A mí solo me matarán.
Pero mañana volveré
y seré millones.
Túpac
Amaru
Danilo Sánchez Lihón
1. Nada
más natural
¿Qué inspiró a Túpac Amaru para su movimiento
insurreccional? ¿Acaso alguna ideología en boga? Acaso, por ventura, ¿el
influjo de algunas ideas en auge en aquel período de tiempo? ¿Quizá la
efervescencia de lo que nos venía en los barcos desde el exterior? ¿El contagio
sentido que nos venía de otras latitudes?
Acaso, ¿tal vez un dogma filosófico con el atributo de
ser infalible? ¿Algún fulgor de inteligencia centelleante y consagrada? ¿Alguna
intuición gestada por un profeta, un vidente, un redentor?
No. Nada de eso. Fue un hecho sencillo: cuál es
constatar el dolor de la gente, ser partícipe del tormento que sufrían sus
semejantes, día a día y noche a noche. Corroborar el abuso, la iniquidad y el
oprobio del ensañamiento de los mandones de la época, más aún foráneos, para
con la gente desvalida e indefensa.
El haberse cansado de hacer tantas gestiones y
reclamos a las instancias correspondientes en nombre de la ley, de la religión
cristiana y hasta invocando la causa del Rey de España para que hubiera autoridades
honestas y decisiones justas, sin lograr jamás ser escuchado.
La impaciencia de ya no aguantar tanto abuso, tanta
crueldad y tanta depravación e infamia para con sus hermanos de raza. ¡Nada más
natural, sencillo y evidente para sublevarse! ¡Nada más moral para declararse
en rebelión, adherirse y entenderlo!
2. El corazón
del universo
Su gesta insurreccional no es un movimiento ideológico
que parta desde una teoría o una elucubración acerca de la realidad. No es el
corazón de piedra de lo obcecado, intransigente y partidario.
De allí que su movimiento no tiene nombre ni rótulo ni
siquiera un lema o un slogan, sino que es cólera pura, es indignación del alma,
es guerra santa.
Es la revolución de los ofendidos y humillados de
siempre a quienes se les somete como esclavos a sangre y fuego y se los trata
peor que a bestias de carga. Tampoco es historia sino presente, es problema
actual, vigente y pendiente de resolver, de papas que queman aquí y en
cualquier otro sitio del planeta Tierra. Es grito universal que se escucha por
todos los confines.
De allí que no le interesó a él capturar el Cuzco,
hecho que tanto se le reprocha hasta ahora y con ello detentar el poder. Porque
aunque predica restaurar el imperio incaico, no es para arrogarse el mando ni
detentar privilegios que él se subleva sino en cuanto a instaurar la justicia
social, el bien colectivo y sentir el calor de la gente, por eso deambula por
pueblos y caminos hasta ahora.
Le basta sentir la hermandad, le basta saber que su
protesta es el clamor de todos; le basta conmover y sembrar conciencia social.
De allí que sea el movimiento de un ser que sabe querer, que sabe amar y
condolerse de los demás, no de un caudillo que quiere arrasar. No es una
rebelión gestada desde la razón ni desde la pasión sino desde el corazón del
universo.
3. Semilla
que brota
De allí que lo que más lo identifique y represente sea
un campo de quinua recién sembrada, que ya ha brotado y ya ha empezado a dar
flor.
De allí que lo que más se le parezca sean las semillas
de todo lo creado, de todo lo que existe y su poder es germinar, elevarse
frente al sol, de ennoblecerse y hacerse fruto, de dar aroma y servir.
De allí que decir Túpac Amaru es señalar los
horizontes abiertos cuando va a amanecer e irradiar el sol.
Es recurrir a un nombre que es símbolo de que se es
capaz de sentir, condolerse y prometerse hacer un mundo nuevo y mejor, en base
a semillas que puestas en tierra van a fructificar.
Pero que por ahora apuntan a recoger lo más dolido de
la condición del hombre por reivindicar y resarcir, y a la injusticia por
corregir; y a la maldad por desterrar de la faz de la tierra.
Apunta a lo que debemos sacar brillo, pulir,
desenterrar el bien que ha sido aniquilado y sepultado. Refiere al valor de que
seamos capaces para afrontar la solución de los problemas arduos pendientes por
resolver.
Y no tanto lo identifiquemos con el rayo fugaz,
violento y pasajero y al cual se le teme, sino con el sol tan querido, pródigo,
generoso y tenaz.
4. Luz
del alma
Identificarlo con el sol que alumbra y vivifica;
también porque somos descendientes de una cultura que reverenció al sol, por su
brillo y por su luz.
Como también porque todo el sol lo vivifica y lo hace
florecer, propiciando que la vida surja y se eleve el canto feliz, el himno de
afirmación y el abrazo solidario.
