Danilo Sánchez Lihón
1. Lámpara
votiva
César
Alva Lescano es un motivo de orgullo para Trujillo en donde él ha centrado toda
su labor cultural. Es un caballero andante en el ámbito del espíritu, pero
quien no lleva ninguna lanza ni adarga ni broquel sino la palabra buena,
generosa, abierta, que convence, persuade, abre puertas y siembra claridad y
discernimiento en la mente, en el alma y sobre todo en los corazones de los
niños y los jóvenes.
Es un
caballero andante de la educación, de la poesía, del fervor por César Vallejo,
por su cultura regional liberteña al estar enamorado de todo aquello que contiene
valor humano para exaltarlo; quien armoniza, apoya y defiende; siendo algunos
de sus valores el saber apreciar, el saber conferir respeto a los otros, el
saber esperar y ser paciente, sin juzgar; siempre de palabra sabia, quien
alienta, quien celebra y quien salvaguarda.
César
Vallejo desde la eternidad debe tenerle a él un cariño muy hondo, especial y entrañable por abrazar la
causa que él abrazara, por ser y tener el alma que él tiene, por saber dar luz,
abrigar, proteger, y por ser lámpara votiva de fe en nuestro porvenir.
2. Un guerrero fuerte
e ilusionado
El Perú
en el campo de la literatura es un país destacado e importante en el mundo,
desde el Inca Garcilaso de la Vega o, un poco antes, desde Guamán Poma de
Ayala, si solo nos queremos referir y remontar al mestizaje, que viene dando al
mundo creadores de primero orden.
En ese
universo estelar es importante ubicar la obra y la vida de César Alva Lescano,
cultivando géneros literarios casi siempre dejados de lado, como es el poema
romance, el soneto, la leyenda, campos dentro de los cuales la obra de nuestro
autor es vasta y señera.
Hay un
poema de César Alva Lescano en su libro Romancero, que quisiera escogerlo como
su blasón y escudo de armas, la insignia que lo represente y con el cual quiero
empezar esta nota de admiración y pleitesía sobre la vida de este hombre noble
y de bien, sobre este maestro ejemplar y consagrado, que a sus 95 años de vida
sigue siendo un abanderado, un adalid, un guerrero fuerte e ilusionado, un
promotor capaz de impulsar actos como la realización del XIV Capulí, Vallejo y
su Tierra que ya anhelaríamos que un joven de 20 o 25 años lo pudiera organizar
tan preciso y cabal como solo él sabe hacerlo, con la misma calidad y
exquisitez que él lo ha organizado.
3. Para seguirlas
amando
Aquel
poema que yo escojo como emblemático de su identidad, dice:
DESEOS
Quiero en mi vida de amor
ser un amante hortelano,
para sembrar con mi mano
la más
delicada flor.
¡Error! ¿qué he dicho? sembrar
flores que veo a porfía
ofreciéndome alegría
con su
magia de mirar.
Este ambiente es un jardín
adornado de belleza,
de flores, cuya pureza
van
perfumando el vivir.
Si pudiera merecer
entre tanta flor preciada,
la luz de dulce mirada
que
alumbre mi anochecer,
seguiría fiel sembrando
mi huerto de bellas flores,
que me ofrezcan sus primores
para
seguirlas amando.
¿Qué
nos expresa este poema? Que no seamos vanidosos. Que miremos primero lo que hay
a nuestro alrededor y sepamos admirar. Que lo supremo es ser agradecidos y
expectantes. Pero lo importante no solo es el contenido que es sabio y digno
sino la frescura, la llaneza y la naturalidad con que lo dice.
4. Conquistas
y arrebatos
Nació
César Alva Lescano en la ciudad de Cascas el 12 de octubre de 1918,
curiosamente el día en que Colón descubría América y se producía el Encuentro
de dos mundos, posiblemente sea por eso que en él todo es descubrimiento y
arribar a mundos nuevos.
