MARINO,
EL GUARDIÁN
LÍTICO
Danilo
Sánchez Lihón
1.
Lo que él
oye
– ¿Notas que Marino Gonzales
es raro? Camina como si fuera un fantasma.
– Ve en la oscuridad, no
habla y camina solo.
– Y tiene sueños de
revelación de los antiguos Chavín. Solo escarba y levanta las piedras y sabe
exactamente cuál es su lugar en los muros.
– ¿Cómo lo sabe?
– ¡Está poseído por los
dioses! ¿Has visto cómo vive? Es un ermitaño, un monje, un sacerdote. Y anda
todo el día enterrado entre las galerías a oscuras del viejo y del nuevo
templo. Nunca se lo ve comer. Ni siquiera tiene fogón. Y entra a las galerías
del subsuelo sin luz. ¿Entonces, cómo ve?
– Dicen que adentro no mira
sino que palpa las piedras. Las lee con sus manos en la oscuridad.
– Por eso, ¿has visto que
no habla? Solo camina y se detiene donde hay algo que mirar, como si pudiéramos
entender lo que él oye.
Y es cierto. Marino
Gonzales Moreno vive solo al borde del Centro Ceremonial de Chavín de Huántar y
toda su vida está dedicada a deambular por sus galerías subterráneas a oscuras
y sin oxígeno.
2.
Del más alto
nivel
científico
– Hasta parece que se ha
olvidado del lenguaje oral o de hablar en el idioma que nosotros hablamos. Oye
en el idioma en que hablaban los antiguos Chavín.
– Es decir el lenguaje de
los cóndores, los jaguares y las serpientes. Por eso él habita este templo de
por vida.
Quienes hablan a mi lado
son Hermógenes Jananpa y Román Robles que han venido con nosotros como
corresponsales de la revista Gaceta Sanmarquina en donde ambos trabajan bajo la
dirección del profesor y hombre de letras Corpus Varga.
Es esta una excursión que
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ha organizado este año de 1965 para
premiar a los mejores alumnos de las diferentes facultades y en donde viajamos
acompañados de los profesores, Dr. Javier Pulgar Vidal y don Federico Kauffmann
Doig.
Ha sido en este viaje en
donde hemos conocido personalmente a Marino Gonzales Moreno el Guardián Lítico
de Chavín a quien el año 2013 se le han dedicado diversos homenajes y
reconocimientos del más alto nivel científico.
3.
¡Solo
de
verlo!
El ingresar a las galerías
yo voy detrás de don Marino e intentando tocarle.
Ciertamente parece un ser
poseído por un hálito mágico, y principalmente por su talante taciturno.
Nos guía por entre los
estrechos pasadizos donde las piedras que se alinean parejas y abismales en las
galerías subterráneas parecen desprenderse rugidos, aleteos y siseos sibilinos
en estas profundidades.
Son reinos oníricos por
donde han deambulado hieráticos sacerdotes imbuidos d un culto misterioso a cóndores
jaguares y serpientes que poblaron con sus aleteos, rugidos y silbidos sus
sueños.
También por estos estrechos
túneles pasaron las víctimas que subían al ara de los sacrificios.
– No hay duda. ¡Está loco!
¡O por lo menos lo ha picado la huaca!
¡Y eso se desprende solo de
verlo!
– No habla pero sabe cómo
ninguno los secretos que encierra Chavín de Huántar.
– Y ya no habita en este
mundo.
4.
La obra
sacrificada
El Complejo Arqueológico de
Chavín de Huántar ahora está declarado por la Unesco como Patrimonio Cultural
de la Humanidad, pero en gran medida ello se debe a Marino Gonzáles Moreno...
Son muchos los aportes
arqueológicos y de defensa de Chavín de Huántar de parte de Marino Gonzáles
Moreno. La mayoría de sus descubrimientos él ha declarado que humildemente han
sido revelaciones de los dioses de Chavín
Así el año 1945 lo salvó de
un invasor que había lotizado de manera oculta los terrenos e incluso de la
plaza central de Centro Ceremonial, y quien incluso ya había vendido las
piedras de todo el monumento ofreciéndola para construir las nuevas viviendas.
Nadie supo cómo pero fue
por gestión de Marino que la policía ya los esperaba y sin que hubiera un delator,
con Marino al frente quien descubría su pecho para que lo maten si querían pero
antes de permitir que Chavín fuera lotizado.
Pero lo más importante ha
sido la manera paciente y la obra sacrificada de cómo Marino ha ido limpiando
el barro negro acumulado del alud de 1945 que sepultó la ciudadela clausurando
puertas y sepultando piezas grabadas, cabezas clavas y estelas líticas.
5.
Lleva
su
nombre
Rescató en 1955 una de las
cornisas con grabados de halcones de alas desplegadas. También en este año
ubica las dos columnas líticas únicas en su género entre todas las culturas del
mundo que ubicó entre los escombros que produjo el alud del año 1945 y que
ahora componen la Portada de las Falcónidas.
