CÉSAR
VALLEJO
(Conoció la miseria del hambre
y el hambre de la miseria)
(Mario Blacutt Mendoza)
Nos deleitemos con dos versos, hermosos en verdad:
…Contra
ellas seríamos contigo, los dos
más
dos que nunca
Más dos que nunca: ¡Qué frase honda, profunda,
hermosa, para expresar la unión de un hombre y una mujer!
Más dos que nunca, es una de las frases
lírico-épicas más hermosas que he leído en mi vida. ¿Y los siguientes?
¿Dónde
os habéis dejado vosotros
que
no hacéis falta jamás?
¿El contenido de los dos versos? Denuncia poética, de la
más pura
¿La forma de los dos versos? Magnificencia única
… antes de terminar este pequeño ensayo, quisiera citar el
poema que se convirtió en una especie de tarjeta de presentación. Lo transcribo.
Después traigo el poema que quise dedicar a su memoria como contraparte de la
visión que Vallejo nos deja en Los
Heraldos Negros. He tratado de usar la misma cadencia que la vallejiana
(Vallejo)
Hay
golpes en la vida, tan fuertes ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
La resaca de todo lo sufrido
Se empozara en el alma ¡Yo no sé!.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
La resaca de todo lo sufrido
Se empozara en el alma ¡Yo no sé!.
Son
pocos; pero son; abren zanjas oscuras
En el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
O los heraldos negros que nos manda la Muerte.
En el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
O los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son
las caídas hondas de los Cristos del alma,
De alguna fe adorable que el Destino blasfema.
De alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos
golpes sangrientos son las crepitaciones
De algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
De algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y
el hombre Pobre ¡pobre! Vuelve los ojos, como
Cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
Cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
Vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
Se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay
golpes en la vida, tan fuertes; ¡Yo no sé!.
Intersección
(Blacutt)
Hay
momentos tan nítidos en la vida
Yo
lo sé
Como
si la mano del destino
se
posara en nuestra frente
Pedazos
de azul que en el alma rocío se vuelven
Instantes
vitales rescatados para siempre
Son
pequeños soplos
corpúsculos
de espuma
densidad
de un suspiro
Tris
de un relámpago que pulsa una fibra que vibra
Brevísimo
fulgor
Pero
nunca fugaces: ¡Plenos!
Pilares
donde la vida descansa
y
ya no somos un átomo perdido
Como
si los Heraldos Negros
se
volvieran con las bolsas vacías
y
quedara lívida de rabia y de estupor
la
misma muerte…
Hay
momentos tan nítidos en la vida…
Pequeña biografía.
Nació el 16
de marzo de 1892 y murió el 15 de abril de 1938. Peruano
de nacimiento, fue militante y poeta de vocación. La ciudad andina de Santiago
de Chuco del norte del Perú es su cuna grande y diez hermanos estuvieron en la
casa familiar antes que él. Los padres eran muy católicos y quisieron para el
menor de los hijos la bendición de la sotana; en respuesta, César escribió su
primer libro 'Los Heraldos Negros'. Ya por el año 1922, escribió 'Trilce',
título que los críticos afirman que deriva de dos opuestas: triste y dulce. Enseñó
en Lima hasta que lo destituyeron en 1923. Luego se fue a París. Entre 1923 y
1924.
Vallejo vivió la miseria del hambre y supo del hambre de la
miseria.
Escribí un ensayo crítico sobre las obras de Brecht y
Vallejo. Ambos tenían algo en común: eran militantes ideológicos. En ese sentido, tuve que separar al militante del poeta, de
manera tal que ninguno se superpusiera sobre el otro; por ello, el análisis fue
desafiante.
Pero
queda algo:
Vallejo:
Poeta
para la historia
Hombre-Poeta
para nosotros
Fuente:
Poeta Luz Samanez Paz, presidenta de ASOLAPO INTERNACIONAL