Nació
entonces en Cascas, ciudad en una ladera que trepa la cordillera que siempre me
pareció un descanso en el camino, una pascana y una posada, en donde ahora se
cultiva vid y se produce buen vino, pero que cuando nació don César, era
distrito de la provincia de Contumazá, perteneciente al departamento de
Cajamarca.
Sin
embargo, ahora es provincia llamada El Gran Chimú perteneciente a La Libertad,
y con ello nuestro departamento al apoderarse de su distrito lo ha
nacionalizado a él como liberteño. Pero en verdad el corazón de son César vibra
y ama como nadie a Trujillo y a su departamento La Libertad.
Porque
de Cascas don César salió muy niño, apenas a la edad de un año, a otro pueblo
paralelo que es San Benito que sí se ha quedado como distrito de Contumazá, en
donde estudió los primeros años de la Educación Primaria que luego los terminó
en Contumazá. Y en esta historia de arrebatos y conquistas tenemos que decir
que en ese lugar él conquistó y arrebató a la esposa que ahora tiene, que es
contumacina, la Sra. Encarnación Roncal Plasencia.
5. Labor
educativa
En
Trujillo ingresó al Colegio Nacional de San Juan para hacer sus estudios
secundarios, de donde egresó en 1942.
Su
formación profesional universitaria la realizó en la Universidad Nacional de
Trujillo en cuya casa de estudios obtuvo el título de profesor de Educación
Secundaria y el grado de Bachiller en Pedagogía en la especialidad de Lengua y
Literatura, en 1946. Posteriormente, en 1973, se graduó de doctor en Educación.
Por sus
valiosos servicios prestados a la Educación Superior durante cuarenta años como
profesor principal a dedicación exclusiva, la universidad le ha conferido la
distinción de profesor emérito.
Ha
realizado labor educativa en diversos centros particulares y en el Colegio
Nacional de San Juan, plantel al que sirvió en diversos puestos docentes y
administrativos, llegando a ocupar la dirección de ese plantel durante seis
años.
Cesado
en sus labores como profesor en la Universidad Nacional de Trujillo en 1983,
presta sus servicios en la Universidad Privada Antenor Orrego desde su
fundación. Es miembro de instituciones culturales y de servicio y realiza
publicaciones frecuentes en diarios y revistas sobre temas culturales y
educativos.
6. El alma
transparente
Pero,
más esencialmente, ¿quién es don César Alva Lescano? Es un caballero andante en
el ámbito del espíritu, pero quien no va con la espada ni adarga en alto y en
ristre para atacar deshaciendo entuertos y arremetiendo contra personajes
reales o fantásticos como en la obra de Cervantes.
No. Es
un caballero andante quien no lleva ninguna lanza ni broquel, sino la palabra
buena, generosa, abierta, que convence, que persuade, que abre puertas, y
siembra en la mente, en el alma y sobre todo en los corazones de la gente.
Es un
caballero andante de la educación, de la poesía, del fervor por César Vallejo,
por su cultura regional liberteña. Enamorado de todo aquello que contiene valor
humano para exaltarlo, quien armoniza, apoya y defiende, quien cultiva en la
poesía formas clásicas, serenas, populares de las cuales se nutre la mejor
tradición lírica.
Y son
sus valores el saber apreciar, el saber conferir respeto a los otros, el saber
esperar y ser paciente, sin juzgar. De palabra sabia, quien alienta y quien
celebra.
César
Vallejo desde la eternidad debe tenerle a él un cariño muy hondo, especial y entrañable, por ser y tener
el alma transparente que él tiene.
7. Tu futuro
sin par
Pero
hay en su libro Romancero otros poemas de la identidad que él asume y
representa, como el siguiente que quisiera leer y que dice:
PANORAMA
LÍRICO
Al pie del cerro de Cabras
descansa Trujillo hermosa
al calor de sus ensueños
y
envuelta en plácida aroma;
de sus calles y sus plazas,
iglesias de la oración
donde se elevan a Dios
las
plegarias del amor.