Nadie hubiera acertado a
saber en dónde estaban colocadas hecho que también le fue revelado en sueños,
porque era inconcebible que allí alguien hubiera supuesto que es donde estaban
colocadas porque en realidad no dan a ninguna sala y es una puerta hacia la
nada.
Sin embargo a partir de esa
ubicación recién se organiza y alcanza sentido todo el centro ceremonial pues
conjunciona los edificios y las diferentes plazas.
El año 2013 se rindieron
diversos homenajes a Marino Gonzales Moreno el guardián del Complejo
Arqueológico de Chavín una de cuyas galerías interiores lleva su nombre.
6.
Fascinación
con
agua
Sin embargo la consagración
definitiva de Marino Gonzales Moreno el Guardián Lítico de Chavín, como se le
alcanzó a reconocer, vino hace dos años, en el 2013, cuando se presentaron dos
libros que son un homenaje a sus aportes.
Uno es “Chavín de Huántar.
Los descubrimientos de Marino Gonzales Moreno”. Por Luis Lumbreras y Marino
Gonzales Moreno. Y “Chavín de Huántar. Diario de Campo de las excavaciones de
1957 y 1958”, por Marino Gonzales Moreno.
¿Pero cuál es el aporte
mayor de este enviado o ser picado por la huaca? Haber descubierto la maravilla
que es la red de agua y el drenaje a través de un canal de rocas del cual John
Rick de la Universidad de Stanford ha dicho textualmente de este complejo
hidráulico que:
“Chavín tenía un sistema
hidráulico que no conozco ninguno otro que llegue a ese nivel en el mundo
actual o del pasado. Es una fascinación con agua”.
Y que es el descubrimiento
de Marino Gonzales Moreno también por revelación. Por algo don Julio C. Tello
se detuvo maravillado al verlo regar su chacra.
7.
Un
enviado
Fue así cómo Marino
Gonzales Moreno llegó a trabajar en el Complejo Arqueológico de Chavín de Huántar?
Pero, ¿cuándo y de qué modo?
Fue en 1934 cuando don
Julio C. Tello realizaba el año 1934 excavaciones en el Centro Ceremonial. Y
una madrugada se dirigía como todos los días a realizar su labor y en el camino
encontró a un joven, casi un niño, que regaba su chacra ya cerca del templo.
Tenía apenas 15 años y le
llamó la atención a don Julio la forma que tenían los surcos que le parecieron
un grabado lítico de signos milenarios.
Pero también le impresionó
el esmero y la dedicación con que los cuidaba, como el talante prolijo de aquel
jovenzuelo. Y de ver la forma cómo conducía el agua por los surcos que no parecía
real sino mágico, tanto que se detuvo y se quedó observando.
El muchacho ni levantó la
cabeza. Tello que era de Huarochirí y había trabajado en el campo también
regando la tierra pero nunca había visto hacerlo de aquel modo ni con una
actitud semejante.
Tuvo la intuición y la
corazonada de que estaba ante un numen, un designio y un enviado.
8.
Quizá
la
reencarnación
– Eres aplicado y tus
surcos parecen escritura.
– ¿Qué, señor?
– Soy el Dr. Julio C.
Tello. Termina de regar tu chacra y ven a trabajar conmigo en el templo.
No dijo nada más. Y se fue.
Pensó que si era cierto que se trataba de un mensajero no debía decir nada más.
El joven tampoco dijo ni sí
ni no. Solo lo saludó comedido y movió la cabeza indicando que había oído.
Julio C. Tello sintió un temblor por la mirada.
Tello supo en ese momento
que era un sacerdote. O una ofrenda de los dioses.
Quizá la reencarnación de
uno de los jóvenes que se habían ofrecido en sacrificio al monolito o lanzón.
Y cuyo diente apenas
aparecía en lo alto de la terraza pero cuya sangre descendía por unos surcos
cavados en la piedra hasta las fauces hambrienta del jaguar.
9.
Devoción
inmensa
Ya de noche llegó al
templo. Y no hizo más que sentarse en silencio al lado del sabio junto a la
hoguera que tenía encendida. Julio C. Tello notó en sus ojos el misterio de los
tiempos antiguos.
A partir de esa noche no
volvieron a separarse anímicamente jamás. Y también a partir de esa noche
Marino Gonzales Moreno nunca más abandonó el santuario.
Trabaron una profunda
amistad que se traducía en que él llegaba cuando don Julio iba a emprender una
nueva expedición arqueológica, pero estos encuentros lo hacían sin avisarse ni
menos escribirse. Ambos comprendieron que se comunicaban más y mejor sin hablar
y en el silencio.
El maestro le enseñó todo,
incluso a dibujar. Y cada vez que el sabio emprendía una nueva expedición lo
hacía parte de su equipo de investigación y de caravana. Así estuvieron juntos
en las excavaciones de Ancón. Cuzco, Sechín, las Aldas, el Marañón.
De allí que la devoción que
él sentía por Julio C. Tello era inmensa. Y este de manera indubitable reconocía
que Marino era un enviado. Los estudios que se han publicado lo reconocen de
manera irrefutable.
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