TIEMPO NUEVO
Internacional
por Addhemar Sierralta
Año 9 No. 306
Miami, 4 de mayo de 2017
Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).
VENEZUELA REQUIERE LIBERTAD
Con
la fuerza de su pueblo, y el apoyo de las naciones realmente
democráticas, Venezuela requiere ser libre nuevamente. Necesita nuevas
elecciones de inmediato que permitan la recuperación del desastre en
que viven y se trabaje por la unión.
El
pueblo en la calle protestando por el actual gobierno descerebrado y
asesino debe seguir presionando para lograr que se vayan esos ineptos y
criminales que han llevado a su país a la peor crisis de su historia.
Que sus mártires asesinados, por Maduro y sus secuaces, no sean por
gusto. Es tiempo que esa gente se vaya.
Por
otro lado es momento que se escuche la voz de las naciones de América y
el mundo apoyando al pueblo venezolano. Se requiere de condenas
concretas, acciones que presionen la salida de esos tiranos que
gobiernan y pronta ayuda humanitaria.
La
locura de insistir con el “socialismo del siglo XXI”, de santificar a
Chávez y arremeter contra el pueblo sin armas creemos que está pronto
por terninar. El fracaso del gobierno debe de arrastrar también al
gobierno cubano que digita las acciones represivas y torpes desde La
Habana. Tanto Maduro como Castro –asesinos fracasados- deben dejar la
posta a una real democracia en sus publos para salir de la miseria y
buscar un futuro mejor.
CRISIS EN PUERTO RICO
La
incapacidad para conducir adecuadamente, desde hace un buen tiempo, a
Puerto Rico acaba de llevarlos a la quiebra con más de 110,000 millones
de dólares de deuda como se evidencia en el pedido del gobernador a las
autridades federales para que busquen arreglar la situación.
Es
realmente ilógico que Puerto Rico, con tremendas posibilidades
turísticas, entre otras, pueda haber llegado a esta situación. La ayuda
social indiscriminada, el endeudamiento sin visión, el mal manejo de las
presiones sociales y políticas internas –si se independizan o si se
incorporan como un Estado de U.S.A.- han contribuído a la debacle total.
Los
acreedores, la población mortificada, y los infaltables delincuentes y
activistas que buscan crear problemas, han generado un estado de tensión
que debe regularizarse de inmediato.
Puerto Rico tiene posibilidades pero debe ser conducido por gente inteligente y con visión de futuro.
LA UNIÓN CIVIL COMO FICCIÓN JURÍDICA.
Por Francisco Tudela (Perú).
El
debate sobre la unión civil homosexual ha desatado una polémica emotiva
y pasional que ha pasado por alto tres aspectos jurídicos importantes,
como son el límite de las ficciones jurídicas, el sentido del derecho de
las minorías y la razón de ser de la generalidad de la ley en un estado
constitucional democrático.
En
primer lugar, ¿La ley debe legislarse a partir de la realidad sensible
externa y desde las instituciones sociales consagradas por el uso
durante centenares de generaciones, que constituyen el fundamento de una
civilización, o sólo a partir de las percepciones subjetivas e
ideológicas propuestas por grupos particulares?
La
unión civil se promociona como una ficción jurídica análoga al
matrimonio civil, pasando por alto que desde la época de los romanos,
nunca se legisló sobre el matrimonio homosexual o sobre las percepciones
subjetivas y psíquicas de la sexualidad, porque no estaban ancladas en
la reproducción sexual y sus consecuencias morales y materiales, esto
es, los hijos, la familia, la comunidad y los derechos y deberes que de
estas se derivan.
Esta
visión filosóficamente realista, recogida por la legislación de
Occidente durante dos milenios, se funda en la convicción de la
existencia de una realidad externa sensible, de un orden natural y moral
permanente, más allá de la ley positiva.
Ya
en el siglo XVIII, el liberalismo redujo el sentido moral de la
libertad a lo puramente individual y empírico. En el siglo XIX, el
marxismo desencadenó el ataque contra lo que Marx y Engels denominaron
“la moral burguesa”, que no era otra que la familia misma, culpada de
originar el capitalismo. En el siglo XX, el comunismo, el nazismo y dos
guerras mundiales de una crueldad y mortandad sin precedentes, así como
la guerra fría, terminaron de hundir a Occidente en el nihilismo y el
relativismo, abriendo las puertas a una indiferencia o a un odio
irracional contra toda la civilización preexistente.
El
positivismo jurídico fue el aliado amoral de todas estas fuerzas al
afirmar que bastaba que una ley sea conforme al derecho positivo
existente (de positum, puesta por el poder político) para que sea
legítima. No es extraño, entonces, que los partidarios de la acción
afirmativa legislativa sean fervientes defensores del positivismo. Según
ellos, la ley fabrica la realidad y todo es cuestión de obligar a la
gente a obedecer la ley. Se trata de idéntico razonamiento al de los
totalitarismos del siglo XX, que fracasaron por violentar la naturaleza
humana.