Sus casonas solariegas
llenas de gracia y candor
que dejara un día Hispania
clavado
en el corazón.
Su histórica plaza de armas
con su grande monumento
pregonando ¡Libertad!
a todos
los cuatro vientos.
Allá distante y silente
la opulenta Chan-Chan
cargada de rica historia
y de
espíritu inmortal;
y su pregón de esperanza
llegado en alas del tiempo
resuena en el infinito
con
caracteres de eterno.
Todo circunda su suelo,
y arrullada por el mar
la ciudad finge nostalgia
de su
espíritu ancestral;
y al conjuro cristalino
de su ámbito vesperal
se aduerme en sus esperanzas
de
tener la Libertad.
Yo te saludo fontana,
llena de gracia y candor
que dejara un día Hispania
clavado
en el corazón;
por tus glorias, por tu cielo,
por tu espíritu ancestral,
por tus hombres del presente
y tu futuro sin par.
8. Qué presto
la mar te lleva
O
este otro sobre el caballito de totora:
CABALLITO DE TOTORA
Caballito de totora
que tiendes tu forma
al viento
y perseveras
triunfante
del oleaje sin tiempo;
flotas a la deriva
del vaivén proceloso
y al furor que se
levanta
siempre alerta, nunca quieto.
Caballito de totora
qué presto la mar te
lleva,
y en horizontes
lejanos,
tiemblas a la tarde inquieta;
dibujas tu forma al
viento
al compás del oleaje,
y entre celajes
perdidos
perseveras en tu viaje…
Caballito de totora,
sigue tu viaje ligero,
y mientras el mar
entone
sus himnos de terciopelo,
vivirás en mi
recuerdo
con el caudal de tu
ancestro
venciendo olas
dilatadas
en las esferas del tiempo.
Caballito de totora
qué presto la mar te
lleva.
9. Quien
lo convoca
Pero
encuentro que un contenido es recurrente en aquellas lámparas de luz eterna que
son sus sonetos, y ese tema es el olvido:
Horizontes que se abisman en su vuelo
y comprenden en su seno lo creado
con la
magia ancestral de lo vivido;
universo donde moran los anhelos
recuerdos imborrables de lo amado
que
resisten el imperio del olvido.
El
olvido antes era nuestro principal reto y desafío. Y es por eso que había otro
valor que también lo amparaba y que ahora yace perdido, cuál es el honor. ¡Y no
se hería ni mancillaba el honor para no tener olvido!
Y esa
es la otra virtud en la vida de César Alva Lescano, el ser un hombre de honor,
del deber cumplido, de la palabra sagrada.
Lo sé
muy bien yo que para organizar estos certámenes solo se hace de acuerdo con
seres como César Alva Lescano, que son hombres de honor. Y con Mara García, el
otro baluarte de esta actividad, para quien yo solicito un voto de aplauso.
Por eso
es trascendente este homenaje que creo yo que quien lo convoca es César Abraham
Vallejo Mendoza desde la eternidad donde mora, para recompensar además la
inmensa dedicación que César Alva a él le depara.
10. Por los caminos
van los niños
Cultiva
César Alva Lescano la poesía que todos los pueblos deberíamos cultivar más
profusamente, la poesía de la identidad que recrea y exalta lo nuestro.
Porque
es la poesía de pie, la poesía de cara al pueblo, que habla de nuestros
sucesos, de nuestra historia y costumbres.
De todo
aquello que es nuestro acontecer como pueblo y que este poeta de la tierra lo
cultiva, con entrega y con afán.
Pero,
además de esta poesía de la identidad hay una dimensión de su arte que
repercute para los niños, al servicio y asequible a ellos:
ROMANCE DE LA LUNA LLENA
La luna tiende sus
brazos
a los niños de la tierra,
y los envuelve en su
seno
con hálitos de grandeza.
