HOMENAJE EN EL DÍA MUNDIAL DEL ARTE
Por Carlos Rodolfo Ascencio Barillas
Escuchad las voces
que el viento desata
y no renuncies, alma
al corazón que te maltrata,
ni a los torrentes desafíos que nos
perjudican
ni a las espigas que lastiman
ni a los sueños que nos
persiguen
ni a las aguas que se alejan.
¿Por qué buscas tulipanes en tu boca?
y el aliento en las esporas del cielo
y en el inagotable anhelo
que siempre espera
y a los fastidios ineludibles
de las dagas ponzoñosas
y en los desagravios imposibles
y en los amores que siempre nos matan
y en los vertiginosos remolinos;
y en los laberintos de tus vanas
pasiones.
Yo te vi en el deliquio de
innumerables estrellas
y en los rubores que languidecen en tu
llanto
y en el andarme de los héroes
y de los soñadores empedernidos
y de los cobardes ensombrecidos.
Todos son vanos recuerdos
de tiempos glorificados
en las oscuras líneas del arte,
y atesio el divino, que es apartado
y de aquellas bellezas del arte,
cual inmolado caletre enhiesta
buscando prístinos horizontes.
Yo quise encontrar el infinito
en los bosques de tus ojos
y en los arcoiris de tus encantos
y en el frívolo amanecer de tu cuerpo
y en el fatídico deseo de tu
aliento.
Yo quise estremecerme en tus brazos
y mirar la luz de tus antorchas
en la hoguera de tu pecho
y en los estropicios de tus
extenuados dedos
¡Oh belleza mía!, triste canto de
mi silencio
estoy reflejado en los
arreboles de tus lejanas montañas
y estoy en las hojarascas de
unos veranos incomprendidos
por eso vivo en tu libertad
cielo mío, arte mío, mi camino…
15 de Abril de 2015
CANTO A CESAR VALLEJO
Carlos Rodolfo Ascencio Barillas
¡Oh gran poeta!, caletre universal
con tu néctar delicioso dibujas
horizontes
y los altos árboles llegan hasta el Machupicchu.
Por eso quiero cantar tus inmutables
versos
y las frondosas cañadas de tus nobles
caricias
que son el impoluto encanto de tu voz
gran poeta de todos los tiempos del mundo
quiero cantar a tus hermosos versos
y al deleite exquisito de tu voz
allá en tus paradisíacos amaneceres.
Quiero soñar con tus sueños profundos
con un grito que en mi alma se desborda
y con el pesar que a mis manos proponga
y con los cristales que tus ojos alumbran.
¡Oh poeta!, paladín de la inmanente
travesía
es mi canto que a mi corazón le dice que
sonría
enséñame las mágicas palabras de tus
encantos
y a llorar las tristezas de mis lamentos;
mi corazón está triste, mi alma alegre,
aunque no pueda verte, te veo
y aunque no pueda oírte, te escucho.
Hoy te recuerdo en tu sacrosanto manantial
y en las rosas de tus pistilos
inquietudes
y en las lluvias que revelan tu silencio
y en la belleza de tus infusas
inspiraciones.
Vives en el alma peruana, en la tierra de
tus ojos
en el viento, en la noche, en las
estrellas
y en los resoles de tus órdagos
paradisíacos
y en los pájaros que
han poblado Los Andes
y en las nieves de las altas montañas
y en los amaneceres de tus mañanas.
Allí, extraño tu sigiloso canto
en las auroras que deslumbran tus pensamientos;
déjame soñar con tus tiempos gloriosos
déjame compartir el cáliz de tu santo
y la belleza de tu sacrosanta tierra
aunque morir lejos, si tu piedra me
aterra.
Llévame en tu camino, en tu llano
y en tu esponjado verano, mi poeta
cual saeta viaja entre las grietas
de mi solitario aposento, de mi
infatigable corazón.
Gracias, hermano de todos los humanos
amante de la paz y de la belleza
gracias, por tu legado de justicia
por la fragancia que destella tu
esperanza
donde la cúspide toca tus dedos
y las acuarelas que pintan tu aliento
y las aguas que inundan tu canto
y las noches que yacen en tus prístinas esperanzas
escucha mi voz, mi riachuelo, mi viento
mi canto, mi rocío, y mi lejano llanto…
15 de Abril de 2015