En
segundo lugar, se presenta la unión civil homosexual como un derecho de
las minorías. El derecho de la minoría nació del derecho constitucional
que permite a los parlamentarios de la oposición minoritaria expresarse
y actuar sin ser reprimidos por la mayoría. Es un derecho protector, no
afirmativo ni constructivista. No significa de ninguna manera que las
mayorías tengan que legislar como las minorías quieren, simplemente
porque estas tendrían derechos derivados de algún poder de excepción
mágico, que les conferiría el sólo hecho de ser minorías.
Las
minorías no tienen tal derecho de excepción. El respeto a las minorías
significa únicamente que ellas deben gozar de las garantías de la ley
general como todo el mundo y que el poder político no puede hacer valer
excepciones contra ellas, ni privilegiarlas con regímenes
discriminatorios contra la mayoría ciudadana.
Esta
cuestión de la verdadera naturaleza del derecho de las minorías nos
lleva a la tercera cuestión jurídica: aquella de la generalidad de la
ley en un estado constitucional democrático. Establecido el derecho de
la igualdad ante la ley en el mundo moderno, sería absurdo que existan
regímenes especiales para minorías que no están desprotegidas o no
tengan derechos históricos consuetudinarios. En el caso de la unión
civil homosexual, la acción afirmativa de una minoría busca crear un
régimen patrimonial, tributario y sucesorio, nuevo y diferente al de los
demás ciudadanos; un régimen de excepción para esa orientación sexual.
No
es difícil imaginar la unión civil entre amigos o parientes
heterosexuales, acogiéndose a los mismos y estupendos privilegios
prometidos por el proyecto de ley, sin la necesidad de ser homosexuales.
¿Cuál sería entonces la ratio legis, la razón fundamental que debería permitir exclusivamente la unión civil homosexual? Sus proponentes nos dicen que es el amor.
El
amor no puede ser objeto de la ley. Tampoco la amistad puede ser
legislada. Dados los grados y tipos infinitos de amor y amistad, los
sentimientos particulares de una minoría o de un individuo no son un
fundamento suficiente de carácter externo, general y real, que la razón
legal demanda. El sólo querer no es una razón legal suficiente. La unión
civil homosexual, fruto de una percepción psíquica de la sexualidad,
aparece como una ficción jurídica desprovista de ratio legis fundada en la realidad sensible externa.
BIFOCALIDAD Y JUSTICIA.
Por Enrique Guillermo Avogadro (Argentina).
"Un hombre común se maravilla ante las cosas poco corrientes; un hombre sabio se maravilla ante las cosas corrientes". Confucio
Si
el pensador chino, que murió quinientos años antes de la era cristiana,
hubiera llegado a conocer la Argentina, habría estado permanentemente
maravillado porque aquí compartimos, desde siempre, una realidad
virtual, en la cual nada de lo que vemos o hacemos es cierto, mientras
ignoramos las normas elementales que permiten a los hombres vivir en
comunidad. No me refiero a las leyes, de por sí bastante extrañas y
contradictorias, sino al modo en que las aplicamos, según nuestro
personal punto de vista, en general reñido con el de la sociedad en su
conjunto; y, en la duda, optamos siempre por el que más conviene a
nuestro relato, individual o colectivo.
Para
ejemplificar a qué me refiero, basta con pensar que las normas
establecen que quienes son procesados por delitos pueden permanecer en
libertad mientas se sustancia el juicio y se llega a una sentencia
firme, pero se niega dicho privilegio a aquéllos que, estando libres,
pueden poner en riesgo la investigación, adulterar las pruebas o,
simplemente, fugarse. Y los mismos criterios se aplican a los mayores de
setenta años, aún con condena firme, respecto a la prisión
domiciliaria; esto último se justifica especialmente porque ninguna
sociedad civilizada combate a los supuestos caníbales comiéndoselos.
En
estos días, los argentinos observamos con enorme perplejidad que dos
jueces federales, los Dres. Ercolini y Bonadío, con el consentimiento de
los respectivos fiscales que actúan ante sus juzgados, han concedido a
Cristina E. Fernández y a su hija, Florencia Kirchner, autorización para
realizar un paseo pseudo cultural por la vieja Europa, con el obvio
propósito de exponer su inventada persecución política ante audiencias
amenas y receptivas, como son los famosos izquierdistas "revolucionarios
de escritorio"; si bien el segundo la otorgó bajo una caución real, el
monto fijado resulta una nimiedad al comparárselo con las incalculables
fortunas que la familia ha robado de las arcas públicas.
