GEORGETTE
Y SU INMENSA
SIGNIFICACIÓN
Danilo Sánchez Lihón
1. Ejes
para la vida
El 4 de diciembre del año 2004, Capulí, Vallejo y su
Tierra llevó a cabo en la Alianza Francesa de Miraflores un gran acto de
reivindicación de Georgette Philippart de Vallejo en el cual participaron:
César Vallejo Ynfantes, Luis Anamaría, Segundo Vara, Delfina Paredes, Amelia
Melgar, así como el suscrito.
Dos años antes nos habíamos propuesto valorar como se
debe la presencia en la vida del poeta y en el ámbito de la cultura nacional,
de una mujer excepcional como fue y es la de Georgette Philippart de Vallejo.
Mucho más en esta época tan orientada a la
conveniencia, al confort, a buscar la felicidad inmediata y sin valores.
Porque:
1. Ella supo custodiar con respeto y suma consagración
una obra admirable y estupenda. Es quien la tuvo en sus manos, la trasladó, la
salvaguardó y protegió, arriesgando su vida. Fue la portadora de la obra
portentosa, tremenda y absoluta de César Vallejo.
2. Y, no nos cansaremos de decirlo, un aspecto inmenso
y conmovedor es su lealtad, su fidelidad, su consecuencia, ejes para la vida de
las personas y de la sociedad en su conjunto.
Y este mensaje es importante relievarlo para la
juventud actual muy imbuida de una tendencia nefasta y que la hace daño; la
relación pasajera, el no compromiso, el usar y botar.
2. Donde
se llora
Pero también supo aprender, hasta el punto de que la
vida de Georgette es haber sabido girar 180 grados, cambiando totalmente de
rumbo para bien, dejando incluso lo suyo para abrazar otro mundo, desvalido
pero prometedor.
Porque su adhesión a él fue haber sabido dar ese salto
al infinito, heroico e impredecible, absoluto y total: el de asumir al Perú.
Eso sí, y cabe reconocerlo, Georgette no tuvo reparo
en hacerse de enemistades, y esto con tal de corregir aquello que evidentemente
era inauténtico y deforme en relación a Vallejo. Y quizá ese fue el detalle por
el cual no se la perdonó jamás.
Enconos que luego fueron feroces en contra de ella. Y
todo esto por lo radical y tajante que era en defender principios.
En diversos ambientes y momentos hemos discutido y
analizado estos hechos y el por qué Georgette resultaba, a veces tan severa,
con quienes se acercaban a Vallejo ya muerto.
a. En primer lugar, porque la vida fue muy dura y
hasta cruel en contra de ellos dos, de ambos juntos: de César Vallejo y de
Georgette Philippart.
Basta leer el epistolario que él escribe a Pablo Abril
de Vivero, donde se llora de pena, de impotencia, de compasión. Y de vergüenza.
Y lo comprobamos en cómo nos lastima tanto la actitud
mendicante de Vallejo. ¿Y cómo sería para él y ella sostener esa actitud?
3. Y
es más
Y luego, frente a todo eso, y como un carga montón, el
aprovechamiento que ahora se hace de él. ¡Y ella, que sabe, vuelve a sufrir la
vida que él tuvo, y que ambos tuvieron! Y explota.
b. En segundo lugar, en este culto interesado tuvo que
vérselas con los mercaderes del templo, como eran casi todos quienes merodeaban
en torno a la obra de César Vallejo a fin de obtener beneficios y prebendas.
Por eso enfrentó a muchos que con suma conveniencia se
acomodaron de inmediato como amigos de Vallejo y que luego de ser
desenmascarados por ella descargaron hacia su persona toda su saña, inquina y
execración.
En primer lugar, a quienes se erigieron como los
amigos predilectos, íntimos y elegidos por él. Y que además ostentaron después
haberlo ayudado mucho, autoproclamándose como los más estimados de su entorno y
en quienes él confiaba todo, e incluso mucho más que en ella.
Esto enfurecía y sacaba de quicio a Georgette. Y ella
ante esa ostentación explotaba porque en verdad ¡cuánto fue su dolor y los
otros nada supieron! O, si supieron, ¡nada hicieron por ayudarlos! haciéndose
más bien los desentendidos.
Y es más, no querían ni siquiera saberlo. Y ellos,
como pareja, tampoco podían confiar en otros sus grandes penurias. O, si los
otros lo supieron, las ignoraron. O fueron indiferentes con ello.
Y es ese inmenso e hiriente dolor acumulado la razón,
entre otras, de por qué ella resulta tan tajante, ríspida y amarga. Sufrieron
mucho con Vallejo y sin compasión alguna.
4. Aun
así,
persiste
Aquel 13 de marzo en que él cae enfermo y postrado,
ella cuenta que iba al mercado con unos céntimos y encuentra un billete de 50
francos.
Este hecho está presente en su mente como un día lacerante,
de un largo camino de privaciones y hambres, pero más como un hito de hecatombe
que para ella fue la muerte de su esposo.
Está bien que los otros se reconozcan como amigos,
pero que no vengan a exhibir cuán cerca estuvieron de la vida de Vallejo, a
alardear que fueron íntimos de él.
Y que él confió en ellos más que en ninguna otra
persona, abarcando a quien era su esposa y mujer.
