras eriazas había que hacerlas fecundas! ¿Cómo?
Juntándonos todos los hombres en la proeza, hombres y mujeres, jóvenes y
niños, de volver a enfilar las piedras. Y de buscarles un nuevo sitio,
siguiendo el contorno de los cerros, y haciendo escalas sucesivas,
horizontales y asequibles para complementar lo vertical de la geografía.
Y
a fin de que en esa cama tendida se depositasen las semillas, germinase
lo sembrado, floreciesen y echaran a madurar los frutos. Y al unísono
floreció la poesía de triunfo y de victoria, como son ¡los hayllis de
júbilo!, que dicen:
AYÁU HAYLLI, AYÁU HAYLLI
¿Tiene acaso ají tu sementera
para que vengas en su nombre?
¿Tiene acaso flores tu sembrío
para que vengas en su nombre?
4. Florecer
y dar frutos
¡Esa es la reina!
Ahaylli ¡esa es la bailarina!
Ahaylli ¡solo por el borde!
Ahaylli ¡esa es la princesa!
Ahaylli ¡esa es la muchacha!
¡Ahaylli! ¡Ahaylli!
Y
así se eliminó el hambre sobre la faz de la tierra. Y así se eliminó la
soledad, el desasosiego, la angustia y el estrés. Porque los andenes se
extendieron a lo largo y ancho de todo el territorio, que se abarcaba
con la concepción de los cuatro suyos o rosa de los vientos, o la
totalidad del universo.
Así
se eliminó el sentirse solos, excluidos y arrojados, y más bien se
modeló el fondo y el perfil de un ser humano entrañable, agradecido y
solidario. Así surgió el ayni o reciprocidad humana como la mayor
virtud, el mayor bien y la mejor verdad sobre la faz de la tierra.
Y
los andenes se alzaron y erigieron por todos los pueblos y regiones. Y
abrimos caminos. Y florecieron el maíz, la quinua, la cañihua, la papa. Y
las familias en grupo, cantando y bailando, cultivaron la tierra, la
hicieron florecer y dar frutos.
5. Alegre
y feliz
Los
europeos al llegar aquí encontraron pletóricos y fecundos los campos
sembrados. Y con los frutos henchidos en las raíces hacia el fondo de la
tierra con el maní, la papa, loa ollucos. O en lo alto de las cañas y
de las espigas con el maíz, la quinua y la cañihua.
Pero
los europeos cuando vinieron apenas los miraron. No les interesaba. Y
algunos ni siquiera lo vieron; porque solo tenían ojos para el oro, la
plata, las piedras preciosas y los metales. Y si lo vieron no lo
comprendieron. Es más, ni siquiera lo miraron porque no les era útil a
sus propósitos mercantilistas.
Y
así como se erigieron aquí los andenes encontraron aquí una sociedad
alegre y feliz, tan inocente que cambiaba los espejos que no los hicimos
porque no los queríamos, entregándoles valiosas piezas de oro, porque
en el fondo el espejo es ego, y confunde lo que es nuestra identidad.
¿Quién
tenía más espíritu e inteligencia? Indudablemente quiénes desestimaron
producir esos cristales. Sin embargo, siempre hemos hecho burla y
escarnio de un hecho como este. Tal la superioridad del invasor
occidental en cuanto a su mentira y a su doble intención en el engaño.
6. ¿No es esto
supremo?
Y
en la codicia de apoderarse de lo que consideraban ventajoso a sangre y
fuego, y aunque sea a costa del abuso, expoliaron dejando que los
andenes se derruyan; siendo ellos los verdaderos tesoros y no otros que
ellos creyeron que los habíamos ocultado; como son valiosos también la
gracia de vivir, el encanto de amar, la alegría del compartir, como lo
tuvieron nuestros ancestros que ahora encarnamos y su destino es nuestro
destino de realización en este suelo y en este tiempo.
La
desgracia es que se impuso un orden nefasto, el europeo que todo lo ve
con ojos de rapiña, que todo lo ve conveniencia y arrasa en aras de su
codicia. Y ello por ser como son: quienes jamás practicaron la
generosidad, tanto que incluso la caridad y la misericordia tuvo que
enseñársela Jesús cuando el cristianismo llegó a Roma, pero no pudieron
jamás verdaderamente aprenderla ni mucho menos practicarla.
Aunque
la caridad y la misericordia no es lo mismo que la solidaridad. Y jamás
pudieron producir nada colectivamente, como sí lo hicimos y lo seguimos
haciendo nosotros.
7. Para eso
nacemos
La
representación de lo que significó aquella hecatombe y aquel modo de
despreciar la vida son los andenes rotos y deshechos que antes
prodigaban alimentos y representan la concepción del colectivismo que
debe sustentar la vida humana.
La
reinvención del Perú es ver estas hileras indecisas de piedras
esparcidas en donde fecundaron antes los frutos y se abrieron los
capullos de las flores desde aquí hacia el horizonte y del horizonte
hacia el infinito, es el desafío de volver a reconstruir los andenes
nuevos en toda ocasión y lugar.
Porque
es miseria el individualismo atroz y aberrante que se sigue imponiendo
en el modo de pensar y sentir a través del liberalismo económico y la
política de mercado, sustituyendo al genuino colectivismo y expresión de
la vida auténtica, porque nacimos para amarnos y el signo de la vida es
ser solidarios.
Porque
es miseria el estar y sentirse solos, el estar y sentirse separados,
excluidos y marginados. Porque es miseria desamparar a los demás y ser
indiferentes. Porque la solidaridad que aquí se hizo política de estado,
es el bien de todos para todos. Y para eso nacimos en esta tierra
sagrada, obra que la haremos como siempre: cantando y bailando. ¿No es esto supremo?
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CONVOCATORIA