I PARTE
Mara García: Antes
de todo, muchas gracias profesor Danilo Sánchez Lihón por su tiempo para
atender esta entrevista. Y para empezar me gustaría preguntarle: ¿cuál es la
conexión entre Capulí, Vallejo y su Tierra y el poeta universal César Vallejo?
DSL:
Es una conexión plena, total, absoluta, puesto que es él quien inspira este
movimiento, pero esa ligazón tiene de por medio a todo un pueblo y, si es
posible, a toda una cultura, y a la humanidad. Capulí es un encargo directo que
nos hace el propio César Vallejo, a quienes somos sus paisanos, sus
coterráneos, su “sangre amada”; con quienes él se entiende y a quienes tiene
confianza y conoce. De allí que son tareas que asumimos con el máximo de
identificación, responsabilidad y fervor, porque constituyen el evangelio de la
solidaridad y fraternidad humanas.
MG: El vate
universal es la esencia y el alma de la organización.
DSL:
Y esto deviene de encontrar que Vallejo es eje, centro y línea de partida y
punto de apoyo de una serie de perspectivas en lo afectivo, cognitivo,
político, social, pedagógico, cultural y espiritual. Él es un hombre clave. Es
una piedra angular de los 12 ángulos, y no porque solo sean doce sus horizontes
de reflexión y acción, sino porque doce es un número cabalístico que quiere
significar el todo. Como decía con íntegra convicción y certidumbre José María
Arguedas, "Vallejo es el principio y el fin".
MG: Entonces, ¿es
difícil llevar la insignia y el emblema vallejo?
DSL:
Es una insignia de fuego. Y se es exigente por ser Vallejo un poeta de culto, a
quien acercarse supone mucha autenticidad. Y, de otro lado, porque llevar el
nombre de César Vallejo es de una altísima significación y constituye un gran
honor, un gallardete y una distinción muy enaltecedora. Es una responsabilidad
que hay que merecerla cada día y cada momento.
Es una investidura ante la
sociedad, de la cual somos conscientes que el principal atributo para el
ejercicio de nuestros actos y funciones ha de ser la honestidad, que a partir
de asumirla pueden ocurrir dos situaciones: Una es que no tomemos conciencia y
desgastemos dicho nombre. O, por el contrario, que tengamos conciencia de ello
y llevemos ese nombre con honor. Y ese es el hincapié que ponemos en nuestro
esfuerzo.
Pero es importante no solo
llevar el nombre y contar con la presencia icónica del poeta sino, y sobre
todo, asumir los valores que César Vallejo encarna, que son muchos. En primer
término, no es un poeta académico, sino vital y hasta de combate, de lucha y de
reivindicación por todo lo humano herido, maltratado y ofendido que hay que
sanar y redimir.
MG: Y, ¿cómo se
puede superar esa imagen de un vallejo pobre, atribulado en un espacio de
sufrimiento hasta cierto punto carente y necesitado de todo?
DSL:
Y que no es una imagen superficial, porque hay una aparente orfandad en
Vallejo, una penuria y hasta una supuesta falta esencial, relación que se
establece hasta cierto punto por relación dialéctica, por lucha y unión de
contrarios. Porque en el fondo él es un ser henchido, lleno de contenidos y
esencias, un ser pleno y vigoroso.
Por ejemplo, es un ser
nutrido del ser de la madre, y sin embargo en este aspecto es como si no la
tuviera, a quien extraña y reclama tanto que da la impresión que ella estuvo
siempre ausente y distante, cuando es totalmente lo contrario, la unión entre
ambos fue absoluta y cabal, el uno es para el otro y el cariño entre ambos fue
entrañable.
Él reboza de amor porque es
el shulca y lo amaron de un modo que él mismo confesó que era tanto que quizá
así le hicieron daño. Sin embargo da la sensación como si el cariño le hubiera
sido escaso y que por eso lo anhelan. Y que en relación a la madre, o que no
está o que ha partido, se ha ido o ha muerto, siendo que más bien ella nunca
deja de habitarlo ni morir para él.
Indudablemente es un hueco
y un vacío en César Vallejo, pero porque él cava mucho en esa presencia.
Entonces, por oposición y paradójicamente pareciera que fuera escasez,
privación, angustia y falta de algo. Y no lo es. Él la pretende y tiende sus
brazos huérfanos hacia ella. Pero en el fondo está lleno de madre. Es más: la
carga consigo mismo por todos los caminos como una cruz de fervor.
MG: ¿También la
pobreza de César Vallejo es una pobreza aparente, no es cierto?, porque él
realmente fue un ser muy dotado de dones espirituales y de un ingenio muy
original.
DSL:
Ahí tenemos. También es una situación contradictoria. Porque él era dueño de
todos los talentos. Y de una extraordinaria riqueza como ser creativo que era,
tanto que en este aspecto es como la pobreza aparente del Perú, porque en el
fondo creo que no hay país más rico en el mundo.
Y es dicha riqueza fundada
en que César Vallejo era un hombre con raíces, era un ser con madre, con
matriz, y con fondo inacabable. Era un ser lleno de todos los dones, y de la
humanidad convulsa y en hervor, de aquella que se nutre de lo más prístino,
como es del ser de la madre.
Porque si tenemos madre lo
tenemos todo. Tenemos ubicación y pertenencia. Pertenecemos a alguien y somos
parte de algo. Siendo así no estamos solos en el mundo, ni como brizna batida
por el viento ni como poñita tirada y arrastrada por las aguas del torrente o
de la acequia, como lo aparenta a veces César Vallejo.
MG: La madre es el
remedio que le da fortaleza a vallejo y llega a ser una presencia esencial en
su vida, como se lee en sus cartas, y en su obra creativa.