Ella, que pudo tener muchas quejas, y que en realidad
las tuvo con él, se desprendió de todo lo que tenía, incluida su identidad y,
si habláramos de cosas, su departamento en el centro de París que vendieron
para viajar a Rusia.
Sin embargo, le dedicó amor consagrado, pese a que la
relación con él la hizo sufrir lo indecible, como privarle de hijos y de una
vida cómoda y normal.
Él la marcó para siempre. Dejó en ella su impronta
indeleble, su signo a flor de fuego. Ella lo testimonia:
“En el curso de ese infierno que fue nuestra vida, yo
me había desesperado algunas veces; y poniendo la misma fuerza y la misma
pasión en mis debilidades que en nuestra perseverancia, estas desesperaciones
habían sido en ocasiones muy violentas”.
Pero aun así, persiste. Y es fiel.
5. En
la vida
y en la muerte
¿Cuantas viudas, sin embargo, en la primera ocasión
echan al fuego los libros, enseres y la memoria de quienes fueron grandes
idealistas? Mucho más si se ha padecido como ella padeció. Y buscan un destino
diferente. Sin embargo, ella persistió en el camino que él le trazara.
Por eso, entre tanta desgracia que le tocó vivir a
nuestro poeta, como por ejemplo el derrumbe de la República Española, podemos
sentirlo contento por un inmenso motivo, cuál es el de tener a alguien como fue
y cómo es para él, plenamente, Georgette.
Qué expresión más honda, vasta y sublime por ejemplo
dedicarle esta expresión:
“Dulzura por dulzura corazona”,
Como es el título del poema que a ella la evoca. Con
eso bastaría, es suficiente, ¿para qué más? Y ella le fue fiel. Y nunca ocupó
su memoria, su intimidad ni su espacio interior otra persona que no fuera él. Y
eso consagra y sublima.
Porque los hombres quizá no seamos reyes ni
emperadores de nada, ni siquiera de un milímetro de grumo de polvo.
Pero sí debe recompensar mucho el alma ser el monarca
de los sueños y desvelos de una persona, que basta que lo sea ya es un mundo
inmenso, por humilde que ese hombre o mujer lo sea, debe ser ese territorio del
alma, quizá mucho más vibrante y conmovedor que ningún otro reino. Y ese
privilegio le brindó Georgette a César Vallejo en la vida y en la muerte.
6. Nos
llena
de orgullo
Por eso, bastaría solo tenerla a ella para que a él le
corresponda ser el merecedor de un raro e insigne privilegio. Y en esto sí hay algo inmenso, que no a todos
los hombres se les depara ni pertenece, cual es: ser dioses, en el hondo y
vasto territorio como es el corazón y el alma en este caso de una mujer.
Y Vallejo tuvo esa gracia y ese reino como concesión
para siempre. De alguien que no le falló ni aquí ni en la eternidad. Y esto no
lo tiene nadie o muy pocos.
Porque cuando alguien nos ha amado hasta los bordes
más espeluznantes, estamos salvos. Nos hacemos seres divinos. Hemos sido
ungidos dioses de un mundo. Y hemos reinado sin descalabros ni desengaños. Y
ese honor le cupo y le cabe a Vallejo.
Quien es capaz de ser amado así, moralmente, con total
virtud y no solo pasión, está salvado de lo terreno. Se hizo sagrado. Si algún
alivio en la eternidad tiene César Vallejo, es ese bálsamo y consuelo que es
Georgette.
Si le cabe una felicidad plena y total ello se llama:
Georgette. Es su corona y su clave secreta. Porque para un hombre es
fundamental la fidelidad de una mujer, cuando esta pasa todas las pruebas de
fuego, como fue quedar joven y hermosa a los 30 años.
Por eso, entonces, todas sus adversidades están de
alguna manera retribuidas y compensadas por un amor así. Y a quienes admiramos
y nos identificamos con Vallejo esto nos llena de orgullo y enaltece.
7. Por
todo ello
Y si puede mirar Vallejo desde la eternidad habrá
visto que esta mujer ha muerto en nombre suyo, de él. Y que ha dado el último
aliento militando en el alba que él inaugurara.
Mirándole de frente, con los ojos directos, puros y
sin mácula. Vallejo por ella no murió jamás. Ni mucho menos entonces fue
abandonado. Ni morirá nunca.
Vallejo permanecerá por siempre en el alma de
Georgette, dondequiera que ella sobreviva o se encuentre. Y ella sobrevive en
todo lugar en donde se actúa con coraje y con virtud.
César Vallejo tuvo la integridad de que una mujer
permaneciera al pie de su lecho de muerte.
Tiene una mujer al pie de su crucifixión. Y lo tiene
en su ineludible e ineluctable resurrección.
Un alma, quien no se apartó un solo minuto de su lado,
y que pese a los inmensos sufrimientos que la vida le deparó por estar al lado
suyo, le fue fiel.
Esa es la inmensa paradoja que introduce sus dedos en
las grietas de este misterio.
Por eso, si él es capaz de mirar desde la eternidad no
tengo ninguna duda que se verá recompensado en algo, en mucho o en todo.
Quizá en todo, con una mujer así, quien lo amó
totalmente. Por todo ello, todas nuestras reverencias y eterno homenaje.
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