Creo
que el asombro llega a Brasil, donde el proceso de limpieza contra la
corrupción ha alcanzado cotas impensables en América Latina hasta hace
muy poco, ya que muchísimos dirigentes políticos, gobernadores,
senadores, diputados, empresarios, etc., se encuentran en la cárcel y a
nadie se le ocurriría siquiera pedir algo así.
La
viuda patagónica, recordemos, se encuentra procesada, entre otras
cosas, por organizar y encabezar una asociación ilícita (un delito no
excarcelable), fundada con el propósito de cometer una enorme
multiplicidad de estropicios, de los cuales hemos sido víctimas todos y
cada uno de los habitantes de este país, expoliado hasta la extenuación
durante las sucesivas gestiones que compartió desde hace veinticinco
años con su marido muerto; si como muestra basta un botón, allí tenemos a
la Provincia de Santa Cruz, aunque ésta tenga una superficie comparable
a la de varios países sumados y tenga bajo su suelo una riqueza saudí.
El
choque entre este suceso y la realidad de las prisiones superpobladas
de individuos detenidos sin sentencia firme por la comisión de delitos
menores, como hurtos o arrebatos, ha producido una generalizada
indignación, reflejada en las redes sociales y en las plataformas de
peticiones públicas; y es razonable que así sea, toda vez que Cristina
Kirchner y su entorno han demostrado hasta el hartazgo que están
dispuestos a alterar las pruebas -como hicieron con los libros de las
sociedades hoteleras involucradas- y entorpecer así cualquier
investigación.
Esos
hechos, ya probados, bastarían con enviar a la cárcel a cualquier
pequeño comerciante, pero nuestros particulares jueces, que cuentan con
narices más caras que las de los mejores perfumistas, son inmensamente
tolerantes y permisivos ante quienes han ejercido, durante tantos años y
con enorme fiereza, un poder omnímodo; no vaya a ser que, en una súbita
recaída social, vuelvan al poder y quieran cobrarse las penas ahora
aplicadas.
En
otro orden de cosas, lo mismo parece suceder con aquellas personas que,
como Hebe de Bonafini, son aún capaces de generar conflictos en la
calle; aún tenemos fresco el recuerdo de cuando se negó a comparecer en
Comodoro Py y el Juez aceptó interrogarla en la cocina de la Fundación
Madres de Plaza de Mayo. El Dr. Eduardo San Emeterio y quien esto
escribe la denunciamos -y, con ella, a la locutora del acto y a los
organismos de pseudo derechos humanos firmantes del documento allí
leído- por sus dichos en la Plaza de Mayo el 24 de marzo pasado; a más
de un mes de haberlas radicado, no hemos sido llamados todavía a
ratificar las denuncias, primer paso de la causa penal.
En
el otro extremo de ese espectro se encuentran los casi dos mil presos
militares, ancianos (el promedio de edad es 76 años), la mayoría sin
condena firme y cumpliendo prisiones preventivas que exceden en lustros
el máximo legal permitido (dos años, más uno debidamente justificado),
que se siguen muriendo en las mazmorras estatales por falta de atención
médica adecuada. Acusados por testigos que, cuarenta años después, dicen
haber construido colectivamente la memoria y reconocerlos por la voz o
por el olor, privados de todo derecho a un juicio justo y víctimas de
procesos judiciales amañados, cuatrocientos ya fallecieron (cincuenta lo
han hecho desde el 15 de diciembre de 2015) y, naturalmente, el ritmo
se incrementará con el mero transcurso del tiempo.
Cuando,
muy esporádicamente por cierto, algún tribunal federal les concede el
beneficio de la prisión domiciliaria -ayer fue el caso de un preso de 87
años, gravemente enfermo- la mayor parte de las veces no se hace
efectivo porque otro tribunal la niega, y la saga continúa. Es que,
rápidamente, se alzan los infames pasquines y las radios y canales de
televisión que multiplican la vocinglera gritería de esos mismos
organismos de pseudo derechos humanos que rechazan la democracia como
sistema de vida y piden, a voz en cuello, el derrocamiento del Gobierno.
Nadie
se pregunta, tratándose de los "genocidas", por qué se los mantiene en
la cárcel, cuando no pueden alterar las pruebas del proceso ni corren
riesgo de fuga. Es que a éstos, la sociedad los ha elegido como únicos
receptores de la culpa general de haber llamado a las puertas de los
cuarteles para parar el desmadre en que se había convertido el régimen
peronista en 1974 y 1975, que amenazaba con despedazar el país.
