Danilo Sánchez Lihón
Murió mi eternidad
Y estoy velándola
César Vallejo
1. Probó su canto
y forjó
su temple
¿Por
qué Evangelio Vallejo? Porque su poesía así como su vida y obra, en conjunto y
coherentemente, ofrecen un haz de verdades trascendentales y redentoras para la
vida personal pero más de naturaleza y colectiva en las cuales creer y confiar.
Tanto
es así que César Vallejo es un poeta de culto y a quien se le reza. Su poesía
se musita: sea conducidos al quirófano
para una operación decisiva en que no sabemos si el resultado es la muerte
inesperada o un plazo más para seguir con vida.
Sea si
sufrimos una desgracia o sea que nos colme una gran alegría. Sea cuando
lloramos, sea cuando tenemos que aferrarnos a una esperanza que abrazamos a
ciegas.
En
cualquier prueba de fuego, sea que estemos con los ojos abiertos o sea que los
tengamos cerrados, sea que estemos en lo alto o profundo de las cimas o en lo
más intrincado de los abismos iremos diciendo algunos de sus versos, porque
coinciden totalmente con esas cumbres, fosas e inmensidades.
Con ellos muchos hombres han subido a las
montañas a entregar la vida entonando cánticos de júbilo y de libertad.
2. Lo
inspira
un
pueblo
Se los
dice como consigna, como arenga, como proclama en el fragor de las batallas.
La
prueba es que el poemario España, aparta de mí este cáliz fue impreso por los
soldados del frente del este en Cataluña la víspera de la batalla decisiva que
se produjo en el delta del río Ebro, edición de la cual quedaron dos ejemplares
ensangrentados que se conservan en la biblioteca del Monasterio de Monserrate
cerca de Barcelona.
Nunca
antes cada palabra se empapó de tanta vida, se caminó tanto con ellas por
calles, orillas de océanos y plazas libres o sitiadas. Nunca otros textos se
confrontaron con tanta situación límite, con angustias radicales y esperanzas
estremecidas.
Con tal
intensidad, salvo las Sagradas Escrituras y más precisamente los Evangelios de
los cuales los poemas de César Vallejo forman parte, o creo que son necesaria
añadidura, nunca antes la palabra se empapó tanto de la pena o de la gloria que
es ser y hacerse hombres en la faz de la tierra, aspirando infinitos.
Y así
como los Evangelios los inspira la pasión acendrada y sublime de un ser supremo
como es Jesús, hijo de Dios, en el caso de César Vallejo lo inspira un pueblo
en su holocausto, como ocurre en la Guerra Civil Española que él asume y
consagra.
3. A
costa
De la
vida
Porque
nunca el alma humana probó su canto y forjó su temple con cada arrullo o
susurro de pasión, solidaridad y ternura como la que se criba en sus versos
inspirados por tal vía crucis que él convierte no en arena política y ni
siquiera en drama o épica histórica sino en himno moral y en efusión religiosa
desde que se confronta con infinitos como la abolición de la muerte por obra
del amor universal.
Y es palabra profética en actitud redentora
porque propone nuevas y vastas verdades fundamentales hacia las cuales
despertar, y en ellas creer y confiar.
Con las
cuales luchar y enternecerse y hasta dejarse morir.
Suponen
arrojo, fervor y adoración. Porque están cotejadas con la vida cotidiana y con
la otra, eterna, anhelante o alucinada.
La
poesía de César Vallejo ya no es voz de un poeta. Rebasa el campo de la poesía
y de la propia persona que lo produjo.
La suya
es voz de la humanidad, de la civilización conturbada, de la historia del
universo, como especie y como luminosidad y misterio.
Y es
que son poemas que se escribieron a costa de la vida, arriesgando la
existencia, y muriendo en la batalla como él murió el 15 de abril del año 1938
y cundo la guerra estaba en todo su furor.
4. La
muerte
desaparecerá
Son
palabras confrontadas con la pasión, con el martirio, con la vida como
inmolación.
Son
nuevos santos evangelios.
El
evangelio Vallejo se expone de manera más orgánica en el libro de poemas España, aparta de mí este cáliz, pero más
concretamente está disertado en el sermón del llano que es el poema “Masa”.
Es el
evangelio de lo que es seres humanos signados por un deber ser social,
comunitario y colectivo y en el compromiso de un destino común. Y se sintetiza
en un concepto radical: cuál es el ser todos. Y en llegar aspirar a ser una
totalidad. Y se resume y grafica en el principio de que ni uno solo se salva,
si es que no nos salvamos todos.
Nos
persuade que hasta el criminal no es culpable de nada. Y que si es tal es
porque todos lo hemos hecho así.
Que no
debe haber un solo Judas condenado, porque si lo hay es importante su
sacrificio para nuestra salvación, y su rol ha de ser reivindicado
Que la
muerte desaparecerá cuando todos los hombres de la tierra al unísono la hagamos
escuchar nuestro grito solidario. O nuestro silencio combatiente.
5. La
causa
Que él
defiende
Y
entonces la que ahora es parca y esperpento despertará de su inconsciencia, y
ha de levantarse de su postración y abrazarnos ella emocionada, sí emocionada,
por haberla redimido con nuestra unión inquebrantable e incluso con nuestra
adhesión hacia ella misma. ¿Por qué no?
Que
hasta el cielo tiene que volverse un hombrecito, tiene que venir hacia nosotros
y no nosotros padecer por ir hacia él.
Que
tiene que ser bueno y solidarizarse con el hombre y no que el hombre tiene que
hacerse merecedor del cielo.
Y que
el hermano obrero y el entrañable peón
campesino, redentores y salvadores nuestros, perdonen nuestras deudas.
Por eso
ahora que marchamos en el marco del 16 Encuentro Internacional Capulí, Vallejo
y su Tierra, que se realizará del 19 al 24 de mayo con el aliento de sus versos
para encontrarlo vivo en su tierra natal Santiago de Cuco, recorriendo antes
desde Lima, Trujillo y Huamachuco, unimos nuestros pálpitos a la causa que él
defiende en bien del hombre.
7.
Jurar
Nuestra
adhesión
Y esto
en su suelo y en su cielo, en Santiago de Chuco, en donde trepida la
explicación y razón de su canto.
Testimonio
que hemos de darlo participando en la Telúrica de Mayo del movimiento cultural
Capulí, Vallejo y su Tierra, cuando nos reunamos en su casa, el día viernes 22
de mayo.
Como en
la plaza de su pueblo para cantar, bailar y jurar nuestra adhesión; así como en
el centro educativo en donde él estudiara.
Y hasta
en el cementerio en donde descansan los restos de sus padres, de su hermano
Miguel y de Otilia, que le inspirara El poeta a su amada.
Como
los de su cuñado Lucas, del músico Méndez o del ciego campanero Santiago
Cribilleros.
Por
todo ello permítanme invocar que digamos un rotundo, solidario y convicto y
confeso ¡presente!
–
¡César Vallejo!
–
¡Presente!
El texto anterior puede ser
reproducido, publicado y difundido
citando autor y fuente
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