Danilo Sánchez Lihón
“Los espíritus inmortales
de los muertos
hablan en las bibliotecas”
1. Ese niño
ya adulto
El gran historiador de la República del Perú Jorge
Basadre no pudo asistir abiertamente a una escuela ni a un colegio de su Tacna
cautiva, porque los chilenos cerraron todas las escuelas peruanas. Eso sí,
abrieron modernísimos y tentadores institutos a los cuales atraían a los
peruanos a inscribirse, pero las familias se negaron a ir a ellos porque se
desarrollaba en sus aulas una política sistemática de chilenización, tanto
dirigida a niños como a los padres de familia.
Él tuvo que refugiarse en una hacienda campestre de
sus ancestros y luego viajar a Lima para iniciar sus estudios en alguna
institución educativa de la capital. Un día del año 1914 queriendo cumplir una
ilusión de leer en la Biblioteca Nacional del Perú, fue detenido en la puerta y
no se le dejó pasar. Al preguntar por qué se le hizo leer un letrero que
colgaba y que decía: “Prohibido el ingreso a menores de edad”, siendo en ese
período de la vida del hombre cuando más hay que cultivar la lectura.
Felizmente era director de esa institución tutelar don
Luis Ulloa hijo de José Casimiro Ulloa, polígrafo, humanista, autor de
numerosos libros, y amigo de la familia Basadre, quien enterado de lo sucedido
implementó, para ese niño de once años, un escritorio al lado suyo, formándose
de ese modo este patriarca de nuestra nacionalidad. Por eso, fue ese niño ya
adulto cuando al asumir el año 1943 la dirección de la Biblioteca Nacional del
Perú, recordó aquella vivencia de su infancia y dio un gran impulso a las salas
infantiles de lectura y a las bibliotecas escolares en nuestro país.
2. Vuelo hacia
lo trascendente
¿Pero, cuál es la esencia y razón de ser de las
bibliotecas escolares? Ellas son espacios para dar pábulo a las inquietudes más
trascendentes del ser del niño y del joven en las instituciones educativas,
mediante el cultivo de la buena lectura. No necesariamente, ni de manera
principal, su misión es dar apoyo a las tareas escolares, aunque han habido
corrientes y tendencias a concebirlas de ese modo, como recursos para el
aprendizaje y de apoyo al desarrollo del currículum, pero no: ellas deben ser
los oasis, los manantiales primigenios, los asideros libres a toda opción de lo
que es forzoso y programado, sino más bien forjándolas como espacios de
recreación y de libertad para desarrollar el ámbito del espíritu, donde el niño
o joven amplíe la lectura creadora y ojalá pueda encontrar su propio destino y
vuelo hacia lo trascendente.
Asimismo, la biblioteca escolar tiene una posición
privilegiada para ser el núcleo que enlace, integre y coordine actividades en
relación al Plan Lector que involucre al conjunto de la institución educativa,
separados por divisiones de grados, secciones y aulas, como de estamentos de
estudiantes, docentes y administrativos. Este rol de punto de enlace es
fundamental, como también su carácter permanente, a fin de unir, conciliar,
tender puentes, ejerciendo una función integradora en lo artístico, científico
y cultural, así como para impactar en el niño con las maravillas que hay en los
libros.
3. Fiesta
del Libro
Para reflexionar y actuar sobre dicha realidad se ha
dedicado en nuestro país un día de reflexión, que es hoy 10 de noviembre de
cada año. Y, ¿por qué en esta fecha? ¿Cuál es la ocasión y el motivo? ¿No
parece mejor hacerlo a principio de año? La justificación es que hace cerca de
90 años, en 1922, un educador inquieto, visionario e indesmayable, como fue
Ciro Napanga Agüero, organizó en una fecha como esta la “Fiesta del Libro” con
el propósito de dotar de bibliotecas escolares a los centros educativos del país.
Y luego gestionó y logró oficializar esta fecha con ese nombre: “Fiesta del
Libro”, principalmente a fin de hacer actividades y recaudar fondos para dotar
de material bibliográfico y otros recursos a las bibliotecas escolares.
Después, por gestión de la Oficina Nacional de
Bibliotecas Escolares el año 1978 se estableció por RM 1595 la celebración, en
todos los centros y programas educativos del país el día 10 de noviembre como
el Día de la Biblioteca Escolar en el Perú. Esta efeméride, de alguna manera,
también está dedicada a la memoria del propiciador de la “Fiesta del Libro”,
que se convirtió en “Día de la Biblioteca Escolar”, debiéndose en esta fecha
realizarse conferencias, debates, certámenes, periódicos murales, como exposiciones,
actividades todas ellas dedicadas a resaltar su significación de la importancia
del libro y la lectura en el desarrollo de la personalidad del educando.
4. A
favor
Ciro Napanga Agüero nació el 14 de julio de 1883 en
Yauyos, provincia de Lima. Estudió en el Colegio Nacional Nuestra Señora de
Guadalupe y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la especialidad
de Ciencias Naturales y Físicas.
En 1966 se le otorgó las Palmas Magisteriales por su
prolífica labor educativa como profesor de ciencias matemáticas y naturales en
el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.
Por sus trabajos de investigación en el campo de su
especialidad fue condecorado con Diploma y Medalla de Oro, en 1915, por la
Academia Internacional de Geografía y Botánica.