Los niños, los niños
bailan
al son de la luna
llena,
que desde lo alto
mira
a los niños de la tierra.
Frágiles como sus
vidas
lloran niños de la
tierra
y claman con alma
noble
al son de la luna llena.
Le piden amor y
gracia
a la luna, luna
llena,
con corazón de
esmeralda
los niños de nuestra tierra.
Dulce pasión de los
niños
que juegan con luna
llena
en las humildes
barriadas
que comprende madre tierra.
Aquí, allá en el
silencio
de claras noches
serenas,
la bulla, bulla de
niños
puebla con amor la tierra.
Al fin la noche ha
llegado
al son de la luna
llena,
y por los caminos van
los niños de nuestra
tierra.
11. Parajes
silenciosos
Pero
hay otra dimensión notable en la vida y obra de César Alva Lescano y es su
calidad de narrador. He aquí un fragmento de su prosa galana, tersa, bien
modulada y con hondas resonancias, de su libro “Mitos y leyendas de Trujillo”,
y más precisamente de su texto: “El ternero de oro”:
Envuelto
en las sombras, quedábase el viajero en cualquier paraje donde le cogía el
cansancio. El soplo del viento que musitaba raros sonidos y el ruido de seres
nocturnos, rodeaban su estancia.
En uno
de aquellos viajes que lo alejaron siguiendo caminos distantes, llegó a un
paraje perdido en la lejanía; allí encontró restos dejados por habitantes de
pretéritas épocas. El lugar era acogedor para pasar la noche y abrigarse de las
inclemencias del tiempo. Tendió su humilde tienda en un recodo del camino a
manera de casucha y se tendió a descansar. Esta vez no lo acompañó su perro
fiel.
En
medio de aquel silencio y avanzadas las horas de media noche, cuál no sería su
sorpresa al escuchar a distancia un sonido que simulaba el valido de un
ternero; a pocos momentos, a la luz de las estrellas, divisó una sombra
luminosa que se acercaba; su brillo misterioso despertó su curiosidad y
asombro. La visión pasó cerca de su tienda como una exhalación y se perdió en
la planicie, dejando atrás una centella que se diluyó en el camino por donde se
alejó aquella sombra, casi alada, perdiéndose en el oscuro abismo.
Al
amanecer, después de horrible vigilia, producto de la aparición, siguió el
camino por donde se había alejado aquel ser misterioso, que por la noche se le
había presentado. Gran sorpresa sintió, cuando, súbitamente, se halló frente a
una cueva entre recios picachos. Su imaginación despertó ante aquel encuentro y
pensó que en ese solitario y lejano lugar, se escondía la sombra alada, de brillante
forma que había visto cruzar cerca de su tienda, cuando descansaba.
Cerca
del mediodía, y habiéndose alejado del lugar a considerable distancia, divisó a
la luz del sol que cerca de la cueva se movía algo raro y despedía intenso
brillo; parecíale que los movimientos los realizaba experto acróbata según sus
propias versiones, saltos, caídas, carreras en direcciones diversas era el
ancestral retozo de los terneros, realizado en aquellos parajes silenciosos y
sombríos.
12. Camino
a Santiago de Chuco
Pero
además César Alva Lescano es un consagrado maestro y escritor dedicado al
estudio y valoración de la obra de César Vallejo aspecto que quisiera comentar
citando su viaje a Santiago de Chuco, cuando dice:
Rumbo a
Santiago de Chuco se despierta en el viajero que por primera vez halla esos
senderos, la vehemente curiosidad de llegar a esa tierra donde se acunó el más
grande poeta de nuestras letras. Una serpenteante carretera afirmada, se
extiende inclinada y va como prendida a los montes en cuyas faldas se
precipitan los abismos que asombran desafiantes y donde la vida se enfrenta a
la tragedia. El alma inquieta sube y sube conforme avanza la maquina; una
pendiente, una curva, el zigzagueo interminable coloca al viajero frente a la
incertidumbre de llegar o no al destino; la lejanía se mueve al conjuro del
tiempo que se diluye en el espacio techado por un cielo azul cuyo horizonte se
perfila por las cumbres. El paisaje muy propio de nuestra serranía se dibuja en
nuestras pupilas que van fotografiando minuciosamente, cumbres, quebradas,
pajonales, adornados por yerba o copiosos bosques de eucaliptos que se
distienden a la vera del camino"; unas veces vigilantes de cerca, otras se
pierden en la distancia hacia arriba por las faldas de los cerros o moran en
las profundidades de las quebradas; todo como hechura del Supremo Hacedor en
conjura con el hombre.