DSL:
Aquella conexión directa y fluida con el ser de la madre nos hace sabios y
resistentes. Los andinos podemos ser muy pobres y marginales aparentemente,
pero tenemos madre, así ella haya muerto, la llevamos dentro de nosotros
mismos. Siendo así, en el fondo somos poderosos e invencibles, de allí la
proeza suprema de nuestra cultura, que pese a las pruebas más extremas ha
sobrevivido y salido airosa.
Por falta de recursos
económicos o tecnológicos podemos merecer hasta conmiseración. Pero aquellos
aspectos no son lo esencial y resultan algo secundario y hasta banal ante el
hecho de que tenemos madre, por ejemplo, así con plenitud de mundo y de
universo. ¿Podrán decir lo mismo aquellos que pertenecen a los llamados países
ricos o desarrollados? ¿En qué son ricos cuando presentan superávit aparentemente
en todo? ¿Lo tendrán en la emoción, en la hondura y en la vastedad de lo que es
tener madre? ¿Tienen como nosotros a la tierra como progenitora? Como sí lo
tenemos y lo sentimos nosotros los andinos. ¿Quiénes son ricos entonces? ¿Ellos
o nosotros?
MG: En la obra de
César Vallejo la imagen de la madre está muy presente, inclusive hasta después
de muerta éste le confía su tristeza y tiene encuentros inadmisibles con ella.
Esa relación madre/hijo es muy marcada en Vallejo ¿es la madre un elemento esencial
en el mundo andino?
DSL:
Un andino tiene madre en todo, así esté muerta o así nunca alguien haya
conocido a su madre biológica, como Arguedas en que su madre fue finalmente la
vieja india Cayetana o la comunidad indígena de la hacienda.
Muerta la madre un chuco la
tiene más presente todavía, como lo evidencia César Vallejo cuando expresa:
"Madre, mañana me voy a Santiago / a mojarme en tu bendición y en tu
llanto". Lo dice como si tuviera a su madre presente, pese a que ella ya
había muerto.
Pero es más: es como si él
la tuviera delante suyo, allí presente, escuchándola y conversara con ella,
cuando en verdad va a su encuentro porque ese poema lo escribe en la víspera de
viajar a Santiago de Chuco y cuando ella ya es difunta desde hace cerca de dos
años.
Es que él lleva no solo a
su madre, sino que carga con su casa y hasta porta a Santiago de Chuco su
pueblo mismo. Lleva consigo a su tierra adentro; carga con su raíz, con su
árbol y su bosque; con sus ríos, sus montañas y caminos; y como ocurre en general
con todos los andinos llevan todas sus querencias en la alforja de su pecho o
sus hombros, y con esos atados se acuestan cada día en los países lejanos.
Duermen con sus casas de la
infancia, sus paisajes y hasta con sus mascotas en el recuerdo. Se suben a un
micro o a un autobús y con él sube todo el mundo que aparentemente han dejado
pero que cargan repletos y conmovidos.
MG: ¿Y cuál es el
Vallejo que más resalta y caracteriza Capulí?
DSL:
El que buscamos es el Vallejo vivo, el que está presente en cada persona real y
actuante, aquel que palpita en cada ser concreto, aquí y ahora, actual y en
este momento y para lo cual nos sirve como un referente el Vallejo biológico,
biográfico o histórico. Pero no queremos quedar anclados en el Vallejo
literato, formal y canónigo.
Nos obsesiona encontrar a
Vallejo encarnado en cada uno de nosotros, de manera activa en cada persona en
concreto, pero particularmente en aquellas que forman parte de su origen, de su
ancestro y de su telúrica, como es el mundo andino, tan amedrentado, a quienes
se los ha marginado en todo y arrebatado no solo sus tierras sino también sus
destinos.
Pero no solamente lo
buscamos y lo encontramos aquí, en la casa y en la piedra interiores, sino
allá, allende los mares, en la fraternidad humana universal, porque el mejor
homenaje que podemos hacerle a aquel hombre sufrido que fue César Vallejo, es
cumplir sus ideales, y ver realizada su utopía no solo en los andes del Perú
sino en todos los confines de la tierra.
El mejor homenaje por ahora
es que su pueblo, que es el Perú, sea atendido y sus problemas solucionados y
no hacerle tanto caso a los homenajes formales, rituales que muchas veces
desvirtúan incluso su significado y trascendencia.
MG: Bueno, encaja
con todo esto, puesto que Vallejo representa la solidaridad y la fraternidad
universal.
DSL:
Es Vallejo quien nos está ofreciendo el pan de cada día que tiene otro sabor y
otra esencia como es el pan compartido. El pan dividido en pedacitos para todos
tiene otra esencia de pan. El pan Vallejo, los pedacitos de pan fresco que hizo
en el horno de su corazón es pan que se reparte a todos, no se lo vende, no es
el pan de la sociedad de consumo. Es el pan espiritual, anímico, fraternal.
Porque además del pan
literario que ya es, porque creo que no hay un minuto ni espacio en el Perú en
que no se esté leyendo o recitando a César Vallejo, es importante avanzar a
concebirlo como el pan nutricio para ser solidarios y vencer la muerte hasta la
eternidad.
Porque Vallejo vence a la
muerte, en “Masa”, mediante la hermandad de todos los hombres, haciendo un
ruego y adoptando una decisión unánime, al unísono e inquebrantable. Ese es el
pan moral, es el pan de amor. Ese pan es el que compartimos en Capulí. Y
queremos extenderlo hacia todo el país. Porque, ¿quién no es vallejiano en el
Perú?
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