En 1922, siendo Director de la Dirección de
Bibliotecas y Museos Escolares promovió la Fiesta del Libro a favor de las
bibliotecas escolares.
Viajó por diversos países de América y Europa
conociendo la organización y funcionamiento de las bibliotecas escolares de
Brasil, Argentina, Chile, Estados Unidos de Norteamérica y diversos países de
Europa. Murió el 2 de agosto de 1977 a
los 94 años de edad.
5. Temas
y asuntos
Ahora bien, el trabajo bibliotecario más que una
profesión es un apostolado, un compromiso social, un arte, una manera de ser
frente al mundo circundante. Es un estado de alma y una militancia en el campo
de la cultura, que interesa que todos los ciudadanos cuidemos su desarrollo y
nos interesemos por su destino.
Temas y asuntos que son importantes debatirlos para
construir nuestro destino como individuos y sociedades han sido no solo
desplazados, olvidados y marginados siendo la biblioteca escolar el lugar en
donde puede profundizarse en su conocimiento e identificación. Esto ocurre así
por un defecto radical de la sociedad contemporánea en todo orden de cosas cual
es haber trivializado lo trascendente y convertido en trascendente lo
trivial.
A lo que se suma otra situación: que la
profesionalización de las actividades humanas parecieran haber puesto muros
para aislarlas como cotos cerrados haciendo de las personas humanas seres
parciales en un área muy restringida, perdiendo horizontes, amplitud y calidad
humana que las bibliotecas son aquellas que justamente prodigan al ser fuentes
donde se abrevan inquietudes por lo ecuménico, ignoto y lo que aún está por
inaugurar.
6. Aclarar
y hacer evidente
De ese modo parecieran hechos ajenos al interés común,
por un falso prejuicio de que sus temas solo son competencia de los
especialistas. La consecuencia de este equívoco suma a lo que ya señalábamos
antes, que los temas y asuntos triviales se han erigido como aquellos que
merecen toda la atención ciudadana.
Esto ocurre a nivel general y también a nivel
específico, en el periodismo como en la medicina, en la educación como en la
política, e igualmente en la bibliotecología.
Sólo que a este último campo le corresponde no solo
desbrozar lo que es propio e inherente a su ámbito profesional sino coadyuvar a
aclarar y hacer evidente lo que corresponde a otras áreas, como que es útil
para el desenvolvimiento de la sociedad en su conjunto lo amplio, lo general,
lo variado, múltiple y universal.
Que el ser humano debe recuperar su raigambre de ser
una luz interesada por todo lo esencial, lo vital y por el hálito incluso de lo
que es inabarcable, misterioso e incomprensible. Y ese es el sentido y la honda
razón de ser de la biblioteca escolar. He allí su compromiso y he allí su
responsabilidad.
7. Construir
un mundo mejor
Lo que hace a una biblioteca es su intencionalidad
implícita y secreta de cambiar el mundo para construir otro mundo mejor.
Lógicamente todo esto es aquello que está más allá de lo inmediato y en una
dimensión invisible y que no aparece ni en el mismo organigrama que se ostenta
en el salón de entrada, en la sala de reuniones o en la oficina del director
del plantel escolar.
Está en el escondite de la apariencia humilde que
tiene una biblioteca, o en su apariencia ojalá que acicalada, llena de brillo y
relumbre pero eso sí libre de encasillamientos.
Está en lo recóndito de sus cuatro paredes de adobe,
ladrillo o quincha lo nuevo, lo virginal, lo impoluto desde que en ella se
realizan las lecturas que solo el alma más entrañable e insobornable realiza;
que ahora y siempre nos conmueven que allí habite ese hondo propósito de
libertad.
Es el enigma detrás de la frente y el arcano que luce
cifrado en el umbral de su puerta. Es el mundo ideal que late al fondo de la
realidad limitada, mezquina y deplorable. Es el anagrama en la visión dorada y
espléndida de su silencio arrobado, es la entelequia aleteando al fondo del
cuerpo y del alma de un niño que lee, pese a tener hambre, frío y de repente ya
atravesado y aterido de soledad que la biblioteca rezarse y redime.
8. Sueño
de libertad
Esta idea fundacional de la biblioteca, esta suerte de
sueño en la raíz o el cimiento, este anhelo oculto que alienta y palpita en su
centro, hay que hacerlo más evidente para gestionar apoyo hacia esa piedra
talar. Esta esperanza se grafica, por ejemplo, en el siguiente hecho histórico,
cual es en cómo surge la noción de biblioteca para consolidar la libertad para
toda la América del sur, en la idea inaugural de la Biblioteca Nacional del
Perú, insignia suprema de nacionalidad heroica, consumada y vuelta a revivir en
la Guerra del Pacífico.
Instituida por el libertador José de San Martín en
base a los libros con que soñara la independencia americana, robustecida luego
por el trabajo paciente y tesonero del clérigo y prócer arequipeño Mariano José
de Arce. Biblioteca mítica como nuestra libertad, ave fénix destruida y vuelta
a construir varias veces, saqueada, expoliada y convertida en caballeriza,
muladar y botín de guerra por la milicia chilena convertida en horda y ave de
rapiña en la guerra de agresión del año 1879.
Igual o mucho más esta llama votiva late y arde en
toda biblioteca escolar, esté situada en el llano costeño o amazónico como en
cualquier recodo del contrafuerte andino, como en la jalca o puna de nuestra
serranía y en nuestra trascendencia como país faro y estrella para la
humanidad.
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