ADIÓS A DON MANUEL ACOSTA OJEDA
Nuevamente la ausencia con sus peldaños de armonios,
ululando zorros de sarcófagos y arrecifes,
afina sus carnes de guitarra
por las heridas del criollismo
con la muerte de Manuel Acosta Ojeda.
Nuevamente la ausencia con sus peldaños de armonios,
ululando zorros de sarcófagos y arrecifes,
afina sus carnes de guitarra
por las heridas del criollismo
con la muerte de Manuel Acosta Ojeda.
Siempre que muere un artista,
el alma, entrelazando sus dedos como fonemas de la piel,
enciende la sonrisa de su gratitud
para iluminar los pétalos que exorcizan las tristezas,
confirmando el azoro del corazón que nunca adultece
su sementera de ternuras, intactas de sorpresas.
Gracias Don Manuel,
con sus vals criollos, muchos aprendimos a contemplar
a una mujer, suspendiendo la inocencia con alfileres de fuego
y evocar la presencia poluta del de amor
como curiosidad de hoguera con su canto pegado
a la flor mortal de los labios.
Con este saludo andino, brindo mi criollismo nostalgioso
como acuarela tratando de reconocer los colores en los vuelos
de los recuerdos que abanican los misterios de las sonatas
de los silencios y jubilos lactados en Lince, en el Colegio Melitón Carvajal.
Gracias Don Manuel,
Y buen viaje a esa noche o ¿luz infinita? la muerte,
que, cual muchacha espigada, ufanando sus cabelleras como heridas recelosas,
espera que pasemos todos, cabizbajo,
fingiendo melodías que han de rasgar las guitarras de las estrellas,
cuyas cuerdas son los vientos que afinan silencios como misivas melancólicas
para persuadir los suspiros de quien nos recuerda.
Es el caso mío, que le recuerda, con gratitud por su criollismo como nacionalidad
y no por la criollada que practican los cimarrones de la politiquería.
Un abrazo, por el Perú que gime su ausencia
recostado a la evocación de las guitarras.
Régulo Villarreal Dolores
C.20.5.15
NEPER – Perú Caminante.
Literatura Caminante para una historia en marcha.