UNIÓN ES FUERZA
Por: Dr. Ángel Edgardo Chirinos Lavander
Hay
un principio universal muy antiguo, que desde que se es un niño se
aprende, cual es: “La unión hace la fuerza”; principio que es aplicado
en todas las actividades y acciones que llevan al triunfo y al bienestar
de la gente. Como también aquel contrario, que aquellos que adquieren o
tienen poder, lo ponen en vigencia de acuerdo a sus intereses o también
a la vanidad y soberbia, que es: “Divide y vencerás”; que en buen
romance significa, ‘desune y triunfarás’, porque no tendrás resistencia
para que se te opongan.
Esto lo emplean a raja tabla los
politiqueros, principalmente los últimos corruptos que nos gobernaron
recientemente, con los llamados D.L. y D.S., que el Congreso de la
República por incapacidad o con malicia, les concede su aplicación;
obviando muchas veces, lo inserto en nuestra Constitución Política del
Estado.
Traigo a colación estos dos principios que he insertado
ut supra, porque con gran congoja constato en la praxis diaria, cómo
aquellos principios que son inculcados en las escuelas de formación
castrense y otras, cuando éstos pasan a la situación militar de retiro,
son dejados de lado, quizás por esnobismo, por ambiciones de figuración,
élite, discriminación, etc,; porque surgen como hongos silvestres en la
humedad de la vida, organizaciones que rompen aquel prístino primer
principio enunciados; alimentando así al segundo, que es fatal para
lograr objetivos anhelados y vislumbrados por todos.
Veo y
constato -repito- con gran pesar, cómo aquellos que vistieron el
uniforme de la patria y que fueron formados, capacitados y preparados
para defenderla hasta con la vida en todo sentido, al terminar ese lapso
de la situación militar de actividad, se desunen, se desmiembran y se
separan como si se discriminaran, constituyendo organizaciones o
asociaciones de acuerdo a las jerarquías y grados que ostentaron en una
feliz oportunidad.
Todo esto origina desunión por jerarquización
en un nuevo devenir de la vida que comúnmente le llaman: “estar en el
llano”; cuya misma denominación indica, estar en igualdad jerárquica y
democrática, que el resto que se encuentra fuera de la institución que
le cobijó y para la que sirvió, habiendo ya dejado de vestir el glorioso
uniforme de la patria y ahora, viste tan igual que el resto: el traje
de la civilidad de ciudadano como cualquier otro.
Esto en
verdad, es deprimente y hasta da asco; ver que esa unión que se tuvo
cuando se vestía dicho uniforme y se tenía un sentido amplio de
camaradería y solidaridad como de autoridad y disciplina que se traducía
en Fuerza Armada (FF.AA.), ahora veamos que es una ‘fuerza desarmada’,
por quienes no sé si por intereses creados o ignorancia supina,
constituyen -reitero- instituciones u organizaciones que les desunen
arrogándose representatividad de intereses comunes, cuando son sólo
instituciones sociales y a veces recreativas.
De ahí que no
exista consenso en los pronunciamientos en bien y provecho de todos los
uniformados (‘familia militar’) que conformaron en un tiempo, esa fuerza
que no sólo las armas les daba, sino la fuerza moral que debería estar
en todos y cada uno de los hombres castrenses de hoy y del ayer.
¡Qué hermoso sería! Si esa fuerza persistiera per se, en aquellos que
fueron en un tiempo formados para comandar, para liderar hombres para el
combate bélico, también lo hicieran ahora para luchar contra la
adversidad con que a diario como ciudadanos de un pueblo, vivimos en la
corrupción y oprobio.
¿No piensan que amalgamados en una sola
institución u organización tipo “colegio profesional” (verbigracia:
médico, odontológico, de abogados, ingenieros…), la gran fuerza se haría
tangible en todo sentido y por Ley, sería evidente? U otra denominación
que se le podría dar, siempre y cuando sea dirigido por gente proba no
con ambiciones personales ni corruptas; elegidos por votación general y
sin politiquerías, de acuerdo a los méritos y virtudes desde la vida de
cadete y de alumno, como la limpia hoja de servicio.
Eso sería
maravilloso, aunque parezca un sueño que al despertar se desvanezca;
pero vale intentarlo, porque todo esfuerzo en bien de los demás, tiene
su recompensa y esa recompensa sería, el bienestar de la familia militar
por todos los sacrificios que hizo: sin horario de trabajo,
disponibilidad absoluta al servicio, sin estabilidad domiciliaria así
como entrega constante de la vida por salvar la vida de los demás,
velando así por la integridad e intangibilidad de la patria.
Cuando ingresé a la universidad, aprendí que la capacidad innata del
hombre se manifiesta en sus acciones e ideas; y que éstas, se dan en los
que menos se piensa, sin importar su condición social, económica,
etnia, procedencia ni domiciliaria, etc.; sino de acuerdo a los
planteamientos que esgrimía y lo que ejecutaba; ese aprendizaje práctico
que obtuve sin lecciones estrictamente teóricas, me hizo valorar a
quienes en verdad valen y desechar situaciones elitistas y jerárquicas
que tuve en mi etapa escolar y castrense, de gente que muchas veces sin
merecimientos, la obtuvieron.
Soy un viejo que ha vivido la vida
con intensidad y de ella, he sacado algo hermoso: experiencia; la que
me hace volcar en cada una de las frases y acciones que empleo, lo que
de ella he sacado; por eso repito, ‘sólo la unión nos dará fuerzas para
triunfar’ en esta situación en que nuestros derechos nos han sido
conculcados por un ‘caín’ que ahora debe estar en prisión por traidor,
corrupto, vendepatria, ambicioso y necio, coimero como un triste y
claramente genocida.
Todo esto que es la pura realidad en que
vivimos, ha motivado que estas líneas que estoy escribiendo, las haya
titulado UNIÓN ES FUERZA; y que sirva de pauta, meditación y se ventilen
lo que planteo, en la marcha sin precedentes que se llevará a cabo en
este día exigiendo el cumplimiento de lo dictaminado por el Congreso de
la República, como el máximo organismo del estado, que representa la
autoridad suprema de la nación. ¡Vale!
<<<>>>