Danilo Sánchez Lihón
“Meceos frescamente
aguas claras que vais
por las hierbas tiernas”.
Romancero español
1. Era
de la información
Se
ha dicho que una de las mayores glorias de la especie humana está
constituida por la capacidad del hombre para organizar la información
dentro de amplias y complejas configuraciones y su habilidad para
transmitir esa información a otros hombres.
Asimismo,
vivimos la era de la información en la que saber, tener y poder están
íntimamente relacionados entre sí, siendo la información un recurso
importante al que todos pueden acceder y cuya explotación ha de ser
pensada en beneficio de la mayoría.
El
conocimiento y la información son pues recursos valiosos, y
económicamente los más rentables en la época contemporánea; porque el
mundo ha evolucionado en el sentido de que, si antes lo importante era
la fuerza de trabajo y después el capital, ahora esos factores han
cedido la preeminencia a la información, al factor inteligencia, sin el
cual ahora es difícil operar en cualquier campo o rama de la actividad
económica y social.
2. El problema
del conocimiento
Es
en este aspecto que el desarrollo científico y tecnológico viene
presentando avances notables que para graficar su tremendo impacto y
aceleramiento se lo puede cotejar con la industria del automóvil. El
resultado de dicha comparación es que si esta última industria hubiera
avanzado como lo ha hecho la computación, tendríamos que un automóvil
costaría ahora tres dólares en el Perú, y para ir de Lima a New York
utilizaríamos apenas un galón y medio de gasolina en dicho vehículo.
Ahora
bien, quien más sabe y conoce es el que tiene más preguntas e
inquietudes y es quien más demanda información y viceversa, de allí la
simbiosis de estos tres aspectos de la realidad: ciencia, investigación e
información.
En
tal sentido, el problema del conocimiento en relación a la educación es
tema fundamental dado que él tiene una realización difícil y costosa,
puesto que insume el tiempo de los mejores elementos humanos y requiere
inversión que resulta alta para la economía de nuestros países.
3. Asuntos
de la vida
Sin
embargo, se comprueba que este recurso, que con mucho esfuerzo se
genera, no se aplica ni se usa convenientemente en la educación ni para
el progreso social, deviniendo en bienes que se malgastan y no tienen
interacción fecunda con la realidad.
Se
constata, asimismo, que no está garantizado el carácter acumulativo del
conocimiento que haga posible que cada nuevo paso que se emprenda con
la intensión de innovar, sea una superación del estado anterior,
produciéndose entonces la reiteración y la duplicación de esfuerzos,
hechos que en la época actual resultan verdaderamente inadmisibles.
Hay
pues un divorcio, una brecha entre quienes investigan y producen
ciencia y quienes cumplen actividades de transferencia informativa.
Los
primeros deambulan en universos sofisticados y niveles avanzados de
especulación, los segundos advierten que su labor se distancia en cuanto
a valerse de la misma para resolver asuntos de la vida concreta y real.
4. Un equipo
bien integrado
Las
investigaciones en el mejor de los casos concluyen en productos que,
paradójicamente, devienen en improductivos; dado que los nuevos
conocimientos que ellos comportan no logran ser utilizados ni alcanzan a
producir cambios ni transformaciones positivas.
De
parte de quienes laboran en el campo de la información existen también
compartimentos estancos y una actitud de trabajar más en función de la
oferta de servicios que de las demandas de los usuarios.
Existen
pues sistemas escindidos, divorciados y fragmentados: el de la
investigación, por un lado, y el de la información científica, por otro.
De
allí que sea importante dedicar atención a estudiar la relación:
ciencia, investigación e información, que no debe entenderse sólo como
un trabajo de postas, sino de complementación simultánea, lograda por un
equipo bien integrado de personas que trabajen alentados por hacer de
la educación un sistema cualitativamente mejor.
5. Rayos
de luz
Hay
la idea tradicional de que los creadores no son buenos divulgadores, de
que los científicos son inaccesibles y seres extrañados de la realidad,
que los investigadores habitan imperturbables en sus gabinetes
solitarios.
Hay
también el concepto de que los agentes de la información tienen sus
actividades mecánicamente moduladas, sus técnicas convencionales, sus
procesos inalterables y a los cuales tienen que ceñirse rigurosamente.
Pero
los desafíos de la época, la tónica y el acento de los tiempos actuales
no son los reductos, las ínsulas ni las torres de marfil, sino los
amplios campos y las anchas avenidas.
Ha
sido el enfoque del trabajo por productos lo que ha prevalecido con
pésimos resultados, dominando tanto el ámbito de la investigación como
el de la información, y no la visualización de realidades que se
desenvuelven como procesos y que no reconocen a la información como la
mascota de los rayos de la luz del día que ingresan subrepticiamente a
la habitación.
6. Lo que exige
y dignifica la vida
Nos
hemos encandilado con los documentos sin importarnos los hechos; todo
lo que pasó y quedó en el camino, el destino recorrido, la experiencia
viva, que en educación resulta ser lo más valioso, no se prestó la
debida atención en ser recogida.
La
investigación es una empresa social, y como tal debe comunicarse,
debiendo participar en ella los trabajadores de la información;
consecuentemente debe ser pensada para su aplicación y uso, porque la
investigación si no se transfiere no tiene sentido.
Y
es la educación la única capaz de conseguir que estas actitudes cambien
y, consecuentemente, que se cimienten nuevos comportamientos en el
quehacer investigatorio e informativo.
Porque
ella genera los agentes del desarrollo científico, tecnológico y
cultural y propicia un ambiente de reconocimiento y apreciación del
valor no sólo de la ciencia y la tecnología sino del hombre para asumir
lo que exige y dignifica la vida.
7. Información
formativa
El
hijo de la educadora María Montessori cuenta que un día que se desató
un movimiento sísmico de gran magnitud, su madre cogiéndole de la mano
lo sacó a la ventana del edificio donde vivían y le dijo:
– Mario, vamos a conocer un terremoto.
Y empezó a explicarle los detalles de cómo se desenvuelve un movimiento telúrico, es decir vinculando hechos e información.
El
carácter de la información válida para la educación es entonces la
información formativa, trascendente y audaz, con capacidad de cambio.
Es
la información de naturaleza formativa en el bagaje del maestro,
aquella que impacte y se internalice en el alma del niño, la que
finalmente logre hacerse prioritaria.
Información que sea para el destino de la persona humana como lo es la energía para la materia.
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