Ya
nadie recuerda -ni quiere hacerlo- cuántos civiles, en especial
radicales, actuaron como funcionarios, ministros e intendentes del
proceso militar, ni cuántos empresarios, obreros, comerciantes y
estudiantes aplaudieron a rabiar a los generales golpistas. Es más
cómodo transferir esa responsabilidad a unos pocos y lavar así los
pecados colectivos, por más que, cuando la tragedia se produjo, esos
pocos fueran extremadamente jóvenes y estuvieran en los grados más bajos
del escalafón jerárquico; hasta el lamentable Gral. Milani entra en
esta categoría, aunque deba permanecer en la cárcel hasta que sea
condenado por ladrón.
Hace
un año y medio, Mauricio Macri prometió terminar con lo que él mismo
llamó el "curro" de los derechos humanos. Los argentinos, tan golpeados
por la gigantesca crisis económica que nos dejó el kirchnerismo,
necesitamos saber quién se llevó los más de US$ 2.500 millones en
extrañísimas indemnizaciones, cuyos destinatarios el Gobierno aún se
niega a revelar.
Argentina
se está reinsertando en el mundo, y una prueba de ello será su próxima
integración a las grandes mesas de discusión del comercio mundial, en
especial en el área del Pacífico, así como la importancia que nuestro
país está recuperando en la región, reconocida a través de los viajes
presidenciales a China y la visita de grandes personalidades mundiales,
como Angela Merkel. Evidentemente, mucho ha cambiado ya y, después de
octubre, ese cambio se acelerará, cuando la esperable victoria electoral
del Gobierno derrumbe la falsa prudencia de los inversores, sobre todo
de nosotros mismos.
Pero
debemos recordar que, para que esas esperanzas se transformen en
realidades concretas, debemos tener una Justicia independiente, seria,
confiable y rápida; con ella, todo será posible pero, sin ella, nada lo
será.
Bs.As., 29 Abr 17
DECÁLOGO DEL BUEN POLÍTICO.
Por Jorge Castañeda (Argentina).
1º)
El buen político debe ser humilde. Ya se sabe, la soberbia es mala
consejera. El gran escritor Leopoldo Marechal en “Didáctica sobre la
Patria” escribió que los políticos “deben olvidar los relumbrones de
toda investidura”. Porque –agrega- “conoció a personajes que se creían
águilas, temidos y solemnes en su pluma oficial, y que al ser desnudados
exhibieron risibles alones de gallinas”.
2º)
El buen político nunca debe tentarse con los dineros fáciles del erario
público porque –otra vez Marechal- “los cargos o funciones con mucha
jerarquía con el oro fiscal siempre indefenso”. Y advierte: “No pongas
mano en los dineros que a tu virtud laudable se confíen. El robo,
soslayada forma de la violencia, es el tercer pecado de nuestros
compatriotas”.
3º)
El buen político debe saber que ejerce un poder delegado y pasajero.
“Si acaso gobernaras a tu Pueblo, no has de olvidar que todo poder viene
de Arriba, y que lo ejerces por delegación, como instrumento simple de
la bondad primera. El gobernante que lo ignora o lo olvida se parece a
un ladrón en sacrilegio que se va con el oro de una iglesia”.
4º)
El buen político debe descender a sus inferiores con Amor como lo hace
el Padre Celeste con sus criaturas. “El gobernante que no asuma el gesto
de la paternidad es ya un tirano de sus inferiores, aunque regale sus
fotografías y firme muy dulces autógrafos”.
5º)
El buen político no debe olvidar nunca que debe conducir con Amor,
usando al decir de Marechal las dos manos como “el Padre de arriba
gobierna con las dos: con la mano de hiel de su rigor y la mano de
azúcar de su misericordia. Si asumes el poder, usa la dos, ya la dura o
la blanda, según tu inteligencia. El que gobierna con una mano sola
tiene la imperfección de un padre manco”. Conducir como decía Juan
Perón, “no es mandar, sino persuadir”.
6º)
El buen político debe evitar la exposición excesiva ante su pueblo. “Ni
te muestres al pueblo demasiado, ni en el poder te agites como un
hombre de circo. Imita, si gobiernas, a ese Motor Primero que hace girar
al cosmos y es invisible y a la vez inmóvil”.
7º)
El buen político debe ser mesurado en sus palabras y medido en sus
declaraciones. Eso se llama prudencia. El político locuaz es siempre
sospechoso. El que mucho bate la lengua, poco piensa.
8º)
El buen político jamás se debe expresar con términos violentos, ni
denigrar al adversario ocasional, para sacar rédito propio. “El que
siembra tormentas recoge tempestades”.
9º)
El buen político debe trabajar denodadamente en la función que se le ha
encomendado. El ocio en la política aparte de ser un robo a los dineros
públicos, es un pecado capital.
