UN REGALO PARA EL CORAZÓN
Por Lidia Vásquez Ruiz
Por Lidia Vásquez Ruiz
A las seis de la mañana del 20 de diciembre último partimos de Lima hacia Huacho, arribando dos horas y media después. Durante el viaje iba contemplando los ojos dormidos de mi mamá. Ella estaba muy cansadita. Habíamos estando despiertos hasta altas horas de la madrugada empaquetando unos regalitos navideños para los niños de Jaiva. Mi mamá llevaba un nacimiento, su ollita arrocera y ropita para compartir. Quería besar su rostro, sus manos, abrazarla mientras transitaba el serpentín de Pasamayo... Tenía el corazón henchido de dicha, pues estaba cumpliendo la promesa de visitar juntos Jaiva, y que mejor, para disfrutar momentos de alegría con los niños.
En el terminal de Huacho tuvimos que esperar un buen rato para abordar un vehículo que nos lleve a Huaura. Los taxistas no aceptaban nuestros requerimientos, debido al volumen de las bolsas con regalos que llevábamos. Ofrecimos duplicar el precio del pasaje, pero nada. De pronto se acercó un carro Station Wagon color blanco. Al parecer el conductor estaba observando nuestros vanos intentos, y quiso ayudar. Nos preguntó a dónde íbamos, dimos la dirección y partimos de inmediato.
En Huaura nos estaban esperando la doctora Leyla, sus hermanas e hijas, y todos partimos hacia el poblado de Jaiva por una trocha carrozadle, durante una hora y media de viaje más o menos, con algunos inconvenientes mecánicos del vehículo, pero felices, contemplado el hermoso paisaje rural que se habría caluroso a nuestro paso. Jaiva está a 770 m.s.n.m.
En el terminal de Huacho tuvimos que esperar un buen rato para abordar un vehículo que nos lleve a Huaura. Los taxistas no aceptaban nuestros requerimientos, debido al volumen de las bolsas con regalos que llevábamos. Ofrecimos duplicar el precio del pasaje, pero nada. De pronto se acercó un carro Station Wagon color blanco. Al parecer el conductor estaba observando nuestros vanos intentos, y quiso ayudar. Nos preguntó a dónde íbamos, dimos la dirección y partimos de inmediato.
En Huaura nos estaban esperando la doctora Leyla, sus hermanas e hijas, y todos partimos hacia el poblado de Jaiva por una trocha carrozadle, durante una hora y media de viaje más o menos, con algunos inconvenientes mecánicos del vehículo, pero felices, contemplado el hermoso paisaje rural que se habría caluroso a nuestro paso. Jaiva está a 770 m.s.n.m.
A las cinco de la tarde retornamos cansaditos a Huaura, pero contentos de haber compartido un bello domingo navideño con los moradores de Jaiva, corazón de Huaura.
¡GRACIAS NAVIDAD!
IMÁGENES DE LA VISITA A JAIVA