La luz noble y lúcida de la mañana que protege y
abriga; luz que es el calor de la fraternidad de compartir los dones de la
tierra; luz del conocimiento para edificar y construir.
Por eso se enaltecía al sol y en él se rendía
pleitesía a lo luminoso, a lo fulgente y fundacional. De allí que fuéramos
grandes astrólogos contemplando la bóveda sideral, y rastreando el curso de los
cometas y con ello acrisolando sabiduría y libertad.
Sabios que conocían más caminos entre las estrellas y
galaxias que los espléndidos caminos del Inca, construidos abundantes de
arboledas y puquiales de agua cristalina del Qhapaq Ñan.
Que unían a los asertos racionales los atributos
mágicos, y a los axiomas espirituales la
salud del organismo humano. Donde Túpac Amaru es luz fraterna, luz del alma,
luz protectora, tierna y cálida; luz que hermana con lo que es legítimo en la
tierra y en el cielo.
5. Sus pisadas
en la tierra
Por eso hizo callar con un solo gesto de su brazo a la
plaza condolida, y hacia todos los contornos llenos de gente arremolinada.
Trance que asombra por la majestad de su conducta, primero como reo y
enjuiciado, y en el momento de su ejecución más parece el de un ritual cósmico
hacia la rosa de los vientos que él aprendiera a seguir contemplando a las
estrellas.
Impresiona su talante imperturbable ante la sentencia
leída, sin conceder ni un parpadeo siquiera, ni un solo músculo de la cara o
del cuerpo que se le estremeciera o temblara para castigo de sus ejecutores.
Ni un solo rictus de dolor cuando le introducen los
clavos ardientes desde detrás del cráneo hasta hacerlos salir por la boca, en
castigo por los cuatro bandos de libertad que él había promulgado.
Ninguna súplica, ningún gesto de pedir clemencia ni
mucho menos de rogar perdón o manifestar arrepentimiento por algo cometido,
sino separando las aguas al decirle al tribunal: “Aquí solo hay dos culpables:
tú por reprimir a mi pueblo, y yo por querer liberarlo”.
Actitud en la cual encontramos su verdad inmarcesible,
su razón de ser y la herencia que nos lega en la profundidad posterior de su
silencio que no se cansa de inspirar. ¿Para qué más si en la honda solemnidad
cuando le daban muerte hablan las piedras? ¡Cuánto publican y notifican las huellas
de sus pisadas en la tierra y las estrellas titilantes del cosmos!
6. Fraterno
y matinal
Porque él sabía que el tiempo es tiempo y la eternidad
es eternidad, que son dos realidades diferentes. Sabía de lo que es la
contingencia y de lo que es verdad fundamental y permanencia. ¡Y él eligió a
esta última!
Y con él estaba su esposa, sus hijos y toda su
familia, como también su vecindario y su comunidad; lo que prueba que la suya
fue una rebelión de hogar, de filiación y de fuego tutelar.
Sabía que las causas que se defienden cuando son justas y verdaderas no importan
las circunstancias, ni los avatares ni los accidentes que se den en un período
o en una estación.
Por eso fue tan hierático, pleno de majestad y su
silencio fue tan hondo. Porque le interesaban las circunstancias actuales, pero
más el movimiento de los planetas y las constelaciones, como contempladores
maravillados de las esferas celestes que fuimos y que somos.
Sabía que su mensaje es imperecedero. De allí que
pasarán las edades y su nombre proseguirá hasta el infinito significando
justicia, libertad y solidaridad humanas.
Su soledad de sentarse frente a un abismo era para
encontrar el camino de un mundo fraterno y matinal como el que habíamos
construido y volveremos a construir en este suelo y bajo este cielo.
7. Estandarte
inmarcesible
Por eso proclamamos que el mundo que él amara es el
mundo que merece ser amado.
Proclamamos, que la mujer que él amara, y que lo
siguiera hasta subir al cadalso para estar junto a él, es el ejemplo de mujer
que merece ser amada.
Que el país, el pueblo, la comunidad que a él le
desvelaba es aquella sociedad que motive nuestro ahínco y nuestro empeño.
Porque los sueños que él erigiera son los sueños verdaderos.
Que la lluvia y los collados, que las fuentes y las
aguas de los ríos y las estrellas del firmamento que él mirara son las que
merecen ser observadas cada vez que amanezca el sol sobre la tierra.
¡Túpac Amaru! Hermano del alma, padre inmortal, ser
entrañable, ahora y siempre! ¡Contigo nos reafirmamos en lo que somos! Y en
base a eso estamos prestos a luchar.
Porque te has vuelto fuente, manantial, lluvia que
haces aflorar una savia nueva y poderosa, y porque junto a ti somos honderos
del alba.
Y declarar que el porvenir contigo nos debe no una
sino mil victorias, las mismas que hemos de obtener bajo tu estandarte
inmarcesible. Y lo será aquí, ahora, y eternamente.
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