1º)
El buen político debe saber que los cargos públicos no son para
perpetuarse en el poder indefinidamente. Que como todos los seres
humanos es pasajero en esta vida. Que las pitanzas oficiales pasan como
la hierba. Ya lo dijo Marechal: “Yo conozco a viajeros que se cargan con
maletas ociosas que por cuidar y mover sus pesados baúles ni observan
el paisaje ni leen la escritura de este mundo sabroso”.
APUNTES DE LA MÚSICA PERUANA Y SU FUTURO.
Por Addhemar H.M. Sierralta Núñez.
La
conservación de la música del pueblo debe mucho a José María
Valleriestra, músico limeño nacido el 9 de noviembre de 1859, y que
fuera compositor y maestro con estudios en Londres. Falleció en 1925.
Mención especial merece Daniel Alomías Robles, a quien se debe desde
1910, el primer intento sistemático de coleccionar motivos indígenas.
Descubrió en 1893 el pentafonismo de la música incaica. Editó en New
York el “Cóndor Pasa” para piano. Es quizá el más destacado músico
andino y el Perú le debe por la seria recopilación folklórica, más de
1200 melodías, y sus investigaciones han sentado las bases para la
actualidad.
Otro
compositor destacado fue el padre Chávez Aguilar, maestro de Capilla de
la Catedral de Lima (1899-1950). Por su parte Teodoro Varcárcel destaca
por su fecunda obra entre la vale la pena mencionar “Estampas de Suray
Surita”. Finalmente debemos mencionar por su labor durante el siglo XX a
Luis Dunker Lavalle, Francisco Gonzáles Gamarra, Andrés Sás, Raúl de
Vernenil, Vicente Stea, Rodolfo Holzmann, Manuel Aguirre, Jorge Vélez,
Alfonso Da Silva, Carlos Sánchez Málaga, López Mindreau, Ulises Lanau,
Rosa Mercedes Ayarza de Morales, Manuel Béjar Pacheco, Policarpo
Caballero, Alberto Mejía, Luis Pacheco de Céspedes, Octavio Polar,
Eduardo Walter Stubbs, Carlos Valderrama, Rosa Alarco, y muchos otros
que la memoria olvida.
Durante
la última mitad del siglo pasado hay que relevar la labor de la
Academia Nacional de Música Alcedo, primer centro de educación musical
del Perú, que llevó ese nombre hasta 1941 y hoy se le denomina
Conservatorio Nacional de Música. Muchos han sido los jóvenes egresados
que prometen, Dios quiera, que puedan plasmar un afianzamiento de la
formación musical en nuestro país.
En
cuanto a los compositores de música popular destacan Mariano Melgar,
Felipe Pinglo, Luis Abanto Morales, Manuel Raygada, Augusto polo Campos,
Chabuca Granda, Alicia Maguiña, Mario Cavagnaro, Gian Marco, Daniel
Alomía Robles, Raúl Romero, Pedro Suárez Vértiz, Serafina Quinteras,
Susana Baca y muchos otros que escapan a la memoria.
LA MÚSICA CLÁSICA Y LA POPULAR
En
el siglo XX se puede señalar que la música peruana tuvo una buena
evolución durante su primera mitad. Compositores e investigadores
afianzaron con sus obras la identidad de nuestra música autóctona,
mestiza o criolla. Y hasta se obtuvieron logradas composiciones de
música elaborada con conocimiento y buena técnica. Pero a partir de las
últimas décadas no se le ha visto un afianzamiento.
A
mediados del siglo pasado y hasta los años 70 la música popular destacó
con la llamada música criolla y poco a poco a poco fue dando paso en
las últimas décadas a una mayor difusión de los ritmos afro-peruanos y
andinos. Ya en pleno siglo XXI se plasma la música denominada de fusión y
pareciera como que estamos en una nueva búsqueda de identidad musical,
fenómeno paralelo al del nuevo mestizo peruano que quiere encontrar un
perfil adecuado a los nuevos tiempos.
INFLUENCIAS DE LA GLOBALIZACIÓN
Ya
se vislumbraba en el siglo pasado influencias del fox-trot, del
charleston, del tango, de la rumba, de los boleros, de la guaracha, del
rock and roll, de la salsa, la cumbia y de otros ritmos. La
globalización cultural, y por ende la musical, es cada día una realidad.
Nuestro país se nutre de contribuciones venidas de otras tierras. Por
estos días el contagiante ritmo del “reggeaton” y su derivado el perreo
inunda los bailes juveniles.
Por
otro lado se observa que la música folklórica también está cambiando.
Se hace más bailable y se modifican los instrumentos. Se incorporan los
teclados, por ejemplo, y el vestuario tradicional empieza a hacerse más
moderno, en especial el de las mujeres. Basta ver las minipolleras de la
zona de Puno y los trajes atrevidos de las nuevas chicas cantantes de
huaynos.