13. Seguir
recorriendo su camino
Por su
consagración a la causa Vallejo y por todos ustedes que no tengo ninguna duda
que son hombres de honor. Dice
EN ESTA CASA Y SIN VALLEJO
En esta casa silente
y sin Vallejo
que otrora alegró con
su presencia,
acabóse para siempre
su existencia
muriendo de amor y nostalgia pleno.
Inclinó su corazón
enternecido
ante el ara que
guarda los recuerdos,
ya no halló los
sentimientos tiernos
acechados por imperio del olvido.
En esa majestad de lo
creado
donde el poeta se
llenó de vida
con la fuerza genial de su destino,
Georgette, su amante
compañera
llegó para clamar que
nunca olvida
de seguir recorriendo
su camino.
14. Diligente
y amorosamente
César
Alva Lescano es un motivo de orgullo para Trujillo en donde él ha centrado toda
su labor cultural.
Ha
cumplido en la actualidad 95 años, y sigue en la batalla. Es un guerrero, un
adalid, un portaestandarte.
Quien
depone su obra por exaltar la de César Vallejo, quien declina sus libros por
hacer que brillen los de César Vallejo.
Es un
escritor paciente, que hace su obra en silencio, lo teje como la araña su tela,
sin aspavientos.
Y como
el arcoíris sus madejas de colores y como las aves sus trinos.
Libro
tras libro nos lo va entregando pacientemente, verso tras verso. Él nunca cesa.
No necesita lo externo para crecer, ni el escándalo.
Él
sigue tejiendo. Y los va publicando diligente y amorosamente porque es su
destino cantar eternamente.
15. El surco
fecundo
Reconozcamos
a Adolfo Alva Lescano como la piedra básica y angular del Instituto de Estudios
Vallejianos. Está bien, pero no nos olvidemos del inmenso poeta que es.
Reconozcamos
a César Alva Lescano, como el peregrino y devoto de todo evento, de toda obra
que hay sobre Vallejo, pero no olvidemos el inmenso narrador que es.
Reconozcamos
en él como el devoto vallejista, capaz de velar, de esperar, de sacrificarse
por aquél bajo la lluvia inclemente, con tal de concretar algo a favor de
Vallejo.
Está
bien, pero no olvidemos a César Alva Lescano como el intelectual culto e
hidalgo que es, como el literato honesto y la voz popular de esta región que él
representa.
No
encuentro mejor poema para finalizar que aquel de don César Alva Lescano que
incluye en su libro Sonetos reflexivos, titulado “La simiente”.
Porque
don César Alva Lescano es simiente en el surco fecundo y promisorio de la vida,
le damos las gracias por existir, por ser como es, y por el ejemplo
imperecedero que constituye para nuestras vidas.
16. La siembra
que produce
LA SIMIENTE
Muerta en el surco la
feliz simiente
da origen amoroso a
nueva planta,
venturosa esperanza
se levanta
llenando el corazón de fe viviente.
El tiempo embellece
lo esperado,
el hombre recrea su
alegría,
es el canto auroral
de nueva vida
que se inclina ante el fruto deseado.
Fiel semilla del
destino humano
que florece en el surco
preparado
para gloria de la tierra prometida;
jamás niega la
siembra que produce
el amor que cultiva
sus bondades
en el amplio
escenario de la vida.
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