EL CAMINO FUTURO
Talento tenemos entre
los músicos peruanos. Hace falta escuela. Es decir la tecnificación y
proyectar la enseñanza musical en forma estructurada. También es
necesario el apoyo del Estado en el fomento de dichos centros de
enseñanza. Se debe incluir programas de música nativa o folklórica,
música criolla, música internacional, música moderna y música clásica.
La búsqueda de intérpretes, tanto de instrumentos como cantantes, y de
maestros compositores y de la educación musical se hace necesario.
En
cuanto a la actividad privada se debe fomentar la aparición de
academias e institutos musicales. También debe existir una colaboración
de los medios informativos para difundir adecuadamente este aspecto de
nuestra cultura.
Recordemos
la importancia de la música en la educación temprana de nuestros niños.
El Ministerio de Educación debe promover su uso en las escuelas y
estimular a los maestros para que utilicen la música como elemento
educativo, formativo y terapéutico fundamental.
Nuestras
raíces musicales están dentro del espíritu de nuestro pueblo. Debemos
ayudar a nuestra gente a reconocer el valor de nuestra cultura. Rescatar
el orgullo de la música peruana y tecnificarla para ofrecerla al mundo
como un aporte más para enaltecer el espíritu, sin descuidar su
evolución y fusión para convertirla en notas y ritmos atractivos a la
juventud actual. Nuestra música está viva.
La madre le prohibió casarse con su novio. Y 60 años después le llega esto por correo
hace 2 meses. Leer esto es muy conmovedor y por ello lo compartimos con nuestros lectores.
Hay
ocasiones en que salen a la luz historias increíbles y lo único que
podemos hacer es maravillarnos ante ellas. Esta es la historia de un
amor prohibido, que sin embargo, pese a la ausencia, nunca se terminó,
sino que se guardó silenciosamente en los corazones de los involucrados
hasta que por fin algo insólito sucedió.
Un
hombre encontró una cartera tirada y a partir de ahí sucedieron algunas
cosas que simplemente no vas a creer. Este es el relato de ese hombre:
“Hoy
yo iba de camino a mi casa y algo sucedió, pues me encontré una
billetera algo desgastada y con cosas adentro. Yo rápidamente busqué un
nombre en su interior o algún dato para tratar de entregarla.
Sin
embargo, lo único que había eran 3 dólares y una carta arrugada que
parecía era muy antigua. La empecé a leer para tratar de encontrar una
dirección, aunque en su lugar, me encontré con algo muy conmovedor. Y en
efecto, dicha carta era antigua, pues databa de unos 60 años atrás.
En
dicha carta, una mujer llamada Hannah le decía a un hombre llamado
Michael que ella no iba a poder casarse con él porque su madre se lo
había prohibido.
Para
mi buena suerte, en el remitente de la carta estaba un número
telefónico que pertenecía a Hannah, sin embargo, al llamar me
contestaron y dijeron que Hannah ya no vivía ahí, pues había sido
trasladada a un hogar de ancianos en las proximidades. Yo pedí la
dirección y me puse en marcha hasta ahí, ya que la carta en realidad me
dejo muy intrigado.
Al
llegar al asilo una enfermera me llevo hasta donde estaba Hannah. Yo me
presenté con ella y rápidamente supe que era una buena persona.
De ahí le mostré la carta y ella la reconoció con lágrimas en los ojos, diciéndome esto:
Esta carta fue la última cosa que le pude escribir a Michael, mi primer y último amor.
Hablamos
un rato y después salí de ahí. Llevaba la cartera en la mano, pues no
podía dejársela a Hannah. Aunque cuando iba saliendo del lugar, una
enfermera del sitio me paro rápidamente y me dijo:
– ¡Oye!, reconozco esa cartera, pertenece al Sr. Goldstein, que está aquí mismo en el piso 8.
Justo
después de esas palabras, dije: mi día es simplemente perfecto, ya que
quería conocerlo a él. La enfermera me llevo al piso 8 y ahí estaba
precisamente Michael Goldstein leyendo un libro muy calmadamente. Yo me
le acerqué y le dije: oiga, ¿esta cartera es suya? Él me respondió con
una gran sonrisa: “sí”.
Yo de ahí le dije: Sé dónde exactamente esta Hannah.
El rápidamente me contestó: ¿Hannah? ¿Usted sabe dónde está? ¿Cómo está ella?
Yo
de ahí le explico todo y le digo que si quiere ver a Hannah, tiene que
acompañarme al tercer piso, que era donde estaba ella. Llegamos a ese
piso y el señor rápidamente conoció a Hannah, se le acercó y le dijo:
¡Hannah! Soy yo, Michael, ¿me recuerdas?
Ella volteó la cabeza hacia él y con cara de sorprendida, le grita: ¡Michael, realmente eres tú!
Ella
se levanta de su asiento y rápidamente ambos se abrazan con lágrimas en
los ojos, siendo una escena como de película porque rápidamente el amor
irradió toda la sala. Todo mundo lloraba y veían el lindo y hermoso
momento.
Ese
día salí de ahí, pero tres semanas después, me llamaron del asilo de
ancianos y me preguntaron: “¿Puede venir el domingo aquí? Hannah y
Michael se van a casar, y desean que usted asista”. Yo me quedé
realmente atónito, y claro que dije que sí.”
Sin
duda, cuando un amor es verdadero perdura para siempre, y aunque haya
adversidades que los separen por mucho tiempo, nunca dejan de amarse ni
pierden la esperanza de volverse a reencontrar.
COSAS DE NIÑOS: MANU DESEABA SER TORTUGA (MICRORRELATO).
Por Andrés Fornells (España).
(Copyright Andrés Fornells)
En
un solar dos niños sentados encima de un palé lleno de ladrillos
cubiertos por una capa de plástico transparente, combaten su
aburrimiento fantaseando.
—Tino, ¿sabes qué me gustaría ser? —dice uno al otro, librando sus ojos del flequillo que los cegaba.
—¿Futbolista, Manu? —aventura su compañero que está tratando de hacer un agujero en el plástico con la ayuda de una ramita.
—No. Futbolista no. Han de correr como descosidos, y reciben muchas patadas. Me gustaría ser una tortuga.
—¡Bah! ¿Y eso por qué?
—Por qué no hacen nada. Las tortugas no hacen nada y viven mogollón de años. Incluso más de cien.
—¿Y
eso es bueno? Los conejos, los perros y los caballos lo pasan mejor
pues corren y saltan todo el tiempo, se divierten —defiende Tino.
—Sí, corren y saltan todo el tiempo; pero los conejos viven solo ocho años, los perros 14 y los caballos 25.
Su interlocutor ha entendido su punto de vista.
—Total,
Manu, que tú piensas que los vagos viven mucho más tiempo que los
laboriosos. Ahora entiendo porque tú nunca haces los deberes del cole.
—Sigue mi ejemplo, Tino. Vive sin prisas, sin correr nunca y llegarás a muy viejo.
—Puede que tengas razón, Manu —admite su compañero que ha conseguido finalmente atravesar el plástico con la ramita.
—¡Mi padrino! —exclama de pronto el niño que aseguró desearía ser tortuga, y sale corriendo como una exhalación.
Tino,
que se ha quedado sentado, observa totalmente perplejo como su amiguito
además de la rápida carrera que se ha echado, salta, abraza y besa a su
padrino que al final, emocionado por sus entusiastas muestras de cariño
le da, como otras veces, dinero.
Las
tortugas pueden ser siempre lentas porque ellas no precisan tener
dinero para comprarse chucherías. Ellas comen verduras, flores y hojas,
cosas éstas que no necesitan comprarlas.
Si
le ha gustado este relato mío tal vez le guste también leer mi nuevo
libro e-book, ya a la venta, sobre el que encontrará información
pulsando este enlace:
EL PRIVILEGIO DE AMAR (Narración).
Por Addhemar H.M. Sierralta (U.S.A.).
Una reflexión muy particular sobre el amor que puede ayudarnos a lograr ese privilegio de amar que deseamos todos.
Las
dos torres estilo italiano frente al mar, en aquella solitaria playa de
South Miami Beach, junto al breve frío del invierno eran mi compañía
esa mañana. Hacía horas, casi desde el amanecer, que reflexionaba acerca
del tiempo, la verdad y el amor. Tres conceptos tan unidos y tantas
veces manejados –sin percatarnos- en forma superficial y hasta sin
lógica e inteligencia. Causantes de estrategias exitosas, locuras y
guerras, pero muy especiales en la vida de los seres humanos.
Mi
vida no había sido corta. Acumulé bastantes experiencias sobre la
trilogía materia de mi reflexión. Asimismo, en este largo camino muchas
sorpresas encontré –en gente conocida- entre ellas, traiciones,
relaciones complicadas y hasta curiosas. También relaciones armoniosas y
de larga duración. Pero lo común fue, sin lugar a dudas, la pasión y el
riesgo que asumieron sus protagonistas en la mayoría de ellas.
Entre
las primeras conclusiones pude establecer que en el amor no existe
diferencia de edades o de clases sociales, tampoco se puede medir su
intensidad de acuerdo al tiempo de la relación. Y que por más
sinceridad que se le ponga, la verdad absoluta entre las parejas
enamoradas, se maneja a discreción. Es decir, que mientras ambos se van
conociendo se van soltando poco a poco las verdades, y la transparencia
total es casi una utopía. De la forma en que se va administrando tal
verdad, muchas veces, se gana en seguridad y respeto. Siempre se guardan
secretos. Esto no necesariamente llega a afectar la relación y hasta
en ocasiones la puede salvar.
Lo
que si es real en todo tiempo, y guárdense o no las verdades, es que
quien ama se da cuenta del susodicho sentimiento cuando empieza a
sufrir. Pareciera que los desencuentros se convierten en un elemento
necesario para reconocer el amor y hasta medirlo. Nadie puede negar que
toda reconciliación es hermosa y hasta reafirma la locura de amar.
Y
por qué he dicho “la locura de amar”…simplemente porque cuando uno
decide amar –ojo que es una decisión- puede realizar actos tan
irracionales que linden en la demencia. Algunos hasta se quitan la vida,
como Romeo y Julieta. Pero aquella decisión implica también actos
inimaginables de renunciación y de sensatez basados en el mismo amor,
en el respeto, en la paciencia y en la inteligencia que se manifiesta en
grado superlativo cuando el amor real nos toca.
Hay
quienes hipotecan su vida por conseguir seguridades, ya sean estas
económicas, sociales, familiares, etc. Son quienes consideran que ello
es más importante que amar. Es posible que se sientan bien la mayor
parte del tiempo, pero si de pronto conocen el verdadero amor se
inquietarán porque se les muestra un sentimiento maravilloso. Aquí surge
la pregunta, cuántos nunca conocieron ese sublime sentimiento de
amar…dichosos quienes –con deleites y sufrimientos- lo anidaron en sus
mentes y corazones…ese recuerdo nunca se borrará de su espíritu y aunque
se mantengan en una relación convencional o de autoseguridad solo el
recuerdo de ese amor verdadero les bastará para oxigenarse en los
momentos de melancolia. Un amor de verdad es algo que debe considerarse
como un obsequio de la vida, un privilegio que se da pocas veces.
Alguien
decía, cuando sientas el verdadero amor no lo dejes escapar. Acaso uno
lo descubre temprano en la vida o quizás se la pasa viviendo en espera
de ese ángel de luz que es el amor. El asunto consiste en darse cuenta
de los elementos que nos pueden ayudar a percibir el amor.
Reconocer
los elementos no es sencillo. Estos elementos son, curiosamente, no
siempre los que creemos básicos. Se nos repite que el sexo es lo
básico…premisa falsa, porque, si bien es un elemento muy importante, es
una actividad que se puede realizar sin necesidad absoluta de amar.
Conozco parejas que tienen una magnífica relación sexual pero se la
pasan discutiendo y no llegan a sentirse felices en la convivencia.
Pero
analicemos unos elementos que si son relevantes en el amor. La afinidad
que se da en las manifestaciones del carácter, temperamento, firmeza,
madurez, comprensión, ternura y comunicación. Todo ello nos lleva a
sentirnos bien con nuestra pareja, empezar a admirar y respetar a esa
persona. Ello implica, poco a poco, una afinidad espiritual cuando
empezamos a compartir sentimientos, valores que nos permiten disfrutar
de una paz entre ambos, de una tranquilidad o comodidad que extrañamos
día a día. Es obvio que la atracción física también debe darse y ello
nos llevará con pasión hacia el sexo. Por lo tanto el sexo se convierte
en una consecuencia y claro que debe ser placentero para reforzar la
relación.
Una
relación basada en lo señalado anteriormente nos lleva a estados de
confianza, seguridad emocional, y certeza. Cuando ello se presenta, el
tiempo es un elemento sin importancia debido a que el amor está, existe,
aún más allá de las ausencias. Por otro lado el amor se mantiene por
encima de la enfermedad, los cambios físicos, la edad, porque
simplemente el sentimiento maravilloso de amar está relacionado con el
espíritu. Uno conquista el alma de su pareja y Dios quiera que ese
sentir se proyecte más allá de la vida.
Y
llegó el mediodía. El sol tímidamente dice presente, la arena blanca
parece regalarme una sonrisa y aplacar mi melancolía, los recuerdos me
permiten pensar y sentir que el amor existe…ojalá podamos
encontrarlo…aunque sea una vez en la vida y dure el tiempo que sea…esa
será nuestra única verdad anidada en nuestros corazones. Felizmente yo
he tenido y tengo el privilegio de amar.NUEVA PÁGINA WEB DESDE AHORA Y
COMENTARIOS Y CORRESPONDENCIA
.
Agradeceremos sus comentarios y correspondencia a aldy103@hotmail.com o a aldy103@gmail.com y también les recordamos que ya podrá leer TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL ingresando a la página web: tiemponuevo.news
Fuente:
TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL
TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL
Addhemar Sierralta
Año 9 No. 306 de 4 de mayo de 2017